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No tengo suerte!!!, se escuchó la queja de Lisandro, un hombre de treinta y dos años, mientras observaba y se comparaba con Julian un amigo de la secundaria.
Este ultimo había nacido en una familia humilde y había estudiado su carrera de medicina con gran esfuerzo mientras trabajaba en lo que iba encontrando, ahora ya tenía su consultorio, muchos pacientes y prestigio.
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Lisandro en cambio, era inteligente pero se daba facilmente por vencido, no termino de estudiar y continuamente se debilita en sus trabajos conservando una rebedía cuasi adolescente que lo desconcentran de sus objetivos. Entonces dice ....y no tengo suerte!!!,
pero no será que no se esmera lo suficiente y espera buenos resultados sin esforzarse?!, que se siente cómodo sin hacer cambios?.
Porque, como va a obtener resultados diferentes si hace siempre lo mismo.
La suerte no existe... solo existe el temple, la tenacidad y la responsabilidad.
Si nos quedamos inmoviles, no nos va a pasar nada pero tampoco aprenderemos nada.
No hay que tener miedo a equivocarse y enmendar. A caerse y levantarse
Comprender que en el camino, aprendemos de lo que nos pasa. Julian,
ese amigo admirado por haber logrado sus objetivos, tropezó muchas veces pero siguió luchando, no tiene suerte, tiene agallas!!.
Mónica Ramona Pérez