Alguien Sueña, Jorge Luis Borges

Minha leitura do poema de Borges: Alguém Sonha, gravado no original em castelhano, Alguien Sueña.
Abaixo a reprodução do mesmo na língua materna, seguida por sua tradução em português.

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¿Qué habrá soñado el Tiempo hasta ahora, que es, como todos los ahoras, el ápice? Ha soñado la espada, cuyo mejor lugar es el verso. Ha soñado y labrado la sentencia, que puede simular la sabiduría. Ha soñado la fe, ha soñado las atroces Cruzadas. Ha soñado a los griegos que descubrieron el diálogo y la duda. Ha soñado la aniquilación de Cartago por el fuego y la sal. Ha soñado la palabra, ese torpe y rígido símbolo. Ha soñado la dicha que tuvimos o que ahora soñamos haber tenido. Ha soñado la primer mañana de Ur. Ha soñado el misterioso amor de la brújula. Ha soñado la proa del noruego y la proa del portugués. Ha soñado la ética y las metáforas del más extraño de los hombres, el que murió una tarde en una cruz. Ha soñado el sabor de la cicuta en la lengua de Sócrates. Ha soñado esos dos curiosos hermanos, el eco y el espejo. Ha soñado el libro, ese espejo que siempre nos revela otra cara. Ha soñado el espejo en que Francisco López Merino y su imagen se vieron por última vez. Ha soñado el espacio. Ha soñado la música, que puede prescindir del espacio. Ha soñado el arte de la palabra, aún más inexplicable que el de la música, porque incluye la música. Ha soñado una cuarta y la fauna singular que la habita. Ha soñado el número de la arena. Ha soñado los números transfinitos, a los que no se llega contando. Ha soñado al primero que en el trueno oyó el nombre de Thor. Ha soñado las opuestas caras de Jano, que no se verán nunca. Ha soñado la luna y los dos hombres que caminaron por la luna. Ha soñado el pozo y el péndulo. Ha soñado a Walt Whitman, que decidió ser todos los hombres como la divinidad de Spinoza. Ha soñado el jazmín, que no puede saber que lo sueñan. Ha soñado las generaciones de las hormigas y las generaciones de los reyes. Ha soñado la vasta red que tejen todas las arañas del mundo. Ha soñado el arado y el martillo, el cáncer y la rosa, las campanadas del insomnio y el ajedrez. Ha soñado la enumeración que los tratadistas llaman caótica y que, de hecho, es cósmica, porque todas las cosas están unidas por vínculos secretos. Ha soñado a mi abuela Frances Haslam en la guarnición de Junín, a un trecho de las lanzas del desierto, leyendo su Biblia y su Dickens. Ha soñado que en las batallas los tártaros cantaban. Ha soñado la mano de Hokusai, trazando una línea que será muy pronto una ola. Ha soñado a Yorick, que vive para siempre en unas palabras del ilusorio Hamlet. Ha soñado los arquetipos. Ha soñado que a lo largo de los veranos, o en un cielo anterior a los veranos, hay una sola rosa. Ha soñado las caras de tus muertos, que ahora son empañadas fotografías. Ha soñado la primer mañana de Uxmal. Ha soñado el acto de la sombra. Ha soñado las cien puertas de Tebas. Ha soñado los pasos del laberinto. Ha soñado el nombre secreto de Roma, que era su verdadera muralla. Ha soñado la vida de los espejos. Ha soñado los signos que trazará el escriba sentado. Ha soñado una esfera de marfil que guarda otras esferas. Ha soñado el calidoscopio, grato a los ocios del enfermo y del niño. Ha soñado el desierto. Ha soñado el alba que acecha. Ha soñado el Ganges y el Támesis, que son nombres del agua. Ha soñado mapas que Ulises no habría comprendido. Ha soñado a Alejandro de Macedonia. Ha soñado el muro del Paraíso, que detuvo a Alejandro. Ha soñado el mar y la lágrima. Ha soñado el cristal. Ha soñado que Alguien lo sueña.

