Rafael Correa es sin duda el mejor representante que tiene la política ecuatoriana en la actualidad, aunque recibe muchos ataques de orden político, mediático y jurídico, no han podido destruir esa imagen de servidor público íntegro y respetable, cosa difícil o casi imposible de conseguir para cualquier político del Ecuador.
Desde el retorno a la democracia en 1979, Ecuador desafortunadamente contó con un sin número de presidentes mediocres y en muchos casos corruptos, que dejaron al país en situaciones críticas deplorable, sumidas en deudas impagables, piponazgo y varios males tercermundistas más.
Tuvieron que pasar 13 mandatos desde la dictadura civil y militar, comenzando por Jaime Roldós, para que el Ecuador tuviera un presidente decente gobernando en el Palacio de Carondelet, acorde a una nación que busque mediante el poder político, el desarrollo en todas las áreas del país.
Buscar a los peores políticos de la época contemporánea del país, es una tarea completamente difícil, con tantos personajes nefastos que pululan en el sector público, fácilmente se crearía un campeonato similar al que hace la Liga Pro con sus respectivo ascenso y descenso de categorías, pero en este caso sería Campeonato de Politiquero.
La última prueba reveladora que confirma, que el Ecuador si tiene un representante político respetado a nivel internacional, se dio en la investidura presidencial de Alfredo Fernández en Argentina, en donde se lo ve al primer mandatario de ese país, abrazar y aconsejar a Rafael Correa, dejando atrás todo indicio protocolar.