Otra bocanada, por favor | Relato EróticosteemCreated with Sketch.

in nsfwizard •  6 years ago  (edited)


Lectura recomendada en modo nocturno y vista horizontal desde el celular

4:00 am. Estaciono por un momento frente a una discoteca sin apagar el carro. Hay un revuelo. Bajo el vidrio para ver lo que sucede… Es solo es la gente saliendo borracha del local.

Luego de una noche de mucho alcohol, observo como unas mujeres se ríen, coquetean entre sí, fuman, salen sudadas del local, la mayoría de ellas muy jóvenes, con vestidos ajustados y todo en su lugar. Mejor termino de llegar a casa.

Cuando estoy dispuesto a irme, agarro la botella que me he estado bebiendo y le arrebato otra bocanada. De pronto, antes de que suba el vidrio, llega una muchacha con el maquillaje hecho un desastre. Llora, está desesperada, me pide que la ayude.

Está ebria, me dice que la lleve a su casa. Su novio la dejó botada y no tiene dinero para pagar un taxi. Es súper hermosa, una bebé, con unas caderas, abdomen y traseros demasiado llamativos como para que todos sus escotes y esa minifalda sean casualidad.

La invito a subir y salimos rumbo a su casa, que queda cerca de la mía. A lo que ve la botella con el licor de Coñac, me pide que nos detengamos. Ella quiere seguir bebiendo y yo también. Paramos a un lado de la vía pública, que parece un área privada por solo que está a esa hora.

—¡Salud!, por los hombres, que son unos perros, pero esta noche la perra seré yo. —me dice.

En seguida, se limpia la boca con el antebrazo, se abalanza sobre mí con fuerza, tomándome por la cadera y halándome hacia ella, mientras que con la otra mano me agarra por el cuello y me da un beso fuerte e intenso, excedido de lengua, de una lengua que sabe mover y con la que llega a los puntos de placer de mi boca.

Luego con fuerza rompe de un golpe mi camisa, empieza a besarme, lamerme y tocar mi cuello, baja hacia el pecho, continúa por el abdomen y se detiene frente a mi miembro, lo toca por encima del pantalón, lo palpa, mientras también manosea mis nalgas.

Empieza a quitarme la correa, baja el cierre y me mira, pero su cara ya no es la de la niña de 18 años que lloraba hace segundos. En su rostro veo una maldad exquisita, una sonrisa de venganza sin culpa, unos ojos que pronto veré titilar y unos labios dulces que se llenarán del manjar que expide mi pene.

Cuando está por metérselo a la boca, para dominarme a su placer, se lo impido.

La cargo para quedar viéndonos a los ojos y en seguida, la volteo y la giro. Su boca nuevamente ha llegado a mi miembro, pero esta vez, tengo mis labios en los de su vagina… Con una de mis manos le bajo la ajustada falda, le sobo el culazo que tiene y con la otra la cargo.

Ella gime, está hecha babas en mi boca, y con la suya me chupa las bolas y el pene. Se lo mete todo, lo escupe, pero se detiene para gemir y apretármelo con fuerza. No puede concentrase por la rica mamada que le estoy dando. Cada que puede me lame y me chupa, pero vuelve a dejar de hacerlo, para gemir, aguantar y disfrutar como le devoro las nalgas y su coño.

Le meto la lengua hasta más no poder, le entierro mi boca, la mamo completa, sus labios, su clítoris, su ano, todo a la vez y por partes.

Sigo parado, cargándola en ese 69, pero ha llegado la hora de jugarme otro número y ponerla en cuatro. La vuelvo a virar, la pego del capot delantero del carro, para abrirla, meterle mi pene prensado y para hacérselo con la violencia que nos pide el momento.

Adentro y afuera con violencia, mientras la vuelvo a besar con desespero. Adentro y afuera salvajemente, mientras le agarro las tetas, le doy nalgadas y la hago sentir bien hembra. Adentro y afuera, mi pene en su exquisita vulva, nos miramos sabiendo la magnitud del pecado que cometemos y que lo hacemos al margen de carros, que por ahora no pasan, pero eso nos excita hasta llegar al borde, por lo descabellado de la historia.

Incremento la velocidad y ella gime más, reconozco ese tono femenino preorgásmico y eso acelera el mío. Le abro bien el culo, le veo las piernas temblando por mi calor y el frio del ambiente. Se lo vuelvo a meter, la apretó con más fuerza, se lo hago con más profundidad y velocidad, hasta que siento como vibra su vagina y se viene, grita, grita, gime duro, y yo sigo cogiéndomela, pese a que su cuerpo no puede más.

La vuelvo la virar, ella se agacha, aún está un poco excitada. La pongo a mamar y me masturbo 20 segundos para llegar y llenarle de esperma la boca y las mejillas. ¡Ohhhhhhhhh! Ahora soy yo el que vibra y queda exhausto, mientras ella se traga y saborea el semen que tiene en su piel y las gotas que siguen saliendo de mi miembro con el que la cacheteo.

“Lo has hecho otra vez, Samael”, me digo a mí mismo.

Luego, la ayudo a reincorporarse, limpiarse y vestirse. Ella me pide que, por favor, le dé otra bocanada más, antes que nos marchemos.

—¿De coñac o de mí? —le pregunto, sonriendo.

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