Lectura recomendada en modo nocturno y en modo horizontal desde el celular.
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Mucho Gusto, otra vez Callando mi Perversidad
Ese día fui a conocerte, habíamos hablado solo un par de veces y te había visto nada más en fotos. Antes de salir, quise calmarme golpeándome en la cara, mientras me veía al espejo. Me seguía arreglando y pensaba que no debía notárseme, de buenas a primera, cuán adicto soy a las mujeres, a coger, a la perversidad y por ello debía disimular usando frases insulsas y educadas, para parecer un caballero y no el loco enfermo sexual que soy.
No queda de otra que ir pese al miedo. Una vez allí, en el café del centro comercial que acordamos, me senté a esperarte. El lugar está muy concurrido. Te vi caminando y, Diablos, sabía que estaba en problemas. ¡Ufff, qué piernas!, ¡qué porte!, ¡qué tetas y caderas!, todo envuelto en una cara a la que provocaba verla con el desespero de una rica culeada. Solo verte provocó que mi pene se prensara y se pusiera muy duro…
—Hola, mucho gusto, me llamo Samael. Ya quiero cogerte, poseerte, besarte las tetas primero que la boca antes que saludarte sin que importe que este lugar esté repleto de gente
—Hola, encantada me llamo Angélica. ¿Cómo estás?
—Excitado, con ganas de desnudarte y saltarme todos estos estúpidos protocolos de vernos primero en público que en la cama.
Bien vale, relajado, gracias por aceptar mi invitación. Mucho gusto.
—De nada, me daba miedo conocerte, mira que internet hay cada loco, pero, bueno, me transmitiste confianza.
—Sí, entiendo. No te creas, esto no lo hago mucho, soy muy tímido. Trato de abstenerme de salir Respira, cálmate Samael, aguanta, piensa en otra cosa, no pienses en que se vino vestida con un escote imposible de obviar y un olor que provoca quitárselo para impregnarla con el aroma del coito más exquisito
No quiero incomodarte, pero eres muy hermosa.
—Gracias, me sonrojas, jaja, también me pareces hermoso.
—Hermoso sería arrojarte sobre esta mesa, besarte, comerte la boca, lamerla y luego chuparte toda la piel, hacerte perder el pudor, excitarte y corromperte para que ni siquiera lo pienses y me dejes llenarte toda de saliva… Para loco, para, cálmate Samael, se va a dar cuenta
Coye, qué fortuna la mía parecerte atractivo. Pidamos algo de tomar, de repente siento que me sofoco y tengo mucha sed. ¿Qué te apetece?
—Una copa de vino para brindar por este encuentro, que espero que no sea el primero.
—Eso, embriágate, no joda, así, hazlo tú solita, así aflorarás tu desinhibición
¡Amén y Salud!... Por nuestra amistad...
Luego de eso nos tomamos la botella de vino rosado, rosado como debía tener los pezones por su blanca piel y debía tener su exquisita vagina.
—Qué nombre tan extraño el de Samael. ¿Qué significa?
—Pues, no lo sé jej, fue el nombre que me pusieron mis padres. !Sí lo sé! Es uno de los nombres del diablo, significa veneno de Dios, Ángel de la Muerte, pero yo no soy malo, solo estoy demasiado en contacto con mi lado animal. Sin embargo, lo simulo muy bien, incluso, todavía no te das cuenta cuán tensa está mi pelvis, ni cómo gotea la humedad de mi glande al verte, mis testículos están erizados, mientras mi pecho se infla como si tuviese un orgasmo. No soy alguien malo, solo no dejo de pensar en tener sexo y siempre estoy excitado.
—A mí me pusieron Angélica, porque mi mamá quería que fuera toda tiernita, pero ¿te digo algo?
—Dilo, di que eres una perra traviesa y pícara, tan enferma como yo, que está sudando por dentro y también está fingiendo ser una dama envuelta en ese ajustado vestido negro en el que se te ve un culo divino, al que provoca chupárselo en cuatro, ¡diloooo!
Claro Angélica, cuéntame con confianza.
—Aquí entre nos, voy a aprovechar que este vino se me subió a la cabeza y eeehhhh, uhhh.. Pues, resulté ser ninfómana, jeje, qué locura que te lo haya dicho, pero, no sé, algo me dice que lo comprenderás, espero no te sientas ofendido.
—Dioooosss, ¿ofendido por qué? Si eres todo lo que he soñado y callado, es hora de decirte todo lo que está en mi mente y que me he callado
Para nada. Es más, te voy a decir la verdad. Primero que todo saca tu teléfono y googlea Samael y por cierto, mucho gusto, otra vez.
Ella buscó el significado de mi nombre y me vio con miedo, pero con el miedo de la excitación y la intriga, el miedo de querer sentir un dolor mórbido como el de una buena nalgueada y el del sexo salvaje. Noté que se dio cuenta en seguida que lo que le quedaba de angelical había caído en manos de alguien que le saciaría por completo su ímpetu de mujer, por eso me dijo.
