La idea de unir fuerzas con objeto de optimizar beneficios, tiene antecedentes desde que Isaac se salvó de ser apuñalado, desde la prehistoria cuando el hombre era cazador y la mujer se ocupaba de los asuntos de la casa, o en la antigua Grecia cuando el varón asumía su rol político y ella era la administradora del hogar, se han hecho para promover invasiones o para confabularse contra dictadores como Nerón, lo hicieron los controvertidos Borgia para asegurarse el papado de Rodrigo, lo hizo el marinero “genovés” con los reyes católicos, lo hizo el “Libertador” con Miranda pero en cuanto entró en contienda “Cata la grande” fue mas fácil sacarlo del camino que honrar el pacto, también lo hicieron los criollos para no perder los momentos de efervescencia y calor y de ahí en adelante la historia política de Colombia ha estado inundada de alianzas y amangualamientos.
Para nadie es un secreto que nuestro sistema político es un retazo de otras experiencias europeas y eso mezclado con la naturaleza humana de nuestra región es una mezcla mas peligrosa que la diatriba de la autodeterminación catalana. ¿Quién en su sano juicio dudaría que aún vivimos en la “Patria Boba”? basta revisar la lista de apellidos de las familias que han detentado el poder, aunque entrar en esa discusión sería dispendioso y nos remitiría a revisar la historia latinoamericana, que entre dictadores, multinacionales y actuaciones encubiertas de Estados Unidos, no es muy diferente en cada una de nuestras latitudes.
El modelo latinoamericano señala que mientras un gobierno es de derecha fortalece el Estado y desampara el ámbito social, la oposición es de izquierda y las alianzas se establecen con el centro, al consumarse esta, es señalada de corrupta y antidemocrática al buscar consolidar su mandato mediante el desbalance de poderes y el populismo. La siguiente fase se
materializa en un discurso radical que señala falencias e incumplimiento de promesas de campaña, la izquierda asume el control pero su vocación de administración no es consecuente con su capacidad discursiva, ante la oposición de la derecha se concentra en ganar el favor del electorado y se transforma en un gobierno populista, corrupto e ineficaz. Cuando se agotan las opciones de los extremos aparece algún@ de centro (claramente con algún matiz de extremo) y aunque ofrece un discurso alternativo y progresista, sus orígenes en política están ligados a derecha o izquierda, así que para gobernar tienen que hacer alianzas y empeñar su optimismo e independencia de campaña.
El truco debería estar en elegir de acuerdo a las necesidades del país o aún mas utópico en articular lo mejor del empoderamiento del Estado, el desarrollo social y la administración eficiente...
En los últimos días si que hemos escuchado sobre alianzas, una perversa para la sanidad mental del país y que involucra a dos animales políticos insaciables: Alvaro Uribe y Germán Vargas Lleras, capaces de aliarse con Pablo Escobar, Los Ochoa, Los Castaño, “La Gata”, “Pedro Orejas”, Los Char, Kiko Gómez y hasta Oneida Pinto, un acuerdo nefasto cuyo mayor objetivo es sin duda frenar un potencial ascenso de la izquierda al poder, una opción guerrerista que abarcaría electoralmente el Caribe, Antioquia, viejo Caldas y casi todo el Oriente, sin mencionar los daños colaterales en el centro del país en estratos 4, 5 y 6 que no están dispuestos a enviar a sus crías a defender el pabellón patrio, pero que aún así enarbolan banderas de papel contra el Acuerdo de paz. Este par de personajes seguro serán mas atractivos para la empresa privada que como sabemos tiene altísima injerencia en la elección.
La otra alianza -definitivamente mas sana e ingenua-, fue la protagonizada por un perturbado Falcao que viendo que existía la posibilidad de marginarse de nuevo de un mundial, no tuvo problema en transformarse en jugador de “teléfono roto” con el cuarteto defensivo de la selección peruana que entre atónito y atortolado no daba crédito al truque chibcha que insinuaba el samario. Quizás para los protagonistas y para algunos de nosotros fue una circunstancia de juego y como pasó en la cancha allí debía quedarse, lo que sorprende es que a estas alturas de la historia del mundo y sabiendo las “jijemil” cámaras que no se pierden ni a una pareja compartiendo empanada en oriental, hayan sido tan histriónicos y hayan "dado papaya" para que los Chilenos incapaces de enfrentar decorosamente a uno de los candidatos naturales de la próxima Copa del Mundo, buscaran un “paraguas” para atemperar la lengua viperina de la mujer de Claudio Bravo.
¿Se imaginan lo que hubieran sido los doblemoral argentinos si Messi no juega contra unos juveniles enguayabados…?
Al final las alianzas siempre serán en detrimiento de un tercero, pero si ese tercero hubiera actuado primero, el detrimento podría ser para el segundo…
¡Que daño nos ha hecho el cuentazo de la malicia indígena!