Si hay algo a lo que muchos escritores y directores han aspirado, es alcanzar ese balance entre respetar la inteligencia de la audiencia, y dar su mensaje a entender. Hazlo todo muy simbólico, críptico, y nadie te va a entender (aunque esto tenga también su atractivo). Hazlo todo muy evidente, dilo todo a la cara, y el aburrimiento será inminente. Aquí es donde entra pues, en juego, la famosa frase: "Show, don't tell" (muestra, no digas)
Encuentro en la película Koe no Katachi -por su traducción oficial al inglés, "A Silent Voice"- el ejemplo más claro e identificable de la práctica del "Show, don't tell" de las películas de animación recientes. Cabe aclarar que exploraré varios puntos de la trama, por lo que si estás interesado en disfrutar de este largometraje, recomiendo que lo veas antes de leer este pequeño análisis. Vamos, que se vienen spoilers.
La obra de Yoshitoki Ōima, adaptada al cine por la genial Naoko Yamada (A la cual ya respetaba desde su trabajo en K-On!), no deja nada que desear. Es mi intención desvelar algunos de los detalles que hacen de la dirección de Yamada algo más que una adaptación, convirtiendo el trabajo en una obra de arte que merece ser analizada en su totalidad. Hablemos, pues, de sus sutilezas.
Trama, sutilezas en la dirección
La película toca temas de los que se ha hablado largo y tendido: Redención, depresión, suicidio, aceptación personal. Mas no por ello estoy diciendo que sea repetitivo y cliché: ¡Todo lo contrario! Pongámonos en situación:
Nuestro protagonista es Shouya, un joven estudiante de preparatoria que siente una culpa de enormes magnitudes por aquello que hizo en el pasado. La forma en que se nos revela esto es simplemente directa: Nada más empezar vemos como logra vender sus bienes y, tras dejar el dinero en casa, se dirige a un puente para lanzarse. De no ser por unos chicos jugando con fuegos artificiales a la orilla del río, habría logrado su cometido. Tras bajarse y caminar, nos presentan el recuerdo que responde a los motivos de su intento de suicidio. Durante la primaria fue siempre un chico rebelde, lo cual le costó muy caro para el momento en que inició la secundaria: Se había quedado sin amigos.
Entre sus "abusos" se encuentra una escena que llamó particularmente mi atención. La sordera de Shouko, su compañera, llevó al descubrimiento de los aparatos auditivos que la misma usaba, los cuales nuestro protagonista a modo de diversión arrancaba y lanzaba. La escena en que la madre de Shouya descubre esto y lo lleva a disculparse con la mamá de Shouko es fantástica: Tras unas disculpas por parte de la madre, y la entrega de una importante suma de dinero, vemos a la mamá de Shouya por un período de tiempo muy breve diciendo "A partir de mañana serás un buen chico". La directora hace un trabajo exquisito al mostrar esta escena como un punto de cambio total para la vida del muchacho. Pero no cambiaría por un simple cambio de mentalidad, un sencillo "ay, me volví bueno, jeje disculpen". Shouya es capaz de ver en el rostro de su madre una gran mancha de sangre, y a partir de aquí empieza el sentimiento latente de gran culpa: La madre de Shouko le había arrancado los zarcillos de golpe por sus actos, por todo lo que había causado. Lo que me llamó la atención es lo rápido que se presenta la escena, que si bien corta, permite que el espectador observe por breves segundos la mancha de sangre, dejando entrever lo que se vendría (acompañado siempre con las palabras de la madre de Shouya). No insultan nuestro ingenio mostrándonos la sangre de forma directa, ni por más tiempo del necesario. No hay ningún tipo de narración que nos guíe, diciendo "a partir de ese entonces pude apreciar la consecuencia de mis actos". Nada. Estamos nosotros solos contra la película, y es nuestra labor juntar las pequeñas piezas del puzle que nos presentan a fin de entender lo que ocurre. Se trata mayoritariamente de visuales, y eso es genial.