alguien sueña, In los conjurados (1985)

O que terá sonhado o Tempo até agora, que é, como todos os agoras, o ápice? Sonhou a espada, cujo melhor lugar é o verso. Sonhou e lavrou a sentença, que pode simular a sabedoria. Sonhou a fé, sonhou as atrozes Cruzadas. Sonhou os Gregos, que descobriram o diálogo e a dúvida. Sonhou a aniquilação de Cartago pelo fogo e pelo sal. Sonhou a palavra, entorpecido e rígido símbolo. Sonhou a felicidade que tivemos ou que agora sonhamos haver tido¹. Sonhou a primeira manhã de Ur. Sonhou o misterioso amor da bússola. Sonhou a proa do norueguês e a proa do português. Sonhou a ética e as metáforas do mais estranho dos homens, aquele que morreu uma tarde em uma cruz. Sonhou o sabor da cicuta na língua de Sócrates. Sonhou esses dois curiosos irmãos, o eco e o espelho. Sonhou o livro, esse espelho que sempre nos revela outra face. Sonhou o espelho em que Francisco López Merino e a sua imagem se viram pela última vez. Sonhou o espaço. Sonhou a música, que pode prescindir do espaço. Sonhou a arte da palavra, ainda mais inexplicável que a da música, porque inclui a música. Sonhou uma quarta dimensão e a fauna singular que a habita. Sonhou o número da areia. Sonhou os números transfinitos, aos quais não se chega contando. Sonhou o primeiro que ouviu no trovão o nome de Thor. Sonhou as faces opostas de Jano, que não se verão nunca². Sonhou a lua e os dois homens que caminharam sobre a lua. Sonhou o poço e o pêndulo. Sonhou Walt Whitman, que decidiu ser todos os homens, como a divindade de Espinosa. Sonhou o jasmim, que não pode saber que o sonham. Sonhou as gerações das formigas e as gerações dos reis. Sonhou a vasta rede que tecem todas as aranhas do mundo. Sonhou o arado e o martelo, o câncer e a rosa, as badaladas da insônia e o xadrez. Sonhou a enumeração que os tratadistas chamam de caótica e que, de fato, é cósmica, porque todas as coisas estão unidas por vínculos secretos. Sonhou a minha avó Frances Haslam na guarnição de Junín, a um passo das lanças do deserto, lendo a sua Bíblia e o seu Dickens. Sonhou que nas batalhas os tártaros cantavam. Sonhou a mão de Hokusai, traçando uma linha que logo será uma onda. Sonhou Yorick, que vive para sempre em algumas palavras do ilusório Hamlet. Sonhou os arquétipos. Sonhou que durante os verões, ou em um céu anterior aos verões, há uma única rosa. Sonhou os rostos dos teus mortos, que agora são desbotadas fotografias. Sonhou a primeira manhã de Uxmal. Sonhou o ato da sombra. Sonhou as cem portas de Tebas. Sonhou os passos do labirinto. Sonhou o nome secreto de Roma, que era a sua verdadeira muralha. Sonhou a vida dos espelhos. Sonhou os signos que traçará o escriba sentado. Sonhou uma esfera de marfim que guarda outras esferas. Sonhou o caleidoscópio, grato aos ócios do enfermo e do menino. Sonhou o deserto. Sonhou a aurora que espreita. Sonhou o Ganges e o Tâmisa, que são nomes da água. Sonhou mapas que Ulisses não teria compreendido. Sonhou Alexandre da Macedônia. Sonhou o muro do Paraíso, que deteve Alexandre. Sonhou o mar e a lágrima. Sonhou o cristal. Sonhou que Alguém o sonha.

alguém sonha, In poesia (2009), trad. josely vianna baptista, ed. companhia das letras.

Tomei a liberdade de alterar duas minúcias da tradução original:

¹ Originalmente: "que não vão se ver por nada".

² Originalmente: "ou que agora sonhamos que tivemos".