—¡Vaya, Samael, no sé qué decir–un instante de silencio seductor en el que nos veíamos a los ojos intensamente, como finalmente desnudándonos en la imaginación, interrumpió su respuesta. Luego la intriga y su sinceridad pudieron más y me preguntó. —¿Qué me piensas hacer?
—Solo observa y déjate llevar, hembra hermosa...
![](https://steemitimages.com/640x0/https://img.whaleshares.io/wls-img/miguelmederico/dafcbb9926d6ff39395c63f5b5254c07b2ea4fc3.jpeg)
Enseguida la cargué, ella entrelazó sus piernas de mi cadera, mientras mi capricho por su cuerpo se hizo realizad, pues la sostenía de aquel culo redondo y duro con una mano, mientras con la otra tensaba su cabello, echándole las cabeza hacia atrás, para besarle primero, como en mi imaginación, aquellas tetas grandes, jugosas y rosadas, pese a no haber llegado siquiera al manjar de sus labios. Duramos en eso solo unos segundos.
Justo cuando iba a besarla y a seguir manoseándola frente a todos los presentes, el personal de seguridad, que estaba muy cerca de nosotros, se abalanzó sobre ambos y nos separó. Estábamos tendidos en el suelo, su rostro y el mío pegados a ese suelo, en el que ambos nos mirábamos con deseo, pero estábamos sujetados por dos fuertes hombres que hablaban por sus radios y nos trataban como vulgares ladrones, cuando solo éramos dos perversos que se había descubierto en un café.
Minutos después, nos soltaron y nos dieron una charla moralista. Nos multaron y dijeron que no podíamos entrar más a aquel centro comercial por conducta indecorosa.
Continuará…
Fuente Fuente
Mucho Gusto, otra vez Callando mi Perversidad
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Ese día fui a conocerte, habíamos hablado solo un par de veces y te había visto nada más en fotos. Antes de salir, quise calmarme golpeándome en la cara, mientras me veía al espejo. Me seguía arreglando y pensaba que no debía notárseme, de buenas a primera, cuán adicto soy a las mujeres, a coger, a la perversidad y por ello debía disimular usando frases insulsas y educadas, para parecer un caballero y no el loco enfermo sexual que soy.
No queda de otra que ir pese al miedo. Una vez allí, en el café del centro comercial que acordamos, me senté a esperarte. El lugar está muy concurrido. Te vi caminando y, Diablos, sabía que estaba en problemas. ¡Ufff, qué piernas!, ¡qué porte!, ¡qué tetas y caderas!, todo envuelto en una cara a la que provocaba verla con el desespero de una rica culeada. Solo verte provocó que mi pene se prensara y se pusiera muy duro…
—Hola, mucho gusto, me llamo Samael. Ya quiero cogerte, poseerte, besarte las tetas primero que la boca antes que saludarte sin que importe que este lugar esté repleto de gente
—Hola, encantada me llamo Angélica. ¿Cómo estás?
—Excitado, con ganas de desnudarte y saltarme todos estos estúpidos protocolos de vernos primero en público que en la cama.
Bien vale, relajado, gracias por aceptar mi invitación. Mucho gusto.
![](https://steemitimages.com/640x0/https://img.whaleshares.io/wls-img/miguelmederico/dec3ee7e45b017e5c55bd76decef8a81588bfb05.jpeg)
—De nada, me daba miedo conocerte, mira que internet hay cada loco, pero, bueno, me transmitiste confianza.
—Sí, entiendo. No te creas, esto no lo hago mucho, soy muy tímido. Trato de abstenerme de salir Respira, cálmate Samael, aguanta, piensa en otra cosa, no pienses en que se vino vestida con un escote imposible de obviar y un olor que provoca quitárselo para impregnarla con el aroma del coito más exquisito
No quiero incomodarte, pero eres muy hermosa.
—Gracias, me sonrojas, jaja, también me pareces hermoso.
—Hermoso sería arrojarte sobre esta mesa, besarte, comerte la boca, lamerla y luego chuparte toda la piel, hacerte perder el pudor, excitarte y corromperte para que ni siquiera lo pienses y me dejes llenarte toda de saliva… Para loco, para, cálmate Samael, se va a dar cuenta
Coye, qué fortuna la mía parecerte atractivo. Pidamos algo de tomar, de repente siento que me sofoco y tengo mucha sed. ¿Qué te apetece?
—Una copa de vino para brindar por este encuentro, que espero que no sea el primero.
![](https://steemitimages.com/640x0/https://img.whaleshares.io/wls-img/miguelmederico/f420124a62c01968b669b70ffa532437f55d1b28.jpeg)
—Eso, embriágate, no joda, así, hazlo tú solita, así aflorarás tu desinhibición
¡Amén y Salud!... Por nuestra amistad...
