Es necesario que como líderes tengamos un corazón de padre. Sin un corazón de padre no podremos amar a las multitudes.
Para lograr tener un corazón de padre debemos comenzar amando a nuestros discípulos, y amarlo significa darle tiempo de calidad.
Muchos papás no son padres y muchos discípulos crecieron sin un padre y por eso ahora como líderes les cuesta saber cómo tratar a sus propios hijos y a sus discípulos.
Fue necesario que Abraham recibiera una ministración directa de Dios para que su corazón fuera preparado para ser padre de multitudes. En Génesis 17:5 leemos: Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
Aunque aún no había tenido su hijo su corazón ya había recibido todo lo que necesitaba para ser llamado padre de multitudes. Había recibido nada más y nada menos que una ministración del Padre celestial para engendrar multitudes y trasmitir de su naturaleza a sus generaciones.
Amado tu corazón está siendo ministrado para poder amar y servir a las muchedumbres que Jehová te entregará, sólo permite que cada capítulo te siga ministrando y llenando para que seas habilitado con toda la unción de un padre de amor.
Todo líder debe tener la misma esencia de nuestro Dios, Él es un padre amoroso, trabajador, atento que piensa y planifica nuestro bien y seguridad. (Jeremías 29:11)
La función de un padre
El líder es un padre que brinda un modelo a seguir y sus discípulos son impactados por él. Por eso cuida su imagen, su vocabulario, su vida espiritual, su familia, su finanza. Un padre modelo hace modelos.
Influencia a sus hijos al punto que quieren ser como él; hasta el punto que ministran como el, caminan como él hablan como él, porque han sido influenciado por su espíritu.
Ayuda al desarrollo integral de sus hijos y discípulos
Saca de cada hijo lo mejor y los proyectas
Los envía como flechas que salen de su corazón
Le orienta a canalizar sus decisiones y emociones
Es un esposo amoroso que trata con honor a su cónyuge y ministra a sus discípulos en sus relaciones matrimoniales.
Recuerdo que en unos de los encuentros estaba escuchando mientras el pastor Miguel Parejo ministraba acerca de la necesidad de tener un Penil en nuestras vidas y mientras desarrollaba la disertación dijo: “en Peniel Dios te cambia el nombre porque sencillamente El cambiará tu historia”. El pastor fue ministrando a los discípulos y diciendo "hoy Dios cambia tu nombre" aquel día supe que Dios había cambiado mi nombre, por el de padre de multitudes.
Cuando los discípulos testificaban diciendo ahora mi nombre es cosecha, y otro decía mi nombre es victorioso, yo dije mi nombre es padre de multitudes. Declaro que también a ti Dios cambiará tu nombre para bien. Podemos leer que a cada persona que Dios le cambio el nombre le estaba colocando una marca, una insignia que hablaba de su futuro victorioso. Cuando le cambio el nombre a Saulo le puso Pablo, lo significa humilde para luego exaltarlo en el mayor de los apóstoles, a Jacob le puso Israel, que significa luchador o guerrero, a Sarai le puso por nombre Sara que significa princesa y así Dios colca nombres que te dimensionan a un nivel de gloria mayor. Declaro que tu nombre es mudado y seras conocido entre los grandes a causa de tu amor, servicio y humildad a Dios
Dios va a cambiar tu historia amado, pero para esto Dios primero tratará con tu corazón y te pondrá un nombre nuevo que habla de tu futuro y de tu destino.
Necesitamos corazones dispuestos a ser cambiados a dejarse procesar por Dios, no te resistas, sólo ríndete y deja que El haga como sólo Él sabe hacer. Es por esto que dice en su palabra, dame hijo mío tu corazón porque de él mana la vida (Proverbios 23:26)
Entregar el corazón es rendición y estar dispuesto a dejar estructuras y moldes religiosos que no fructifican ni multiplican para recibir lo nuevo de Dios. El avivamiento de este tiempo te permitirá recoger muchos peses para la gloria del Señor, sólo deja que tu corazón sea transformado.