En el presente nuevamente nos encontramos con un muchacho sin amigos, solitario, y muy importante: Incapaz de ver a la gente a la cara. Maravillosamente nos presentan este dato psicológico de una manera visual sencilla: Una gran "X" en la cara de las personas. Ya veremos las causas de la caída de dichas "X" a lo largo de la película. El pesar que lo llevó al borde del suicidio incluye, acompañado de la culpa, un enorme sentimiento de inferioridad. Desde aquel "punto de cambio", momento en que la madre de Shouya aparece ensangrentada, durante el resto del recuerdo pudimos ver como Shouya se convirtió la nueva víctima de la soledad y abusos a los que sometía a los demás. Ahora en el presente vemos que persiste dicha soledad, pero más que causada por los demás, por él mismo. Siente con creces que no merece hablar con los demás, se siente inferior. Está pagando un pecado desde hace años, y no se ha perdonado a sí mismo. Me parece que este tema se toca especialmente bien más adelante en el centro comercial, tras haber hecho un amigo: Nagatsuka. Shouya le pregunta qué significa "ser amigos", ¿Cuál es el requerimiento?. La respuesta, un saludo de manos. "Esto es ser amigos. No hay ninguna condición que cumplir" son palabras más palabras menos, las que expresa su amigo. Aquí viene la genialidad de la escena, y es que sencillamente no se entiende a primera vista. ¡No se entiende! ¿Un saludo de manos? ¿De qué me estás hablando? Shouya no entiende del todo la respuesta, y del mismo modo los espectadores no tenemos del todo claro lo que está ocurriendo de fondo. Shouya sigue sintiéndose inferior a los demás, y del mismo modo nosotros seguimos viendo las grandes "X" en todas las personas (a excepción de Nagatsuka). La respuesta, solución, nos es otorgada en bandeja de plata desde tan temprano momento de la película, pero la misma tempranez del momento hace que se nos escape de las manos, y no será sino hasta el final absoluto de la película que se entienda esta sutileza, este pequeño detalle que soluciona con creces la tragedia que vive nuestro protagonista. Nadie es más ni menos que el otro, ni hay distinciones de ningún tipo que valgan para crear un "ránking de derechos" (no en los tiempos que corren). Todos somos iguales y no hay motivos para sentir que no merecemos gozar de algo tan sencillo como, en este caso, ver a la gente a la cara. ¡No hay requerimientos, nada! Pero la comprensión de este concepto tomaría los sucesos de toda una película para que tanto Shouya como nosotros entendamos por donde iba Nagatsuka. La aceptación personal se torna el tema más importante de la película.
¿Qué significa la verdadera y sincera redención? Shouya intenta arreglar su relación con su sorda ex-compañera de clase, Shouko. Su camino se ve dificultado por la hermana menor de la misma, Yuzuru, quien se muestra altamente preocupada por su hermana, sobreprotegiéndola. Yuzuru le pregunta a Shouya si se ve motivado por un verdadero sentimiento de arrepentimiento y de querer arreglar las cosas, o si simplemente desea sentirse mejor consigo mismo. ¿Cuál es su verdadera motivación para estar ahí, reingresar a la vida de su hermana tras tantos años? ¿Ha cambiado realmente? La respuesta, nuevamente, se presenta en pequeños detalles y sutilezas. Con actos, en lugar de palabras. Primero, se había tomado la molestia de aprender el lenguaje de señas. Si estuviera haciendo esto por "salir del paso" y no intentara redimirse sinceramente, habría sido suficiente con pedir una disculpa e irse. Como dirían en inglés, "he walked the extra mile" (caminó la milla adicional). Otro detalle es la presencia del cuaderno, el cual guardó durante años a fin de devolverlo a su dueña, Shouko. Mi sutileza favorita sin embargo, es el trato que tiene Shouya más adelante con Yuzuru. Tras esta chica publicar en internet una vergonzosa foto de él cayéndose a un río que le acarreó problemas incluso en la preparatoria, ¿Qué hizo Shouya al enterarse? Nada. De hecho, le ofreció hospedaje y comida en su casa tras la fuerte lluvia, e incluso le regaló un par de zapatos. A aquella que le había causado todo un lío, no hizo más que tratarla bien. Había cambiado. En ningún momento vemos a Shouya decir "cambié, ahora soy mejor persona". Ōima y Yamada nos lo dejan todo a nosotros.
