Juan bautizaba con la promesa de la llegada del hijo de Dios que salvaría a todos. Cuando llega Jesús tiene su propia forma de bautizar y se la enseñó a todos sus discípulos.
Para ser bautizados tienen que estar arrepentidos y aceptar a Dios (creer en él). El uso del agua es para lavar nuestros pecados y los dos la usaban.