El auto-concepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos y esta formado por todo aquello con lo que nos identificamos; se trata del conjunto de ideas que creemos que nos definen, a nivel consciente e inconsciente.
¿Con qué te identificas? Eso que te identifica ¿Te hace feliz o por el contrario? ¿Qué me hace única? ¿Quién soy yo? Estas son parte de las preguntas que surgieron en mi mente cuando en terapia tocamos el tema de auto-imagen; y más interesante fue cuando tuve el insight de que todo lo que soy, es porque así lo decidí ¿Qué parte de mí fue la que tomó la decisión de ser quién soy? ¿Cómo lo hizo? ¿Qué le hizo pensar o discernir entre lo verdaderamente valioso y lo que no?
Y más importante, ¿Puedo cambiar eso con lo que me identifico? O ¿Estoy condenada?
Según el estudio realizado por Kuhn (1960), la respuesta a la pregunta ¿Quién soy yo? podía dividirse en dos grupos principales. Por una parte las respuestas basadas en roles sociales (aspectos externos, familia, amigos, pareja, padres) y por otra las basadas en rasgos personales (aspectos internos, afectivos o de personalidad).
Esto quiere decir, que de todos los estímulos externos (positivos y negativos), escogí los que iba integrar en mí y también determiné de qué forma lo iba a hacer de cara a lo interno.
Por mucho tiempo pensé en cómo afrontar todas esas creencias limitantes que me estaban acompañando desde mi niñez, que impedían tener paz y establecer relaciones equilibradas con los demás, sin dejar de lado lo que verdaderamente amaba de mí.
Mi primera reacción fue verme como un gran terreno, dividido en parcelas. Todas aquellas cosas que amaba de mí, eran las parcelas que más cuidaba, detallaba y estaban prolijas. Pero todo aquello que no me gustaba lo tenía en las parcelas sin cuidado, sin protección y mucho menos atención.
Y así estuve por años... No fue hasta hace poco, en terapia, que tuve un insight durante mi sesión, gracias a mi psicóloga. En la medida que me enfoque en el detalle, todo el tiempo, no podré ver la belleza y la magnitud de mi terreno. Que descuidar las parcelas que menos me gustan, no hace que desaparezcan los problemas y que en la medida que las rechace, me rechazo a mí.
Colocar un cerco, no garantiza que me proteja de las vulnerabilidades, es básicamente resolver el problema con pañitos calientes.
Adueñate y atesora todo ese conjunto de elementos, buenos y no tan buenos que forman una simbiosis perfecta, única e irrepetible que eres tú.
Sé que esto suena muy romántico, sino te resuena, te pregunto ¿A qué le das foco? ¿Al detalle? ¿Al conjunto? ¿Ha ambos? ¿A qué le das más peso?
El pensamiento critico ayuda a retar las creencias que tengamos sobre nosotros mismos para que haya una congruencia entre la forma en que nos vemos y cómo nos gustaría vernos a nosotros mismos.
Esa brecha de lo que nos gusta y lo que no, nos permite tener una idea clara de nuestras oportunidades, fortalezas, amenazas y debilidades que nos conforman.
El auto-concepto no es rígido e inflexible, siempre nos brinda la oportunidad de cambiar de opinión; podemos cambiar la manera de entender la realidad, de sentir y de relacionarnos con los demás. Esto por efecto, nos traerá paz y mucha tranquilidad.
Confiaremos más en nuestro propio criterio, dejaremos atrás rencores, asumiremos nuestras responsabilidades, perdonaremos, para ser realmente libres de una realidad que nos pudo haber tenido presos por mucho tiempo.
El auto-concepto no es lo mismo que la autoestima. Para valorarnos, primero tenemos que entendernos y para ello, tenemos que ver y aceptar todas esas parcelas que nos componen.
Entonces, ¿Realmente, puedo construirme una versión de mí más fuerte? ¿Puedo tener más capacidad de mejorar, de quererme más, de verme a mi misma de otra forma? ¿De saber qué aceptar, integrar y que no?
¡La respuesta es sí! céntrate en potenciar tu propio crecimiento personal y por tanto, aumentar tu capacidad de mejorar tu propia versión de ti.
Quiero compartir contigo algunos tips que aprendí con mi terapeuta y por experiencia propia, que podrían ayudarte en tu proceso:
¡Escúchate! Con atención, con amor y comprensión. Escribe lo que sientes. Anota tus ideas y sueña un rato con todo lo que quisieras hacer y ser. Y se compasivo, cuando debas tratar esas partes de ti que están heridas.
Antes de emitir un juicio sobre ti pásalo por el filtro del amor y la posibilidad de ver las cosas de manera diferente.
¿El juicio es externo? nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. Y en la misma medida que te afecte la acción del otro sobre tí, en la misma intensidad que te la crees tú de ti.
¡Llego la hora de ser realmente libres! De empezar de cero e iniciar la nueva construcción de ti. Con la madurez que te lleva la adultez, la sabiduría de tus experiencias, las cicatrices de tus heridas pasadas y lo sacar lo mejor de las vivencias difíciles que pudiste tener.
Trátate con mucho amor, ten paciencia con tus propios procesos y confía en que siempre hay una oportunidad para tener una nueva versión de ti.
¡Nos vemos!