Pesadilla de una Vida Adolescente (parte 4)

in poema •  6 years ago 

Escuchaba la clase en silencio, como todos mis compañeros, cuando se suscitó un ligero movimiento entre todos pasando de uno a otro un pequeño trozo de papel. Por supuesto no reparé en ello hasta que dicho papel llegó a mis manos, doblado y con mi nombre sobre él. Lo abrí y el mensaje apareció ante mis ojos:
“...Déjame que me calle con el silencio tuyo...”
Alcé el rostro enseguida y fugazmente lo vi a través del ventanal antes de que desapareciera. No era difícil imaginar quien me lo había enviado. No reparé en que exteriorizaba mi sonrisa hasta que me di cuenta que todos mis compañeros me observaban. Fue un principiante de poeta del que todos se burlaban, quizás porque no lo entendían, que pasado el primer momento me dijo buscando que nadie lo escuchara.

  • Es hermosa tu sonrisa, lástima que no sonrías a menudo.

Al rato siendo la hora de salida, atravesé el pasillo y salí al patio con la ilusión de ver a Leonardo, aunque sabía que ya se había ido, fue cuando por primera vez me di cuenta que despertaba cierto interés en los chicos, no se había equivocado Leonardo. En un primer instante creo que me agradó, pero después sentí renuencia y un desagradable escalofrío me recorrió el cuerpo. Me estaba exponiendo demasiado por nada, al menos fue a la conclusión que llegué en ese momento y que me hizo sentir terriblemente absurda y deprimida.


En mi habitación permanecía recostada de manera transversal sobre la cama hojeando una revista de cómics que permanecía sobre el piso. Me distraía observar las figuras sin leer. Mi progenitora entró, pero yo no me volví. Sabía que era ella, siempre entraba sin llamar, aunque era mejor así porque nunca se lo hubiese permitido. ¿Hablaba?, tal vez sí, pero yo no la escuchaba. Cuando ella hablaba siempre tenía como un radio encendido a todo volumen en mis oídos. La sentí sentarse sobre la cama, creo que alzaba la voz, pero me daba igual. Seguí hojeando la revista. ¿Qué porqué la llamaba progenitora?, porque eso era lo que era, eso tan solo.

Por primera vez se atrevió a ser brusca conmigo y volverme hacia ella. Por su expresión me di cuenta que gritaba y estaba a un paso del llanto. Me quedé mirándola sin expresar nada, porque nada sentía. Lo gritaba, pero yo solo lo escuché leve y lejano.

  • ¡Dime algo!
    También lejana escuché mi voz cuando respondí.
  • Progenitora...
    Se me quedó mirando sorprendida y se llevó ambas manos al rostro húmedo de lágrimas, luego se incorporó y salió rápido de la habitación. Me recosté sobre la almohada y me propuse dormir. ¡No había pasado nada! ¡Todo seguía igual!

Al rato un ligero movimiento en la habitación me hizo abrir los ojos. Mis dos hermanos permanecían al pie de la cama observándome. Era la primera vez que se enfrentaban a mí abiertamente desde que la abuela me había dejado entre ellos.

  • No puedes seguir tratando a mamá así – me esforcé en escucharlos. Al saber a qué se estaban refiriendo pensé dejar de escucharlos, pero reparé en que no estaba actuando de la mejor manera, por lo que resolví hacer un esfuerzo para seguir escuchándolos.
  • Sufre, está sufriendo desde hace años en que ocurrió todo.
  • Desde que llegaste ha esperado que cambies de actitud. No puedes seguir comportándote de ese modo y haciéndole daño.
    ¿Daño? ¿Habían hablado de daño? La palabra me dio risa ¿Quién hizo daño a quién?
  • Te ha soportado lo mejor que ha podido, pero ya no puede.
    Los vi más fijamente. Era curioso, pero hasta ese momento no había reparado en que mis dos hermanos eran gemelos.
  • Estuviste traumatizada por mucho tiempo, pero ya estás bien, es hora que reacciones y comiences a formar parte.
    De momento pensé que tal vez hubiese sido posible si me hubiesen confrontado años atrás, cuando la abuela me dejó entre ellos. Ahora consideraba que era tarde. Pensaba que debía hablarles, pero no me salían las palabras. Cerré los ojos pensando en el mensaje de Leonardo.
    “Me gustas cuando callas porque estás como ausente...”
    Resolví pedirle que me lo declamara completo, nunca antes me habían gustado los poemas, pero ya comenzaban no solo a gustarme sino a conmoverme e inspirarme.
Authors get paid when people like you upvote their post.
If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE STEEM!