El valor oculto en un reloj

De prisas contra el tiempo corría una tarde de viernes, en las últimas gradas de la estación observe los relojes; me confundí en segundos, ¡en donde estoy! -me pregunté- debía recibir un dinero y antes de las 4 estar dentro de un banco, para hacer unos pagos. En mi intento fracasé, no pude detener el tiempo; las máquinarias del tiempo son leyes que no pude persuadir, -para que se detuvieran al menos 10 minutos-

Llegué a aquel centro comercial y me encontré con otra sorpresa. La casa Orient estaba de promociones, con vísperas para el día del padre; todo era movimiento, carteles con imágenes de relojes grandes; pero hubo uno en especial, que me detuvo en el tiempo. Retrocedí a mi infancia, ví mi primer reloj de pulsera; mi padre me lo trajo para navidades; ¡estábamos de amores! -nueve años después de mi nacimiento, lo conocí-

-1951-1964 Orient Star- con movimientos mecánico original, se presentó como el producto que era una auténtica estrella, en todos los aspectos; presenta una caja de un tamaño reducido y una esfera con un diseño sencillo, plenamente asentado, atractivo y atemporal, se distingue por sus agujas de color azul y una finas líneas sobre el segundero. Esta conocida marca es de origen japonés, principal competidor de la relojería suiza. -Fuente, Casa Orient-

Continuando con mi primer reloj, al ver esta imagen recordé la alegría empantanada con la tristeza. Una vez mi padre partió de casa de mis abuelos, mis tíos me han quitado el reloj; era una pieza única en aquella humilde casa; debe costar muchísimo, decían y lo han destapado para mirar cuantos rubíes tenía; -yo no sabía que era eso- Lo vimos por dentro tenía varias piedras rojas, muy pequeñas. Es bueno, concluyeron.

Mi abuelita entró en escena e hizo que lo taparán y me lo entregarán. Yo estaba por las nubes, jamás había sentido la sensación de tener algo de valor. Lamentablemente, días después, dos jóvenes ladrones, me arrinconaron y me han robado mi primera joya.

Me acordé de los rubíes y pregunte en la tienda sobre las piedritas rojas, muy cortésmente me enviaron a la página: -herramientaspararelojes.com- pues estaban en procesos de ventas, la gente pululaba aquella tarde de viernes.

La función que cumple un Rubí incrustado en el Calibre de un reloj es la de asegurar que las piezas que están en continuo movimiento, no sufran el desgaste producido por la fricción de las diferentes partes del mecanismo del reloj. En su momento, los maestros relojeros pensaron en un elemento de extrema dureza para asegurar la duración de los ejes que giran infinidad de veces a lo largo de la vida de un reloj, y qué mejor elemento que el rubí, el segundo más duro después del diamante. *Fuente:-herramientaspararelojes.com-