La oscuridad es abrumadora, me aprieta el pecho ¿por qué? Hace años que me había dejado de dar miedo la oscuridad, esa ansiedad en la que puedo describir con la sudoración excesiva y la taquicardia.
Pero esta vez es diferente lo cual significa que no es igual a mis miedos nocturnos. Ni siquiera puedo expandir mi pecho o sentir el sudor resbalando por mi frente. Hay algo diferente: parecido al ardor en mi pecho y mis pulmones mezclado con frío al rededor de mi cuerpo. No se si tengo los ojos cerrados o la oscuridad es tan densa que me hace pensar que los tengo fuertemente apretados.
Abro la boca y mi aliento se desliza en una hermosa burbuja de color plateado o tal vez esa es mi percepción, mi última luz.
Ya da igual todo, estar sumergida en las turbulentas aguas en medio de este huracán es mucho mejor que estar enterrada en un ataúd.
Aunque... Pensándolo bien: en cualquiera de las dos opciones te quedas sin aire.