El desarrollo romántico no tiene tanto que ver con esta obra. Es más que evidente que ambos protagonistas se gustan, y Yamada espera que nosotros entendamos esto y continuemos con lo que le importa comunicarnos con la obra. La directora nos señala con ciertos detalles. Veamos la escena de la confesión. Bajo un sencillo juego de palabras, la confesión de Shouko se reduce en, a causa de su sordera, pronunciar mal la palabra "Suki" (Gustar, me gustas) y dar a entender "Tsuki" (Luna). El confundido Shouya no es capaz de comprender lo que estaban intentando decirle, mas la clara meditación de todo lo que le diría a Shouko le da al espectador simples pruebas de que él comparte el sentimiento, y que ya a futuro tratarán de nuevo el tema nuestros queridos personajes. No hay resolución amorosa alguna al final de la película, pues ese no es el tema que estamos tratando. No hay descarrilamientos innecesarios en el mensaje que se nos está queriendo comunicar.
Conforme avanza la película, Shouya hace más amigos, y se reencuentra con varios del pasado. La escena de la discusión en el puente da punto de partida a una trama que no he discutido. Shouko comparte con Shouya la fuerte falta de aprecio por sí misma. Se nos había dado la pista al inicio de la película, con su tendencia a disculparse de todo, por todo. Siente que todo es su culpa, en parte por no comprender bien lo que sucede a su alrededor (a causa de su sordera), y en parte por una simple falta de autoestima, peligroso rasgo de su personalidad. De nuevo la dirección de esta película se lleva un gran puntazo al momento de brindar al espectador las pistas para entender este detalle. No únicamente el recuerdo del pasado nos lo revela, sino también la escena en el parque de diversiones. Ueno y Shouko se montan en la rueda de la fortuna, y con un gran zoom-out de la escena, nos quedamos sin saber los sucesos. Eso, hasta que Yuzuru revela que había dejado su cámara fotográfica grabando en manos de su hermana, y se revela todo. Ueno (de la cual ya hablaré luego) le reclama muchas cosas a Shouko, y la misma sin poder entender mucho, y ciertamente herida, no hace más que nuevamente intentar disculparse, por lo que sea que le estuviesen reclamando. Me parece especialmente reveladora esta escena, pues nuestra sorda amiga a pesar de no ser físicamente capaz de comprender mucho de lo que se le está diciendo, automáticamente asume que es algún problema del que tiene toda la culpa, y por ende procede a disculparse. Nuevamente, todo queda a discreción del espectador, que reconstruya éste los detalles que dan a entender los rasgos de personalidad de Shouko. Narradores, cero.
Volviendo a la escena de la discusión en el puente. Shouko siente que es nuevamente todo su culpa, el centro del caos. Esto, sumado a la inmensa tristeza en que se encontrará más adelante por la muerte de su abuela, será suficiente para que vuelvan los fuegos artificiales.
De algún modo, los fuegos artificiales en esta película anuncian el suicidio. Al Shouya ver el video con lo ocurrido en la rueda de la fortuna, intentó repetidas veces pasar ratos agradables con Shouko y su hermana, ya sea en el cine, o algún otro sitio de entretenimiento. Shouko, sumida en culpa por lo ocurrido en el puente, explícitamente le dijo que sería infeliz si permanecía en su vida, mas esto no detuvo a Shouya. Terminaron pues en el festival acompañado de fuegos artificales, en que Shouko se retira misteriosamente. Tras verse imposibilitada de resolver el problema desapareciendo de la vida de Shouya, opta por el suicidio. Ya vimos qué ocurrió: Por casualidad, Shouya se da cuenta de esto y a último momento logra salvarla, poniendo su propia vida en riesgo (e incluso cayéndose del balcón).
Aquí es donde entra en juego otro momento más de sublime escritura. Al igual que la cara ensangrentada de su madre significó para Shouya un cambio, este momento fue para Shouko un vuelco importantísimo, pues logra obtener una nueva perspectiva. Logró darse cuenta que existe gente que se preocupa por ella, que le quiere y le apoya, que no es desechable, que los errores no son irreparables. Que de ninguna forma es el suicidio la solución a los problemas que se presentaban. El sacrificio que hace Shouya por ella le revela todo esto de golpe. El sentimiento de culpa de Shouko tendría un cambio radical de naturaleza, pues pasa de ser una culpa "depresiva", a una en que trabajaría por solventar la situación. Ya la culpa que siente no es por el problema, sino por haber hecho que su amigo terminase hospitalizado. Esto se aprecia muy bien en la escena en que toda la familia de Shouko, ella incluida, se arrodilla ante la madre de Shouya por lo que su hijo había hecho. Una escena preciosamente ejecutada. Si había una forma de pagarle de vuelta, era llenándose de una gran determinación por cambiar sus maneras, buscar arreglar las cosas entre el grupo de amigos de la manera correcta. Luego, hacerle ver esto a Shouya, para que él también dejase de sentir la inferioridad que le aquejaba. Que él entienda que los errores son reparables, y el perdón existe. Habiendo dejado de sentir que su desaparición arreglaría todo, podría decirse que en cierto modo Shouya logró su objetivo, y ahora era trabajo de Shouko hacer lo propio.
