Reseña original @anypascual. El libro es de la autoría de Paulo Coelho y todos los derechos están reservados, lo mío solo es una reseña.
“Cuando quieres una cosa, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirla”. Esta es la frase que ha hecho de “El Alquimista” una obra tan notable.
Antes de empezar con la reseña, me gustaría expresar mi admiración por el modo de escribir del autor, por su forma de hilvanar tan discretamente valiosas lecciones espirituales (con su concepto de "Leyenda Personal" y el de "Alma del Mundo") en una novela tan exótica y bien escrita.
Dicho esto, comencemos con la reseña.
El Alquimista de Paulo Coelho es un libro publicado en el año 1988 que trata sobre la vida, los sueños, la importancia de las señales, los viajes y cómo el tesoro que buscamos largo tiempo puede estar siempre donde menos esperamos. Cuando empiezas su lectura (por lo menos en la edición que he leído), te encuentras con varias páginas de reseñas y referencias varias de periódicos de diferentes países, además de las opiniones de autores tan mundialmente conocidos, como Anthony Robbins (entre otros), y de varios Premios Nobel. Todos ellos coinciden en una cosa, en la que yo también estoy de acuerdo: El Alquimista es un libro que te cambia.
Cambia tu manera de ver el mundo y, si sabes extraer de él todas las enseñanzas que transmite y aplicarlas eficazmente, también te puede cambiar la vida.
Describe el viaje de un muchacho (cuyo nombre, Santiago, se dice en muy escasas ocasiones) pastor de ovejas en la comunidad autónoma de Andalucía, España, que, al principio de esta novela, llega a una vieja iglesia con su rebaño. Decide pasar allí la noche y, durante esta, se le repite un sueño que ya había tenido la semana anterior (en ese momento no se dice de qué trata el sueño, pero después se revela que soñó con un niño que, después de jugar con sus ovejas, le llevaba a las Pirámides de Egipto y le decía que si iba allí encontraría un tesoro escondido). Bastantes páginas más tarde, sentado en un banco, en la ciudad de Tarifa, se encuentra con el viejo rey de Salem, llamado Melquisedec. Habla con él durante unas páginas (que están entre mis favoritas de esta novela), en dos momentos diferentes. Después del primer encuentro, se planteaba la decisión de ir a África a perseguir el sueño del tesoro o seguir con su vida de siempre, con sus ovejas. Al final, decide ir a perseguir su sueño. En el segundo, el rey de Salem le muestra la importancia de las señales y le da a Urim y Tumim. Al terminar el encuentro, Melquisedec ve cómo un barco se aleja del puerto rumbo a África. De repente, se encuentra en un mercado desconocido y está sin blanca. Unas páginas más adelante, se nos presenta al Mercader de Cristales, un propietario de una tienda que está muy descontento con su monótona vida hasta que se encuentra con el protagonista. Le propone al muchacho trabajar para él y este acepta. Pero después el chico se deprime porque se da cuenta de que necesita mucho dinero para ir a Egipto desde Tánger, donde está. Casi un mes después de que Santiago empiece a trabajar para el Mercader, se cuentan sus respectivas historias. Trabaja dos meses más con el Mercader, en los que se le ocurre algo novedoso que hacer con unas jarras de cristal, en los que aplica su idea y hace que el negocio del Mercader de Cristales prospere. El tiempo avanza hasta que el muchacho lleva algo más de once meses en África. Cuando se da cuenta de esto, cuenta el dinero que ha conseguido trabajando y decide volverse a Tarifa. Pero se acuerda del viejo rey gracias a Urim y Tumim y, después de pensarlo durante unas páginas, vuelve a decidir seguir su sueño. Justo después de que Santiago decida esto, se nos vuelve a presentar a otro personaje: El Inglés (es de mis personajes favoritos, junto al rey y a otro que se presentará más adelante). Sus motivación principal es encontrar a un alquimista que vive en al-Fayum, por lo que se decide a viajar por el desierto en una caravana. Preparándose para partir, se encuentra con el protagonista. Conversan un tiempo, gracias de nuevo a Urim y Tumim. Como el jefe del almacén donde estaban le dice al muchacho que al-Fayum se encuentra en Egipto, este decide acompañar al Inglés en su viaje. Durante bastantes páginas, se cuenta su travesía por el desierto y, en una de ellas, se cuenta la historia de un camellero (la definición de camellero es: Persona que tiene por oficio cuidar o conducir camellos) que viajaba siempre al lado de Santiago y con el que este trabó amistad. Una noche, este camellero les avisa, al muchacho y al Inglés, de que hay guerra entre los clanes. Justo después de eso, en la caravana se empiezan a tomar medidas para no llamar la atención. Algunos días después, llegaron a un oasis. Cuando se aproximan, se presenta otro personaje, uno que ya había aparecido en el prólogo y el tercer y último de mis personajes favoritos. El Alquimista. En las dos páginas que se dedican a su historia y sus pensamientos se dan bastantes mensajes espirituales muy claros, para el que sabe ver. A continuación, se describe la vida y las reglas del oasis, y Santiago ayuda al Inglés a buscar al Alquimista. Después de preguntar a muchas personas, se encuentra a Fátima. El muchacho descubre que ella es la mujer de su vida, y ella les enseña dónde está el Alquimista. El muchacho se reúne todos los siguientes días con Fátima, y un día va a ver al Inglés, que estaba separando el azufre impuro. Después, al dar un paseo, el muchacho mira al cielo y vio dos gavilanes. Después de reflexionar un rato, tuvo una visión: Un ejército entrando en el oasis. Por consejo del camellero, fue a hablar con los Jefes Tribales, que después de deliberar deciden que, si tiene razón y los enemigos vienen, le darán una moneda de oro por cada diez enemigos muertos, pero que si no vienen una de las armas no usadas será empleada contra él. Al salir, se encuentra con un caballero que resulta ser el Alquimista. El oasis fue atacado, pero los habitantes estaban preparados, y al final le dieron al muchacho cincuenta monedas de oro. El muchacho se vuelve a encontrar con el Alquimista y este le ofrece su ayuda para que pueda seguir su Leyenda Personal. Sale a cabalgar con él y hablan. Después de hablar, el muchacho se aclara y decide ser guiado por el Alquimista hacia las pirámides. Al día siguiente, se despide de Fátima y parte junto al Alquimista. Hablan (Santiago y el Alquimista) durante algunas páginas más plagadas de mensajes espirituales. Después, unos guerreros los llevan a su campamento militar. En la tienda del comandante, el Alquimista dice que el muchacho se transformará en viento de aquí a tres días y, que si no lo consigue, darán sus vidas. Pasan los primeros dos días y no ocurre nada, pero la tarde del segundo día el desierto escuchó. Al tercer día, el desierto le dijo que pidiera ayuda al viento, el viento le dijo al sol que lo ayudase y el sol le dijo que hablara con la Mano que lo escribió todo. Esta le ayudó a transformarse y así pudieron seguir su camino. LLegaron a un monasterio, el Alquimista dijo que el muchacho seguiría solo , convirtió el plomo en oro, lo dividió en cuatro partes, cogió una y siguió . Santiago cogió una de las partes y fue hasta las pirámides, ...