Cuentos Alfabéticos - Letra D - Los dados de la décima dimensión.

Hola amigos de Steemit!

Continuando con la serie de cuentos alfabéticos, hoy les traigo a la siguiente letra:

Espero que tengan todos un muy feliz año nuevo y que disfruten de...

La bruma oscura se extendía sobre la ciudad. El frío penetrante doblegaba a los transeúntes que caminaban cabizbajos contra la corriente impetuosa del viento. Tiritando, Dalia paseaba por la vereda con la minifalda nada adecuada para el invierno. Pero no tenía elección. Sus jefes le obligaban. Debía saludar a los hombres que pasaban, de manera insinuante, para poder salir acompañada del frío, cobrando honorarios demasiado insignificantes para todo el trabajo que le suponía.

Lo único que deseaba era poder escapar de aquella situación, de una manera u otra. No había sido su voluntad. Había sido un calvario que no parecía tener fin.

De pronto, un auto se detuvo a su lado. Era un lujoso jaguar negro. La puerta frente a ella se abrió, mostrando un asiento libre. Era claro que tenía que subirse al auto.

Nerviosa, se subió al auto, esto era una situación muy extraña. El hombre que conducía estaba vestido de negro y llevaba lentes oscuros. Condujo en silencio hasta un hotel increíblemente lujoso, donde cogió una suite impresionante.

Llegados a la habitación, Dalia pensó que era momento de iniciar la faena, aunque todavía se preguntaba por qué una persona con tanto dinero requeriría sus servicios.

Puedes quedarte aquí por ahora. Si hubieras seguido en aquel frío, te habrías enfermado.
Y ¿Por qué le importa a usted si yo me enfermo?
Bueno, me gusta hacer algo bueno por alguien de vez en cuando. ¿Cómo te llamas?
Dalia. Y usted, ¿Puedo preguntarle cómo se llama usted?
Puedes llamarme Dan. Y deja de decirme usted, no soy tan viejo.
Esta bien. ¿Qué quieres que haga por ti, Dan?
Nada. No necesito tus servicios. Solo te traje aquí porque me dio pena verte casi desnuda en la calle a 10° bajo cero. Pero no te preocupes. Pagaré por tus servicios como si hubiera disfrutado de ellos. Puedes descansar, o hacer lo que quieras.

Dalia estaba estupefacta. ¿Era esto un sueño? Solo podía ser un sueño. Se pellizcó discretamente el brazo pero el dolor no hizo desaparecer la hermosa habitación, la calefacción, las sábanas de seda ni el extraño tipo que la había introducido por un momento al mundo de los ricos. Sabía que no duraría mucho tiempo, sabía que tal vez podía ocultar algo, pero no importaba. Este solo momento era mucho mejor de lo que había sido su vida, y cualquier cosa era en realidad mejor que lo que estaba viviendo.

Pasó el resto de la tarde visitando el hotel. Todo estaba incluido, masaje, jacuzzi, comida, billar, todo. Y se le dejó hacer uso de todos los servicios, como una princesa. Por una noche había sido feliz, pues el misterioso hombre no le pidió en ningún momento compensación alguna por los favores concedidos.

Al volver durante la noche a la habitación, vio que Dan había desempacado sus pocas pertenencias. Le llamó la atención una extraña cajita, adornada con bajorrelieves que mostraban unos símbolos que no entendía. Una fuerza extraña parecía empujarla hacia la caja. Casi sin ser consciente de lo que estaba haciendo, cogió la caja y la abrió, esperando encontrar en ella algún hermoso amuleto. ¡Cuál fue su decepción, al ver que solo había dos dados de marfil!

Sin embargo eran los dados más bonitos que había visto jamás. Los puntos estaban dibujados con una tinta roja como la sangre (¿Sería sangre?) y parecían brillar con luz propia.

Completamente hipnotizada, Dalia empezó a pensar que no tendría nada de malo tirar los dados, solo para ver que número saldría. Realmente no tenía control sobre sus acciones. Los dados parecían controlarla.
Cuando estaba a punto de lanzar los dados, Dan, que salía del baño, se abalanzó sobre ella horrorizado.

