Divagando por entre múltiples títulos salseros olvidados en la historia, me encontré con un sencillo que a la fecha de hoy 30 de diciembre del año 2.021 catalogaría de “extraordinario”.
Esta pieza publicada en 1.989 ensambla un conjunto de elementos en una sutil armonía que sensibiliza al privilegiado oído que la escuche. De cara a esta obra maestra se me hace difícil separar la belleza de la letra escrita por la talentosa Lolita de la Colina y la exquisitez de su musicalidad compuesta por el equipo de Santiago.
La canción narra el encuentro de dos amantes solteros que en otrora vivieron intensas pasiones urbanas. La grave voz de Santiago manifiesta magistralmente la nostalgia presente en las remembranzas de un amor imposible, la resignación de dos adultos cuyas historias se vieron obligadas a separarse y el inherente espíritu fiestero de los latinos. Todo inicia con el encuentro de una pareja que sucumbe en los deseos carnales saltando las formas y modales de la moralidad. De preludio apreciamos las trompetas que insinúan el inicio de una danza romántica impregnada de humildad y sencillez caribeña.
Y yo llegué a tu casa temblando de miedo Y te pedí el perdón que yo nunca concedo
Te confesé que no conseguí reemplazarte Y te dejé en tu alcoba después de besarte
Tus besos eran soles, mis manos puñales Tu sonrisa y la mía se dijeron “te quiero”
Y brotaron las frases poco tradicionales En una mujer libre y un hombre soltero
Inmediatamente arribamos a un coro sencillo, transparente y sin pretensiones, con menos erotismo y más romance, con notas de ternura y con un sabroso montuno simulando los cánticos angelicales que acompañan los fecundos amores de Venus.
Y esa fue la noche más linda del mundo, Aunque nos durara tan solo un segundo
Mas no me arrepiento porque aquel momento Lo llevo grabado en mi pensamiento
Y esa fue la noche más linda del mundo, Aunque nos durara tan solo un segundo
Que no me arrepiento porque aquel momento Lo llevo grabado en mi pensamiento
La historia continúa con la joya más preciosa de la canción. En la siguiente estrofa la compositora Lolita nos hace evocar aquellas terribles pasiones ardientes que no dejan sino las cenizas de los amores contrariados. Nos lleva a una habitación de joven soltera en la que se consuman una secuencia de actos lujuriosos, quizás nada inocentes, y que finalmente sacian las ansias de este par de almas sin ley.
Tu lecho en mi memoria, amigos ya viejos El reloj de pared y la puerta de espejos
Nos vieron otra vez a los dos reflejados Cometiendo uno a uno nuestros siete pecados
Me bebí de tu cuerpo la pal y la savia Con una mezcla extraña de amor y de rabia
Primero nos amamos y luego lloramos Y al final por exceso de amor nos separamos
Tras estas intensas líneas calmamos nuevamente las pasiones con un tranquilo montuno que evoca las palabras de un donjuán enamorado.
La noche más linda del mundo, la he pasado yo contigo
que noche, que noche nunca la olvido
te confesé que no, no conseguí reemplazarte
porque al fin me he dado cuenta que nunca podré olvidarte
la noche más linda del mundo, la he pasado yo contigo
que noche, que noche nunca la olvido
tus besos eran soles mis manos puñales
y brotaron las frases poco tradicionales esa noche
la noche más linda del mundo, la he pasado yo contigo
que noche, que noche nunca la olvido
la noche más linda del mundo, la he pasado yo contigo
que noche, que noche nunca la olvido
la puerta de espejos nos vio reflejados
cometiendo uno a uno nuestros siete, siete, siete, siete pecados
la noche más linda del mundo, la he pasado yo contigo
que noche, que noche nunca la olvido
la última noche que pasé contigo la llevo guardada como fiel testigo
aquellos momentos en que fuiste mía ay, que divinos
la noche más linda del mundo, la he pasado yo contigo
que noche, que noche nunca la olvido
Adalberto Santiago una vez más demuestra ser un vocalista consumado del género y lo hace rezando con su relajada voz las hermosas palabras plasmadas en papel por Lolita de la Colina.
Esta canción es sin duda, una de mis piezas favoritas que debería ascender al puesto de clásico pero que por alguna lamentable razón se ha visto ignorada por los conocedores del baile latino. Es lo que yo llamo, una salsa al dente, muy bien sazonada, cocida con romance, erotismo y sutilidad; su letra es una composición de argumento coherente, accesible y que conecta desde el inicio hasta el final con el alma de cualquier enamorado latinoamericano. Sin duda merece ser bailada con un moderado estado de ebriedad en el matrimonio de tu prima, a media luz, bien perfumado, con ceño fruncido y gesto severo, alternando alardes, ponches y risas de complicidad, jamás se ha de bailar con un desconocido o desconocida. En definitiva, es una obra que no debe quedar solo en la memoria del millenial quien escribe sino para toda la posteridad de los amantes de la salsa.
Excelente análisis de esta hermosa pieza musical, que nos lleva a las motivaciones de la compositora y a la maestria del interprete. Si un milenial considera esta musica digna de tener en la memoria por siempre, imagina que sentiremos los sexagenarios que la vimos nacer y crecer como salsa de la buena.
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