Te pido ante todo Dios Uno y Trino.
Por amor a tu Palabra y a tu enorme piedad de quién no perdonó a su Unigénito para darle salvación al género humano que respiraba pecado.
Sí, Dios de mi corazón, gracias por darme las fuerzas necesarias para llegar a esta hora del día, gracias por todo lo que he podido lograr por favor tuyo y de la multiforme Gracias Vuestra mi Maestro y Padre.
Gracias Padre Santo entre los Santos, porque a pesar de los afanes que me hacen perder muchas veces en el día el fin único al que me debo, y es la santidad junto a ti alrededor de mis hermanos los prójimos, y junto a mí estarás sé que estarás, aún cuando llore, cuando clame, cuando gima, aún cuando sentí que no tenía soluciones, porque el eco de tu espíritu Santo no hacía eco en las cavernas del silencio de la vida contigo.
Así, Tú distes tribulaciones para cargarlas como las cruces del Señor en la Gólgota, aún cuando sentía que ya no podía Tú me llenaste de tu fuerza para luchar y vencer.
Alabado seas porque te revelas con palabras de amor y tu bondad siempre está disponible para ser captada y asumida desde mi corazón para vivir en tus caminos. Tómame, Señor, porque necesito más de Ti, toma mi mente y haz que mis pensamientos sean guiados por Ti, direcciona mi camino, haz que camine con paso firme, que pueda seguirte tranquilo porque mi confianza está puesta en Ti.
Te entrego mi corazón para que siempre en él haya cosas buenas, porque Tú mismo lo has dicho, de lo que hay en el corazón hablan los labios. Te pido que me des la sabiduría necesaria para expresar con claridad lo que pienso, mis opiniones y posturas, para que ellas no atenten contra la integridad de las personas que me escuchan. Bendíceme para que siempre esté presto a escuchar a los demás y emitir mensajes claros y precisos. Gracias por cuidar mis sueños y por lléname de paz y amor.
Oh, dulce huésped del Alma nuestra y que reconfortas al afligido.
Pido por el Santo Padre Francisco.
Pido por la Iglesia Toda.
Pido por los Obispos y en especial por mi Padre y Pastor, Maestro y Amigo, Mons. Carlos del Castillo.
Y a los sacerdotes, líbralos de las insidias del Demonio, la Carne y el Mundo. Amén.
Siempre es < Quien cultiva la humildad y se cultiva en espíritu de pobreza y piedad.
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