EL CUENTO DE UNA ENCUESTA SOBRE UN PENALTY
Se había terminado el juego de futbol entre la Juventus y el Real Madrid.
Los comentaristas en la televisión estaban conversando sobre el penalty y la decisión del árbitro. Era un canal de Directv experto en deportes, y ese programa era especialmente experto en futbol.
Las opiniones estaban divididas. Unos decían que sí había sido falta y que si era penalty. Otro grupo decía que no, y que el árbitro se había equivocado. Sobre eso discutían de manera acalorada, teniendo y no teniendo razón, pues en eso consistía la línea del programa.
La cosa estaba subida en intensidad, pues esa decisión del árbitro había dado punto final a un equipo, y el pase al otro, justamente, en el minuto 93, en el extra tiempo añadido, y era para alegrarse y arrabiarse, al mismo tiempo.
El hecho es que había que sumar opiniones, tanto a favor, o en contra de tal decisión arbitral. Por otro lado, en nada serviría porque las decisiones de los árbitros son inapelables, aún cuando se hayan equivocado. Y eso es lo que hace que el futbol sea tan fascinante, porque hace que el ver el futbol sea una fascinación hasta encantadora, independientemente de todas las estadísticas.
Entonces, el conductor del programa, con micrófono en mano, fue pasando de entre todos los trabajadores del canal en ese programa de deportes, para ir sumando puntos estadísticos en por “si fue penalty”, y por el “no fue penalty”. Los camarógrafos decían que sí, y otros que no; hasta que llegó a uno de ellos, quien dijo que “no era penalty”.
El conductor, enseguida, reaccionó y preguntó que por que “no era penalty”, y el último encuestado dijo que porque todos habían dicho que no era; por eso, él, también decía que “no era penalty”, y reconoció de inmediato que él no había visto el partido de futbol en cuestión, ni mucho menos había visto la jugada, y que no sabía; pero, como todos decían que no era penalty, él también decía que “no lo era”.
Y, el conductor del programa, pareció sentirse avergonzado, porque, según su parecer, él estaba buscando inclinar la opinión en que no había sido penalty, y tal vez, comprendió en ese momento que se puede manipular la opinión a antojos, y que el ultimo encuestado lo había dejado en vergüenza, pues, simplemente, opinaba lo que según la mayoría, y no por conocimiento. Y, eso era fatal.
Y, la discusión siguió su rumbo, no cambiando en nada la decisión arbitral.
Y, colorín-colorado; este cuento se ha acabado.
Fin.
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