Nuevamente reitero: Todo esto no es revelado en ningún momento, el "Show, don't tell" se mantiene constantemente como una máxima de la película. Los intentos de Shouko por hablar con Ueno repetidas veces a la salida de su trabajo no son más que la confirmación que recibimos de que está dispuesta a reunir al grupo de amigos y hacer que Shouya les "haga frente". La escena en que le ofrece su paraguas en medio de lluvia me parece espectacular. Es como si estuviésemos reviviendo los pasos de Shouya cuando fue amable con Yuzuru, a pesar de los perjuicios causados por esta.
Hago un paréntesis para destacar cierta escena que me pareció una sutileza bastante evidente, mas no por ello menos significativa y bonita: La forma en que Yuzuru rinde tributo a la memoria de su abuela preocupándose más por sus estudios y volviendo a clases, utilizando el uniforme escolar, preocupándose más por sí misma, me parece simplemente perfecta. Muy humana la forma en que dice "Tengo miedo" antes de atender el funeral de su abuela, que ya se dejaba entrever por la anterior escena de Yuzuru llorando en el río.
Continuando por donde íbamos. Tras el despertar de Shouya, toca el festival escolar, y el reencuentro con todos sus amigos. La forma en que no puede ver a la cara siquiera a Nagatsuka tras el problema en el puente es sencillamente desgarrador. El abrazo que su amigo le da es el primer paso para la resolución final de la película. Cuando logra salir del baño y se encuentra con los demás, no puede verles a la cara. Pero los esfuerzos de Shouko rinden fruto. El hecho de que Ueno haya utilizado el lenguaje de señas para decirle "tonta" a Shouko, muestra el progreso que logró esta última, y representa una silenciosa escena clave en el desarrollo de todo esto. Se da cuenta Shouya que el entorno ha cambiado, y de alguna forma se llevan mejor todos en el grupo. Si bien nadie ha cambiado demasiado (como muestra Sahara), la aceptación que demuestra cada quien por el otro (intensificado por la más amistosa interacción entre Ueno y Shouko) empieza a abrir los ojos a nuestro protagonista en la cuestión principal de la película: la autoaceptación. Se da cuenta que todos habían cometido errores y deslices, mas no por esto dejaron de ser quienes eran, ni fueron menos que los otros: solucionaron y trabajaron para enmendar estos errores. La caída de la gran "X" que tenía cada quién había significado cierto acercamiento y toma de confianza que tenía nuestro protagonista hacia dicha persona, pero no es sino hasta ahora que cae la verdadera "X": La que tenía Shouya en su mente y le hacía creer que sus errores eran irremediables, y le cegaban de poder detectar realmente el momento en que había reparado su error. Ahora se encontraba rodeado de gente de confianza, que le aprecia y le tiene estima a pesar de sus equivocaciones y problemas. Finalmente logra entender todo esto, y que nadie es menos que los otros. La redención por sus actos del pasado ya la había alcanzado hace tiempo, pero no es sino hasta ahora que logra alcanzar la paz consigo mismo. Es entonces cuando logra ver a sus amigos a la cara y, al salir al festival, derrumbar todas las grandes "X" que tenía la multitud de gente. Al fin era capaz de ver a la gente a la cara. La forma en que ambos encuentran en el otro la guía y el apoyo para entender cuánto valen es sencillamente excelente.
La preciosidad con que se maneja este momento, y el encaje armonioso que tienen todas las acciones de la película, hicieron inevitable que soltase una lágrima. Por parte de la dirección, nuevamente, nada nos es revelado directamente. Está en el espectador captar todas estas sutilezas que hacen de esta obra una joya única en su tipo.
La forma en que cada momento logra que el espectador conecte con la situación, no es más que fuerte evidencia a favor de la excelente labor de Yamada. Se tratan temas complejos tratados de la manera más sutil pero intensa posible. En algún momento todos nos habremos sentido inferiores, débiles, sin apoyo. El mensaje que deja esta película a todos aquellos que sientan esto está, a mi parecer, a la par de las mejores obras literarias y cinematográficas.