Luego de eso nos tomamos la botella de vino rosado, rosado como debía tener los pezones por su blanca piel y debía tener su exquisita vagina.
—Qué nombre tan extraño el de Samael. ¿Qué significa?
—Pues, no lo sé jej, fue el nombre que me pusieron mis padres. !Sí lo sé! Es uno de los nombres del diablo, significa veneno de Dios, Ángel de la Muerte, pero yo no soy malo, solo estoy demasiado en contacto con mi lado animal. Sin embargo, lo simulo muy bien, incluso, todavía no te das cuenta cuán tensa está mi pelvis, ni cómo gotea la humedad de mi glande al verte, mis testículos están erizados, mientras mi pecho se infla como si tuviese un orgasmo. No soy alguien malo, solo no dejo de pensar en tener sexo y siempre estoy excitado.
—A mí me pusieron Angélica, porque mi mamá quería que fuera toda tiernita, pero ¿te digo algo?
![](https://steemitimages.com/640x0/https://img.whaleshares.io/wls-img/miguelmederico/9a3a8231f47bf867cad3ff26fa788d7e5c743d78.jpeg)
—Dilo, di que eres una perra traviesa y pícara, tan enferma como yo, que está sudando por dentro y también está fingiendo ser una dama envuelta en ese ajustado vestido negro en el que se te ve un culo divino, al que provoca chupárselo en cuatro, ¡diloooo!
Claro Angélica, cuéntame con confianza.
—Aquí entre nos, voy a aprovechar que este vino se me subió a la cabeza y eeehhhh, uhhh.. Pues, resulté ser ninfómana, jeje, qué locura que te lo haya dicho, pero, no sé, algo me dice que lo comprenderás, espero no te sientas ofendido.
—Dioooosss, ¿ofendido por qué? Si eres todo lo que he soñado y callado, es hora de decirte todo lo que está en mi mente y que me he callado
Para nada. Es más, te voy a decir la verdad. Primero que todo saca tu teléfono y googlea Samael y por cierto, mucho gusto, otra vez.
Ella buscó el significado de mi nombre y me vio con miedo, pero con el miedo de la excitación y la intriga, el miedo de querer sentir un dolor mórbido como el de una buena nalgueada y el del sexo salvaje. Noté que se dio cuenta en seguida que lo que le quedaba de angelical había caído en manos de alguien que le saciaría por completo su ímpetu de mujer, por eso me dijo.
—¡Vaya, Samael, no sé qué decir–un instante de silencio seductor en el que nos veíamos a los ojos intensamente, como finalmente desnudándonos en la imaginación, interrumpió su respuesta. Luego la intriga y su sinceridad pudieron más y me preguntó. —¿Qué me piensas hacer?
—Solo observa y déjate llevar, hembra hermosa...
![](https://steemitimages.com/640x0/https://img.whaleshares.io/wls-img/miguelmederico/dafcbb9926d6ff39395c63f5b5254c07b2ea4fc3.jpeg)
Enseguida la cargué, ella entrelazó sus piernas de mi cadera, mientras mi capricho por su cuerpo se hizo realizad, pues la sostenía de aquel culo redondo y duro con una mano, mientras con la otra tensaba su cabello, echándole las cabeza hacia atrás, para besarle primero, como en mi imaginación, aquellas tetas grandes, jugosas y rosadas, pese a no haber llegado siquiera al manjar de sus labios. Duramos en eso solo unos segundos.
Justo cuando iba a besarla y a seguir manoseándola frente a todos los presentes, el personal de seguridad, que estaba muy cerca de nosotros, se abalanzó sobre ambos y nos separó. Estábamos tendidos en el suelo, su rostro y el mío pegados a ese suelo, en el que ambos nos mirábamos con deseo, pero estábamos sujetados por dos fuertes hombres que hablaban por sus radios y nos trataban como vulgares ladrones, cuando solo éramos dos perversos que se había descubierto en un café.
Minutos después, nos soltaron y nos dieron una charla moralista. Nos multaron y dijeron que no podíamos entrar más a aquel centro comercial por conducta indecorosa.
Continuará…
Continuará…
Me recuerda mi aventura con la Yuletzi, esa noche si fue burde calidá menor.
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WoW...
Que combinación perfecta le diste a tu relato erótico, tu forma de plasmarla las letras, cada palabra, me encantó; eres un encanto literario, tu narrativa es coloquial, con palabras de uso cotidiano, que te permitirá adentrar al público que te leemos, y de seguro se van a sentir super familiarizado con la manera que transmite tus letras, y quedarán sumergido en este mundo que nos ha introducido... Y pues claro, estaré pendiente para leerte en la proximo encuentro, espero que sea pronto...
Jajajajaja, y atendiendo a lo que dice el @pausero ese encuentro con la Yuleixi sí que se ve interesante, a ver si se anima a contarnolos también... Jejeje...
Saludos cordiales.
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