Algunas personas creen que si realizan ejercicio pueden comer lo que sea. En realidad, hay que controlar lo que ingerimos hagamos ejercicio o no. Para ello hay que conocer las calorías que se consumen y las que se queman.
Existen muchos mitos en relación con el entrenamiento y su vínculo con la dieta. Varias personas se preguntan si después de hacer ejercicio pueden comer lo que quieran, basándose en la teoría de que ya han hecho el esfuerzo en el gimnasio y se merecen un helado, una hamburguesa o un chocolate. Te contaremos más en este artículo.
Ejercicio y alimentación: una relación estrecha
Existe una creencia que indica que después de ejercitar podemos comer cualquier cosa. Si bien hay personas cuyo metabolismo “acepta” estas licencias, en otras no es recomendable ir de tapas o a un bar tras hacer deporte.
Más allá de que se debería controlar lo que se come (haciendo ejercicio o no) y que los excesos de comida nunca son buenos, es válida la pregunta acerca del permiso de comer lo que sea si ya se ha entrenado.
Es importante entonces, hablar de las calorías quemadas y de las consumidas. Por supuesto, todo depende del objetivo que deseemos alcanzar, pero por ejemplo si nuestra intención es bajar de peso, el saldo de las primeras debería ser superior que el de las segundas. En cambio, para formar músculo o subir de peso la ecuación es inversa.
La cantidad de calorías eliminadas con el ejercicio o con las actividades cotidianas no son iguales para todas las personas, ya que depende de diferentes factores tales como la edad, el sexo, la contextura física, la genética, la grasa acumulada, etc.
Ejercicio y “permitidos”
Si hacemos ejercicio de forma regular podemos tener un “permitido” de vez en cuando, porque eso no afectaría el peso ni nos haría regresar al punto de inicio. Es decir, que un chocolate, un helado o una porción de pizza cada tanto no te hará aumentar los kilos que ya has logrado reducir.
Ahora bien, muchos aprovechan la excusa del entrenamiento para darse ciertos lujos en cuanto a la alimentación. La idea es la siguiente: “ya hice una hora de bicicleta, cinta y elíptico… entonces, ahora puedo ir de copas con mis amigos”. Si eso sucede una o dos veces al mes no hay problema. Pero si es un pensamiento diario, el programa de entrenamiento que realices nunca podrá compensar todos esos excesos y en lugar de adelgazar engordarás.
Así es. Se puede subir de peso aún yendo al gimnasio a diario. Es verdad que en esos casos la ganancia de kilos será menor que si no se hace actividad física, no conseguirás obtener resultados y lo que es peor desistirás del ejercicio pensando que no te hace efecto.
Para poder comer lo que quieras, deberías hacer una rutina mucho más exigente. Y ni siquiera eso te salvará de la ganancia de peso porque el organismo necesita energía de buena calidad para realizar sus actividades y rendir como corresponde. Además, no podemos pasarnos todo el día en el gimnasio para quemar las calorías de la cena del día anterior.
El caso de los atletas profesionales es paradigmático. Ellos comen muchas proteínas y quizás almuerzan tres platos de pasta, desayunan 3 plátanos y 2 huevos o, en medio de un juego comen una barra de cereal. ¿Por qué? Porque durante el entrenamiento o la competencia queman muchas calorías y gastan demasiada energía.
El ejercicio y el apetito
Entonces, al salir del gimnasio o al regresar a casa después de correr por el parque no tenemos permitido comer un paquete de patatas fritas o una hamburguesa completa. Es fundamental conocer nuestro organismo y nuestro metabolismo para elegir aquellas comidas que nos sirvan para recuperarnos y evitar el apetito voraz que nos ataca tras el ejercicio.
Cuando termina el entrenamiento es normal sentir hambre. El cuerpo ha gastado muchas energías y quemado varias calorías. Está necesitado de combustible como sucede con el coche. Ahora bien, ¿qué tipo de gasolina le ofreceremos? Podemos elegir una de baja calidad que al corto o mediano plazo romperá el motor, o bien una de excelentes características que le permitirá recorrer más distancia y no sufrir desgaste.
Si elegimos la primera opción es normal decantarse por la comida chatarra, los dulces y las frituras. En cambio, para la segunda alternativa tenemos a disposición frutas, verduras, frutos secos, legumbres, cereales integrales, lácteos desnatados… De esta manera, el organismo podrá recuperarse de forma saludable y podrás lograr tus objetivos.
Mitos sobre el ejercicio
Además de la pregunta sobre el permiso de comer cualquier cosa después del deporte existen otros mitos relacionados al ejercicio que merece la pena conocer.
- Los estiramientos previos mejoran el rendimiento
En realidad estirar antes de hacer ejercicio evita que nos lesionemos si los músculos o tendones están “fríos”. Pero no tiene relación con el rendimiento.
- Al dejar de entrenar lo que era músculo se convierte en grasa
Si no vas más al gimnasio perderás masa muscular y tu metabolismo se ralentizará. Con el tiempo podrás ganar peso, pero en ningún momento los músculos se convertirán en grasa porque son dos tipos diferentes de tejido.
- Si la báscula marca más kilos es que se está engordando
Si la báscula marca más kilos es que se está engordando
Esto puede parecer algo obvio, pero no es tan así. En realidad, todo depende de nuestro objetivo y del tipo de entrenamiento que realicemos. Las grasas y los músculos no tienen la misma densidad. Por lo tanto, si pesas lo mismo o más quizás se deba a que has quemado la grasa y has aumentado los músculos.