Como almas gemelas 📜 ¡Nuevo concurso de escritura! - Proyecto Milkbox 🥛

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La noche anterior antes de tu desaparición, cenamos y nos sentamos en la sala a conversar, recuerdo que hablaste del inmenso amor que sentías por mí y que a veces era necesario decir las cosas con claridad. Noté que estabas muy serio pero no presté mucha atención, pensé que te sentías mal, me dijiste que nunca dudara de tu amor, que a veces no comprendemos las cosas que pasan pero debemos dejar espacio para la aceptación.

Pasamos la noche conversando y recordamos los momentos felices que habíamos tenido hasta esa noche, que hermoso, no había momentos turbios, ni mentiras, ni tristes en nuestra relación, todo parecía perfecto. No había mujer más feliz que yo y agradecí a Dios por permitirme tener esta relación de pareja.

Al despertar por la mañana, te busqué y no te sentí, pensé que te habías ido al trabajo sin despedirte, aunque eso pareció extraño porque siempre me dabas un beso en la frente, me sentí un poco confundida y no sabía porque, algo latía fuertemente en mi corazón pero no podía discernir.

Me puse de pie y tomé el celular para llamarte pero no había respuesta, debías estar muy ocupado e inicié las labores del hogar con la esperanza de recibir una llamada de retorno, pero nunca sucedió. Nunca pensaba mal de ti, así que me dije a mi misma que algo había pasado con tu teléfono, a lo mejor estaba descargado y que esperaría con paciencia tu regreso.

Pasaron los días y no llegabas, tu teléfono no respondía, era desesperante el no tener noticias de ti, sentía mi corazón latir anunciando la llegada de una mala noticia, mi rostro asomaba una tez lánguida por la falta de sueño, no descansaba, me ahogaba en mis pensamientos, que habría pasado, pensaba en tus palabras la última noche que compartimos y me decía a cada rato que tú me amabas, no debía dudar ni pensar mal.

Decidí llamar a mi madre y contarle todo lo que me pasaba, ella me dijo que tu eras un hombre bueno, que fuera a la policía a notificar tu desaparición. Así lo hice, me hicieron muchas preguntas, me dijeron que los hombres no siempre dicen la verdad, que seguro se había ido con otra, que preguntarían en los hospitales y clínicas, que buscarían información sobre accidentes y esperarían a ver si te encontraban.

Todo fue en vano, no se sabía de ti, tus amigos y familiares no te habían visto, me resigné a ser una esposa abandonada por su pareja. No deseaba que ninguna persona pasara por esta situación, pasaron los meses y nunca más se supo de ti, hasta que un día llegó la noticia de un cuerpo que las olas habían traído de regreso, en muy mal estado, abombado y muy golpeado. La policía me buscó porque se daba un parecido al retrato que yo había dado para la búsqueda, al verlo supe que eras tú por la sortija de matrimonio.

Que te había pasado no tenía la más mínima idea, pero no dejaba de pensar en nuestra última conversación, era serio, parecía un suicidio pero la policía no daba seguridad al respecto. Una noche mientras estábamos reunidos con familiares, uno de ellos se acercó y me dijo que habías estado viendo un médico y te veía muy triste, revisé tus cosas y allí estaban los resultados de los exámenes, decían que tenías un cáncer terminal, tenías linfoma de Hodgkin en fase terminal.

Encontré entre tus papeles una corta carta que decía:

Amor ya debes haberte enterado de mi muerte, quiero que sepas que en lo más profundo de mí ser no te lastimaría pero piensa en mí, como me hubiese sentido al vivir mis últimos días enfermo en una cama, viéndote sufrir. Quiero que sepas que no soy un cobarde, solo quise que fuese rápido, el dolor ya era insoportable. No me olvides, sé feliz y recuerda nuestra hermosa relación y por encima de todo perdóname, y no me juzgues. Te amo.

He hablado contigo aun cuando no estás presente para decirte que yo también te amo y para que sepas que aunque no comprendo tu decisión, la respeto y la sufriré porque me hubiese gustado acompañarte en tu dolor hasta el final.

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