Jeffrey D. Sachs, señalando que el bitcóin cuenta con fallas en su propio diseño y sus aclamadas propiedades, además de no ser exclusivas de la criptodivisa, están en la mira de los gobiernos.
El experto explica que el bitcóin no tiene valor intrínseco, sino que su popularidad se basa en la creencia de que la moneda será crecientemente aceptada a cambio de bienes y servicios. Este mismo principio ha impulsado históricamente el valor del dólar, pero los inversionistas aseguran que el bitcóin eclipsará a la divisa estadounidense porque ofrece anonimato y seguridad ante imprudentes políticas monetarias nacionales.
Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, no resta valor a los atributos del bitcóin, pero subraya que muchos de ellos se deben más bien al 'blockchain', mecanismo que permite el funcionamiento de la criptomoneda pero que muy probablemente seguirá existiendo en caso de que ella desaparezca.
En este sentido, el catedrático señala que el bitcóin no es diferente a las demás criptomonedas, y que más bien cuenta con una seria falla de diseño: su 'minería' consume demasiada electricidad y ahora representa un problema ambiental de emisiones de carbono. Tanto esta como otras preocupaciones —en torno a la evasión de impuestos y demás actividades ilícitas— han propiciado que gobiernos como China, EE.UU. y Corea del Sur comiencen a introducir regulaciones contra el bitcóin que, según Sachs, podrían significar su estocada final.