Ha quedado mi silueta en sesiones
acalambradas de un lánguido pesar,
He quedado arrastrándome en estos duros
y miserables minutos.
Revuelven huracanados mi cavilar
hasta voltear mis ojos,
sin descanso.
He quedado por más de una vez con un café,
que al despertar parece ser el néctar del pasado,
donde su aroma es como el resonar de un:
"Siempre estaré"
He quedado también sumido por el día;
estirarme en mis sábanas es algo incómodo,
si tú no estás;
“-Buenos días Tosho”
y por frágiles que sean las partículas que ahora arropan
la maitinada, logran formar una bruma negra que sólo yo veo.
Fueron y nunca serán de nuevo: ¡venenos de invierno!
Venenos que adicción me brindaste,
Que mientras moría envenenado, ibas curándome.
Fueron y nunca serán de nuevo: ¡nuestras siluetas amándose!
y he quedado, saboreando el café en cada maitinada,
espantando su aroma y quemándome con la taza.
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Autor: Gabriel Torrealba
Comentarios:
Mi primera publicación acá, espero sea de su agrado y disfruten de mi poesía.