Solo queda el silencio,
Y una habitual soledad,
Como compañía,
Y en ella tu recuerdo me persigue.
Los rastros de tu ausencia,
Están por todas las partes,
De mi alma,
De mi corazón,
De mi ser,
Te quedaste clavada en mi mente.
En lo más recóndito de mis pensamientos.
He querido,
Pero no he podido,
Arrancarte de mí,
Lo intento,
Con todas mis fuerzas,
Con todas mis ansias.
No sé si te odio,
O te quiero,
Si fuiste real,
O tan solo una ilusión.
Solo se,
Que quiero olvidarte,
Así sea con un odio fingido,
Con una que otra treta,
Que me ayude a despojarme,
De este sentimiento,
Que no llegó a nacer si quiera,
Que no vivió en el mundo real,
Ni un solo día,
Ni un solo instante.