A partir del año 2030 se prohibirá la venta de vehículos de combustión interna en el Reino Unido, diez años antes de lo planeado en el resto de Europa, con excepción de Alemania que estará realizando la misma implementación.
Esta decisión obedece a un plan del gobierno británico que prevé la actuación en materia de energía limpia, transporte, protección de la naturaleza y tecnologías innovadoras, “esto sin duda es la gran apuesta hacia la estrategia de descarbonización de la economía para el año 2050”, indica Gustavo Copelmayer.
El fin es dejar de lado la tecnología del siglo pasado, anteponer la salud de la población como el centro de los desarrollos tecnológicos y de las políticas, así como la recuperación del planeta Tierra.