La valentía de ridiculizar

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Uno de los sucesos que más me ha impactado fue el asesinato de la mayoría de los periodistas de la revista francesa Charlie Hebdo provocado por extremistas que ingresaron a la redacción de este diario disparando con armas de asalto y gritando "Alá es el grande", luego de que ellos satirizaran al profeta Mahoma en varias de sus polémicas ediciones.

No porque no haya conocido crímenes más crueles o espeluznante que ese, sino porque llevaba años leyendo que hacer sátira política era un acto de valentía y ese 7 de enero de 2015 terminé de entender que portar un bolígrafo y muchas ideas es tan peligroso como ir a la guerra.

También aprendí a defender el género, el cual he practicado durante casi 7 años con mi blog Un Mundo Triangular. Porque la sátira política -que no es lo mismo que humor-, aunque a veces sea odiosa o incómoda es uno de los simbolos de libertad de expresión más grandes que existen en el mundo, pues los poderosos no toleran que los no poderosos nos ríamos de ellos.

De allí que Darío Adanti, humorista argentino y co-fundador de la Revista Mongolia, afirme que la democracia de un país se mide por cuantas revistas satíricas hay en el kiosko.

Desde entonces -y desde antes- he consumido la mayor cantidad de medios satíricos que he podido, ya que considero que esta es una de las formas más entretenidas y divertidas de entender nuestro perverso e insólito universo.

A continuación elaboraré un pequeño Top 3 de fuentes satíricas que, por cierto, también han tenido problemas con fanáticos extremistas, aunque por suerte ninguno de ellos portaba una kalashnikov.

Humor versus machismo

Para explicar que sátira no es lo mismo que humor, siempre digo que la primera no siempre es graciosa, y pongo dos libros como ejemplo: Nuestra Pandilla, de Philip Roth, y Rebelión en la Granja, de George Orwell. El primero hizo que me riera en voz alta, que me doliera la barriga y mi mamá creyera que estaba loco. El segundo me despertó una profunda indignación.

Revista Barcelona de Argentina para mí causa el segundo efecto, aunque a veces he soltado alguna carcajada.

Esta cabecera fundada en el 2003 suele dedicar sus portadas a la política de su país, pero creo que las más emblemáticas han sido las que contienen mensajes feministas como la de este mes.

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Un milagro del mercado

La Revista Mongolia tenía un año de fundada y ya era motivo para que el prestigioso Financial Times le dedicara un artículo, debido a que había nacido de manera independiente en medio de una gran crisis en medios impresos que afectaba a España.

"Mongolia ha logrado canalizar el descontento de la opinión pública hacia la sátira mordaz dirigida a todas y cada una de las tradicionales fuentes de autoridad de España: políticos, principes, banqueros, lideres empresariales… Tanto la identidad de sus objetivos como la duras maneras en que son atacados habría sido impensable hace sólo unos años -un cambio que refleja a fuerte caída en la posición de las elites españolas como resultado de la crisis y de una serie de escándalos simultáneos", escribía en abril de 2013 Tobias Buck, corresponsal del diario británico.

Lo que más me ha gustado de Mongolia, además de sus portadas, es su activa cuenta en Twitter, desde donde despedazan en tiempo real a reyes, políticos y figuras de la opinión pública tanto española, como internacional.

Al igual que Barcelona, trabaja mucho el tema de la indignación pero con más humor.

Una de mis portadas favoritas de la Revista Mongolia. Fuente

Genialidad

El Mundo Today sí me recuerda más a Nuestra Pandilla, por una simple razón: Cada vez que ingreso a su portal suelo reírme en voz alta.

No obstante, debo confesar que no lo consumo tanto porque no es tan político y yo soy un adicto a la política, por lo que cada vez que lo visito es simplemente para desestresarme un poco.

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Coloqué como foto principal de este post a Stéphane Charbonnier, editor en jefe de Charlie Hebdo y uno de los cuatro caricaturistas fallecidos en la masacre de aquel miércoles, puesto que lo veo como un verdadero símbolo de valentía y resistencia contra aquellos que no quieren que digamos cosas.

"No tengo hijos ni esposa. No tengo un carro ni tengo crédito. Puede sonar un poco pomposo pero prefiero morir de pie que vivir de rodillas", dijo en algún momento el gran Charb.