¡No!

Pero ya era demasiado tarde. Los dados cayeron, el azar se puso en marcha, la suerte estaba echada.

La habitación se volvió cada vez más oscura, hasta que desapareció por completo. Por un momento flotaron en el vacío para luego caer pesadamente sobre un suelo de tierra. Se encontraban en un extraño bosque, todo estaba oscuro como boca de lobo, y las plantas parecían ser gigantescas.

Dan, ¿Estas ahí? ¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado? ¿Donde estamos?
Estos dados no son normales Dalia. Provienen de la décima dimensión. Una dimensión superior de evolución a la que nuestro universo todavía no ha llegado. Sin embargo, estos dados proceden de esa dimensión y nadie tiene idea de cómo llegaron aquí. La teoría es que sirven para viajar en el tiempo, aunque no puedes controlarlo. Es el puro azar. Puede llevarte a cualquier época.
¡Qué me dices! Es una locura. ¿Entonces tu también has viajado en el tiempo? Pero si tiramos los dados de nuevo, podemos regresar verdad?
Solo cuando vuelvan a brillar, lo cual suele pasar en un periodo de dos días. Sin embargo, si en dos días no tiras los dados, te quedarás para siempre en la época en la que estas.
Oh Dios. Pero entonces, ¿Tú de qué época vienes?
Vengo del año 2350. Cuando descubrí los dados no dejé de viajar a diferentes épocas, era muy peligroso. Llevo tres meses saltando en el tiempo, y aún no he podido regresar a mi tiempo. Sin embargo, cuando llegué a tu época me gustó. Había tecnología, pero no demasiada. Aunque echo en falta algunas cosas. En mi época estamos siendo esclavizados por los robots. La computadora madre inventada en el año 1200 ha acaparado el control de la información, teniendo controlados a los humanos. El mundo ya no nos pertenece. Los dados en ese sentido me ayudaron a escapar. Supongo que siempre encuentran a aquellas personas que necesitan escapar de algo.
Lo que es a mi, si pudiera escapar de mis jefes, no volvería a mi tiempo nunca más. Siento que es la única manera de poder liberarme de todas las cosas malas que me obligan a hacer.
Lo mejor sera que busquemos un lugar para escondernos y dormir, mañana veremos que hacer y donde estamos.

Y se durmieron bajo un árbol. Pero los extraños rugidos que se oían de vez en cuando los despertaban asustados. Cuando amaneció, se dieron cuenta, horrorizados, que se encontraban en la época de los dinosaurios. Fueron los dos días más estresantes de sus vidas. Al cabo del segundo día, los dados volvieron a brillar, y los tiraron con la esperanza de caer en una época mejor.

Cayeron en una época totalmente distinta. La tierra se encontraba inundada, solo unas cuantas islas se erguían a lo lejos. Los dados misteriosos se perdieron en las profundidades del agua para siempre. Dan estaba afligido, lloraba y gritaba, golpeando inútilmente el agua, pues sin los dados sería imposible volver a su época. Estaban condenados a quedarse ahí para siempre.

Fueron rescatados por un barco de vela, un aparato casi tan antiguo como el hombre. Allí se enteraron de donde y cuando estaban. Era el año 2650, la evolución de la naturaleza salvó a la humanidad, pues la crecida de las aguas mató a todos los robots, incluyendo a la computadora madre, perdiéndose muchísima información, pero liberando también a la humanidad de su opresión. Los pocos grupos humanos que quedaban, vivían en comunidades nómadas que subsistían gracias a la pesca y al trueque de bienes o la oferta de conocimientos.

Por lo visto los dados nos han dejado en una buena época al fin y al cabo. -Dijo Dalia. -Yo sé que no extrañaré mi tiempo de origen.
Ni yo. Creo que estamos muy bien aquí. Hagamos lo mejor que podamos.

Fin.

![