Hay pocas cosas en este mundo que todavía son puras, genuinas, libres de corrupción y escepticismo; si tuviera que enlistarlas podría pasar horas filosofando y debatiendo conmigo misma sobre dicha lista y la única de la cual no tengo dudas, es la inocencia de los niños.
Cada 28 de Diciembre se celebra el Día de los Santos Inocentes, un día dedicado a los niños, un día para aprender a valorar la visión que los niños tienen del mundo y para intentar preservar esa mirada sencilla, alegre, crédula e imaginativa de nuestros hijos ante las situaciones que les rodean.
Esa capacidad real de asombro y confianza que ellos tienen para con todo y todos es sorprendente y es que estos días su inocencia o será más bien credulidad son más tangibles que nunca, son tan reales que se contagian como una enfermedad viral.