Hace unos años vi una película argentina llamada "Martín H", cuya sinopsis trata sobre un joven rebelde que se va un mes para España con su padre, un viejo escritor con una visión muy particular de la vida.
Parafraseando un poco uno de los mejores diálogos que he escuchado en mi vida, Martín padre reflexiona sobre "la patria es un invento".
Soy venezolano, nací en Caracas, tengo 32 años, pocas veces he salido del país, lo conozco de cabo a rabo, cada uno de sus estados, la mayoría de los municipios, he presenciado una gran cantidad de manifestaciones culturales locales y regionales. Pero en esencia, ¿qué es la patria, qué es ser venezolano?
Mucha gente se da golpes de pecho por la nacionalidad que se ve reflejada en su cédula de identidad, incluso plantea guerras fratricidas contra quien posea una distinta. Pero, como caraqueño, qué tengo yo que ver con un zuliano o un guayanés más allá de una partida de nacimiento. La gaita y el calipso me son tan ajenos como puede ser el idioma mandarín.
Cuando salgo a la calle y temo por mi seguridad, es un venezolano delincuente el que atenta contra ella, cuando voy al abasto y veo precios inflados, es un venezolano el que me vende caro, las veces que fui estafado, cuando no me han pedido permiso, cuando me tratan mal, son compatriotas venezolanos los que lo hacen. Dice Matín "el que se sienta un patriota es un tarado mental".
Al final "tu país son tus amigos". Con quien uno se identifica por tener visiones de mundo comunes, están más allá de nacionalidades, lo mismo un colombiano, un ecuatoriano, argentino, que un venezolano. La patria, a fin de cuentas, es aquello con lo que nos identificamos y nos hace sentir bien. Nunca me verán en otro país alardeando de haber nacido en Venezuela, de jactarme de la suerte que hemos tenido al tener bonanzas petroleras, y muchísimo menos me abrogo la gesta libertadora del Siglo XIX.
Soy venezolano, pero antes que eso, soy latinoamericano, soy un ser humano, o como se dice hoy en día, ciudadano del mundo.
Saludos amigos