El día comienza a las 5:15 am cuando suena el despertador…todavía con sueño lo apago y me quedo acostada unos minutos más; pasan unos 10 minutos y sobresaltada me levanto de la cama pensando...por qué no me levante antes?
Me dirijo a la cocina y empiezo a hacer el desayuno, el almuerzo de hoy lo adelanté anoche. Mientras las arepas se asan, me voy arreglando. Desde la cocina escucho las voces de mi esposo y las niñas que se van levantando y él las lleva al baño y ayuda a vestirlas con su uniforme colegial.
Mi esposo se va a su trabajo y salgo de la casa con mis dos princesas y TOOODO el equipaje escolar.
Llego a mi trabajo, un sitio bullicioso, muuyy calurosa y, sobre todo alegre. Soy profesora de química en una escuela pública en Venezuela, atiendo estudiantes entre 14 y 17 años.
La rutina diaria empieza a las 7:00 am, sin embargo, no es raro que los alumnos lleguen a la escuela alrededor de las 7:45 am, la razón es que el transporte público es extremadamente difícil debido a que la cantidad de vehículos es muy poca y conseguir el dinero en efectivo lo es aún más, podría ser casi imposible.
Mis estudiantes son mis amigos, nos reímos juntos y escucho sus inquietudes, las cuales en numerosas ocasiones son sorprendentes en vista de su corta edad. Disfruto mucho mi labor orientadora al analizar con ellos un libro llamado “Lo que los jóvenes preguntan” con el cual conversamos de temas tales como: sexualidad y moralidad, relaciones familiares, autoestima, dificultades escolares…entre otros. Aquí pueden conocer a algunos de mis alumnos.
Mi vehículo sirve de transporte para varias colegas y amigas, quienes se evitan largas horas en espera de transporte público y un ahorro económico y en gesto de agradecimiento me donan algunos víveres, lo cual a mi modo de ver, es muchísimo mejor que cualquier pago monetario.
Nuestro salario mensual es equivalente al precio de 2 kilogramos de carne de res…SÍ, NO ME EQUIVOQUE. Las condiciones sanitarias y climáticas de la escuela son pésimas y no tenemos ni servicio de comedor ni beneficio económico o de servicios diferentes al salario, aún así seguimos dando clases, por eso digo que somos DOCENTES DE CORAZÓN Y VOCACIÓN…