Aristóteles dijo en 'La Política': «El que no quiera deber la felicidad sino a uno mismo que la busque en la filosofía, pues los demás gustos no se satisfacen nunca sin ayuda de los hombres.» Ahora, si a su pensamiento se le añaden matices del asiático como lo es el wabi-sabi (la belleza de la imperfección) tenemos una búsqueda satisfactoria de la felicidad en uno mismo y en nuestro entorno imperfecto, inclusive hallándola en otras personas.