Con no poca sorpresa y, debo reconocer, algo de molestia, he leído la introducción a un artículo firmado por Israel Viana de fecha 23 del mes de abril de este año, en la sección historia del diario español ABC en su página web, titulado: “La carta de Simón Bolívar que origino el odio actual de Venezuela hacia la España «opresora y genocida»
Empieza el artículo de marras diciendo: “Desde que el presidente Hugo Chávez subió al poder en 1999, hasta su muerte en 2013, los ataques contra España fueron una constante que calaron en un sector muy importante de la población de Venezuela. También es fácil comprobar esa animadversión en el discurso político de su sucesor, “Nicolan” Maduro (ya arrastra este error en el nombre del usurpador el cual es Nicolás) y de los hermanos Castro en Cuba desde que triunfó la revolución en 1959. Da igual que sus proclamas se expresen con excesos retóricos, porque la consideración de nuestro país como la peor tiranía de la historia es una práctica con más de 200 años de historia cuyo origen lo tenemos perfectamente localizado: la famosa ‘Carta de Jamaica’ que Simón Bolívar escribió en 1815 en Kingston”.
Hasta allí lo que pude leer del articulo ya que para leerlo completo se requiere pagar una suscripción al mencionado diario la cual, como entendemos, no tengo. Pero igual lo que me parece más importante y lo que me llama a escribir este pequeño conjunto de palabras es la aseveración, o más, la sentencia, por parte del ya mencionado periodista de que en Venezuela existe un odio “actual” hacia España y esto está bien alejado de la verdad.
La carta de Jamaica, escrita por Simón Bolívar se da en circunstancias en la cual la América toda esta bañada por la sangre de nuestros pueblos y la intención del Libertador era la de que el mundo, en especial Inglaterra y la naciente Nación Americana tomaran conciencia de la importancia para ellos, lógicamente desde los intereses particulares de cada cual, de lograr la independencia de la américa y para lo cual se requería de su apoyo en hombres, armamento y dinero. Bolívar, entendió que era necesario decirle al mundo lo que realmente estaba sucediendo y las necesidades propias de una guerra que él estaba dispuesto a continuar con ayuda o sin ella.
El movimiento necesitaba dar nuevos bríos a sus combatientes, así como contrarrestar los posibles apoyos que tuviese, que la tenía, o que podrían lograr los españoles. Había que explicar, y lo logro con amplitud, había que refutar y llamar la atención sobre las incoherencias entre lo que la metrópoli decía y lo que hacía y así llamar la atención sobre las verdades que refutaban a la propaganda realista.
Bolívar, en esta carta, analiza la situación de Venezuela y de la América toda, vislumbra el futuro de ella apoyado en su visión de la estructura y funcionamiento de las sociedades especialmente en Venezuela y la Gran Colombia, por lo que ha sido llamado el primer sociólogo americano de su época.
Soy hijo de un migrante español, gallego para más orgullo, y tengo más de 65 años de habitar en la parroquia de mayor gentilicio español: la parroquia de La Candelaria y si en mi infancia percibí una, solo una, actitud de xenofobia fue producto de una muchachada que dio paso a la intervención de una policía muy mal formada para la época (1960).
Por lo demás el Sr. Viana, debería saber que Venezuela recibió, tras la paralización económica que había supuesto la crisis de 1929, gran parte de los movimientos migratorios cuyos destinos preferentes eran, en primer lugar, Venezuela, seguida de Uruguay, Cuba, Perú, México, Chile y Argentina. Un hijo de un canario, Rómulo Betancourt, se convertiría en el más grande estadista que haya dado esta patria, patria considerada como tal por más de 150.000 españoles que encontraron en esta tierra el cobijo necesario, la libertad y la posibilidad de superación que en su momento les negó su terruño originario, de los cuales podemos calcular que en este país no menos de 600.000 personas somos de origen español o de padres españoles.
El Sr. Viana debería aprender a discernir entre las palabras, seguramente ominosas de un fascista, o de un grupo de ellos, con la verdadera afinidad e identidad que tenemos no solo aquellos hijos, nietos, bisnietos y tataranietos de españoles, sino también el pueblo venezolano que no se presta, como usted, a regar con odio a un pueblo y a una cultura que forma parte integrante de nuestra personalidad enriquecida por ello. Lo que diga un jefe de estado, usurpador por lo demás, no representa, necesariamente, la opinión de más de treinta millones de venezolanos. Representa si la opinión de sus cómplices en la política española. Afortunadamente muy pocos, por cierto, que han sido coparticipes del mayor expolio que ha sufrido una nación, beneficiándose con millones de dólares, o euros, gracias a la cual han servido para que continúe el derramamiento de sangre de miles de venezolanos que solo desean vivir en democracia, en libertad.
Para terminar, es menester contar que la familia Bolívar provenía de una población llamada La Puebla de Bolívar en el Señorío de Vizcaya (entonces Corona de Castilla, actual País Vasco, España), ubicada entonces en la merindad de Marquina. Además de esta ascendencia vizcaína, hay que destacar su origen gallego y burgalés, ya que su tatarabuelo, Jacinto de Ponte y Andrade, era oriundo de Santiago de Compostela. (Tomado de Wikipedia)
La Carta de Jamaica es un documento no solo de importancia para el momento en que fue escrita, producto de una mente que, aunque algunas veces equivocada, supo adelantarse a la época y vislumbrar nuevos derroteros en la búsqueda de la tan ansiada libertad. No es mi intención compartir mucho sobre este escrito del Libertador, no tengo la competencia para ello, solo espero que tanto el diario ABC, así como el Sr. Viana, dejen de ver a los fascistas que gobierna a esta Tierra de Gracia como representantes de un pueblo, de una nación, de un país, que se encuentra muy lejos de los odios, de la ruindad y la mezquindad que los fascistas comunistas, ahora del siglo XXI, han querido sembrar en toda la América, toda, y que ahora pretenden esparcir por toda Europa.
José Rafael Berroterán
04/mayo/2021
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