La fotografía es hereditaria

Soy fotógrafo desde que nací... ¿a qué se debe?, a mi padre. Por mucho tiempo se dedicó meticulosamente desde su afición por la fotografía a documentar, con su canon de película 35 mm, la mayoría de los momentos magníficos que acontecieron en mi familia.

De su hobby lo que mas me encantaba era leer cada una de las leyendas que acompañaba cada fotografía, colocada ordenadamente en la docena de álbumes donde reposan tantas memorias de nuestra infancia y juventud, junto a sus tiempos de universitario y amoríos con mi madre.

Tengo el orgullo de ejercer este oficio de manera profesional, y aunque no me considero un fotógrafo lleno de tecnicismos y desarrollo artístico de la escena, encontré en ese legado que fui estudiando con tan solo ver, observar, una pasión por el retrato, para mi uno de los planos mas familiares que existe.

Por eso de vez en cuando retrato a mis hijos, a mi esposa, a los amigos y obtengo en cada una de estas fotografías un momento sublime, íntimo y especial, lo mismo que sentía cada vez que observaba los álbumes hechos por mi padre. Aunque hoy en día hemos cambiado esos libros físicos por carruseles y scroll virtuales, sin lugar a duda, la fotografía en mi caso, es hereditaria.