El sonar de mi cuerpo crujir, el pesado bulto que carga mi espalda por todo lo realizado durante el día. Provoca en mi, las pocas ganas de hacer nada más que acostarme a dormir.
Ese reflejo que ilumina mi rostro, me llama de manera irracional. Color rojo, postrado sobre la madera que lo cuida, un sin fin de caídas que endulzan su portada. Así es, es el libro que quiero terminar de leer hace ya algunas semanas.
No se en que momento deje el hermoso habito de leer. Ahora dedico mis horas de auto educación mediante lo audiovisual. ¿Acaso es incorrecto? ¿Importa la forma de como cada día me enseño a pensar?
Un miedo recorre mis profundos lagos de ignorancia. Quizás voy por le peor rumbo, la no tradición.