Credibilidad de los personajes
Hablé recién de lo "humano" que me pareció el miedo que expresa Yuzuru al momento de enfrentarse al funeral de su abuela. Me encantó dicho momento porque me creí al personaje. Perfectamente podría ser una persona real. Se siente real. De la misma forma, me creo a los demás personajes. Ya analizamos un poco la psicología detrás de Shouya y Shouko, de más está decir que me los creo, me parecen reales. Nagatsuka me parece un personaje real también. Mantiene un carácter juguetón al igual que de apoyo a lo largo de la película. El caso de Mashiba me parece perfecto el tratamiento que se le otorga: Siendo un personaje menor para la trama, no logramos profundizarnos mucho en su personalidad. Pero esto no significa un problema en absoluto: No quiero que llenes de tramas innecesarias y personalidades profundas a un personaje que a fin de cuentas no será del todo importante para la película, sería una pérdida de tiempo.
Debo hablar del caso particular de Ueno y Kawai, que me parecen personajes complejos.
Ueno desea que Shouya vuelva a ser el de antes. La escena en que se reencuentran y ésta decide robarle el aparato auditivo a Shouko, para darse cuenta que ya él no comparte ese gusto por molestar a su amiga, lo demuestra. Se marcha molesta. La escena de la grabación no hace más que confirmarlo, alegando que se le ha arrebatado a su amigo, echándole la culpa a Shouko. Quiere que todo vuelva a ser como solía ser. Muestra un claro, pero sutil, interés por Shouya. Es un personaje que muestra una curiosa evolución a lo largo de la película, pues tras comportarse de clara forma detestable, es motivada por la insistencia de Shouko a cambiar un poco, llegando incluso a remover definitivamente la "X" que tenía en su cara. Nunca fue intrínsecamente mala, acompañó a diario a Shouya mientras estaba hospitalizado, incapaz de abrir los ojos. Simplemente presentaba rasgos de personalidad que pueden llegar a no gustar del todo. Pero es por esto que me la creo con creces, es un personaje que, al igual que cualquier persona, es capaz de detestar, querer, desear volver al pasado, cambiar, y mucho más. Me parece simplemente humana.
El último personaje que quiero analizar es Kawai. O intentar. He ahí el problema, ¡No la puedo leer! Es algo que no puedo expresar sencillamente con palabras. ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Está actuando genuinamente, o es todo por interés propio? Desde la escena en el recuerdo de la primaria, en que se quita de encima toda responsabilidad por lo ocurrido con Shouko, llegando incluso a llorar, tengo mis dudas con este personaje. ¿Reaccionó en la escena del puente de manera sincera? El único momento de sinceridad total que noto en ella es cuando se le nota aliviada de que Shouko esté bien tras su intento de suicidio. De resto, me es complicado descifrar a este personaje en su totalidad, y creo que es esto mismo lo que hace de ella un personaje tan humano. Simplemente, una escritura admirable.
Estilo artístico y música
Poco o nada tengo que hablar aquí. Cero quejas. El estilo detallado de los fondos característico de Kyoto Animation (sin llegar al nivel de detalle de las obras de Makoto Shinkai, como en la aclamada obra "Your Name") es tan lindo como significativo. Al igual que visualmente se nos transmiten muchos mensajes como en el caso de las "X", en el fondo sucede lo propio con dibujos de gran nivel acorde a la situación. Ángulos de cámara interesantes, alejados de los personajes cuando necesario, cerca de los mismos cuando la situación lo amerita. La música, cero quejas. La importantísima ambientación musical que toda obra cinematográfica debe tener no queda floja en Koe no Katachi, siendo que conecta muy bien con cada momento de la película de manera acertada. Momentos específicos no puedo dar, ya que realmente son toda la película.
Hasta aquí llega mi análisis de Koe no Katachi. Una película sencillamente preciosa, tanto en trama como ejecución. Todos los factores juegan a favor de generar una obra de la que me siento afortunado de haber disfrutado. Difícilmente pueda expresar con palabras lo mucho que sentí al verla, pero ello no me detendrá de recomendarla sin el menor atisbo de duda.
¡Espero que hayan disfrutado la lectura! Los comentarios serán muy apreciados, busco mejorar :)
Todos los personajes e imágenes que aparecen en este post son propiedad de Yoshitoki Ōima y Kyoto Animation