Niccolo Paganini fue un músico de orígenes italianos nacido en la ciudad de Génova, en el año 1782. Su increíble talento lo destino a ser una de las personalidades que dejaran huella en la historia e incluso, a la creación de la leyenda de la cual hablaremos el día de hoy. Y es que se decía que su habilidad con el violín iba más allá de las facultades terrenales. Su talento era tal, que había quien aseguraba que tenía un pacto con el demonio, de modo que nadie era capaz de igualar su destreza al tocar el instrumento. Un hecho que aunado a su aspecto poco agraciado y la pasión de sus interpretaciones, resultaba escalofriante y curioso.
La historia de Paganini comienza desde su concepción. Su madre afirmaba que al encontrarse embarazada de él, había visto en sueños al mismo diablo, quien le anunciaba que su hijo estaba destinado a ser uno de los músicos más grandes de la época. Fue a partir de este incidente que su padre se convenció. Después de nacer y apenas tuvo la edad suficiente, el futuro violinista fue disciplinada para ensayar hasta 10 horas doarias con su instrumento, hecho que lo adiestró como pocos en su ejecución. En los primeros años de su infancia, ya contaba con la destreza suficiente como para dejar ver sus dotes musicales: era un niño prodigio.
Con el afán de que Niccolo mejorará su enseñanza, su padre recurrió al maestro Alessandro Rolla, uno de los mejores en aquel tiempo y en quien confiaba para instruyera al muchacho. Sin embargo, tras escuchar uno de los conciertos que Paganini le dió, él mismo terminó por decirle que no tenía nada que enseñarle; había superado con creces sus expectativas. Sería una de las primeras señales de que el joven violinista, se encaminaba hacia la grandeza.
La vida social de Paganini
Mucho se ha hablado sobre el aspecto físico del músico italiano. Él no era apuesto, pese a lo cual tuvo intensos amoríos. Testigos de la época lo describen como una persona de altura promedio, con una piel tan pálida que le daba aspecto de cádacer, el cabello largo, oscuro y descuidado. Tenía también una nariz grande y los ojos negros. A pesar de que llegó a acumular grandes sumas de dinero, por el cobro de sus honorarios como violinista, siempre prefirió vestir de forma austera y sencilla, con abrigos descocidos y de negro.
Su talento sin embargo, suplió su falta de atractivo haciéndole despertar el interés de diversas mujeres, como la bailarina Antonia Bianchi, con quién más tarde tendría un hijo. Las hermanas de Napoleón Bonaparte, también se cuentan en la lista de sus amantes.
Paganini también tenía un gusto excesivo con el juego, que rayaba en el vicio. En más de una ocasión se vio involucrado en apuestas al azar, en las que llegó a dejar su inseparable violín como prenda. Ae comentaba que el hecho de jugar le causaba tanta pasión, como la música a la que había dedicado su vida entera. Lo cierto es que este fue un hábito constante en su vida.
La leyenda del violín
Por muchos años persistió la leyenda de que Paganini, había obtenido sus dotes para la música del mismo demonio. La habilidad con la que tocaba su instrumento resultaba sobrenatural. Muchas eran las personas que aseguraban que tras haber matado a un rival, él mismo había sido llevado a los infiernos y regresado a la Tierra, con la promesa de dejarle su alma al diablo, a cambio de aquel talento. Y había una cosa más: su violín, al que en pleno concierto se le rompieron tres de cuatro cuerdas, fue capaz de producir los sonidos completos de todo un concierto de manera inexplicable.
Sonata del diablo nicolo paganini -
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