En mi insignificancia, la precaria vida se desencadena, tan insoportable, estática y serena, inclemente abismo de inalterable naturaleza.
No hay nada; es la soledad, abismal y penetrante.
Arrastrando mi espíritu a tal angustia, profunda y atemorizante, un denso pasillo de silencio, donde habitan mis más profundos pensamientos. Que intranquilidad el verme a mí mismo. Horrible soy, me siento indigno
No quiero estar solo; ¿pero quién querría estar conmigo? cuan doloroso es estar privado de cercanía. No existe una cálida caricia que me haga compañía.
Esta, arrulladora, cálida y gentil, cual rayo de sol al alba es esquiva.
Mas ahora el amable sentir, frío y áspero de la privación acaricia mi cuerpo.
Densamente grácil, presiona su bota de hielo sobre mi pecho, me sumerge en su lecho.
En la fría lava que es su reino.
¿Dónde están mis amigos?
Quizá del mismo modo, sumergidos.
Oh, pobre de mí, solo vivo de precarios recuerdos.
Oh, pobre de mí, rondas en mi los recuerdos.
Igualmente precarios y densos.
Quiero que se detenga, hagan que se detenga
No hay nada; es la soledad, abismal y penetrante
Tiene largas manos, delgadas, suaves, que te abrazan hasta asfixiarte.
No quiero estar solo; es doloroso la privación de semejantes.
¿Dónde están mis amigos?
De igual forma, sumergidos.
Escucho sus voces, brotan en mis oídos, con temor me asomo.
...suplicando me piden que no los deje solos.
______________ Met