La Geografía y la Teoría del Espacio (1990-2020). I Parte.

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La Geografía y la Teoría del Espacio (1990-2020). I Parte.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
[19 mar 20]

     A la disolución de la URSS a principios de los años noventa, y con ello la desaparición de la influencia de la dialéctica materialista de la antigua ACURSS, las fuentes documentales bajo las cuales nos habíamos formado hasta entonces, al dejar de producirse, en adelante, toda la interpretación dialéctica materialista de la teoría del espacio como fundamento de la geografía como ciencia, no sólo sería ahora en absoluto a contracorriente, sino dependería ya exclusivamente de lo que acerca de ello hubiésemos aprendido, de su aplicación y de lo que continuáramos desarrollando; y no sólo ello, la derrota del socialismo en su experiencia del siglo XX se identificó por la ignorancia, e incluso por ese “marxismo” desconocedor de la dialéctica y menos aún entendedor de su aplicación reducido a la interpretación económico-política, como la absolescencia de la filosofía materialista dialéctica.

     Los materiales producidos en la investigación burguesa de las universidades del capitalismo, eran, como sigue siendo, una ciencia plagada de prejuicios ideológicos, de interpretaciones idealistas, de subjetivismo y de falta de rigor en las categorizaciones (lo principal de ello es identificar “materia” con lo “sustancial tangible”, de donde lo no-tangible queda en lo inmaterial y parte de un mundo sobrenatural, metafísico; y así, si el espacio se identificaba con el vacío no-tangible, inmaterial, y “la nada”, éste se convertía subjetivamente sólo en asunto de un concepto abstracto; asimismo otro tanto ocurría, pues, con el vacío, identificado con “la nada”; con la identificación einsteniana de lo continuo con el “continuum” y de lo discreto otra vez exclusivamente con lo tangible, etc); los avances en el conocimiento del espacio ya no nos vendrían de la filosofía soviética, sino sólo estarían en el ámbito de la física del “mundo occidental” y tomando sus páginas delicadamente con pinzas; y así comenzó nuestra lectura de algunos trabajos de divulgación de la ciencia de los años noventa, todo lo cual confirmaba nuestro razonamiento filosófico dialéctico materialista acerca del espacio, que iba más allá de la filosofía de la ACURSS que, a su vez, se apoyaba en lo aportado por Einstein; pero justo en el momento en que Einstein comenzaba a ser cuestionado por esa “ciencia occidental” en su planteamiento del “continuum”, al que “diplomáticamente” se comenzó a dar por omiso, reclamándose el reconocimiento de la existencia del vacío cuyas propiedades y demostración comenzaban a darse. Tal como precisamente por nuestro desarrollo del conocimiento de la dialéctica materialista, detectábamos la limitaciones producto de su tiempo de Rosental e Iudin hasta Afanasiev y Frolov, pasando por Kúzentzov y Kursánov que ya atisbaban dichas limitaciones en medio de las posibles acusaciones de “revisionismo”, aparentemente a lo dicho por Engels, y daban las bases para un cuestionamiento que ahora en nosotros se hacía inevitable, mismo que había dejado su huella en nuestra investigación inicial de principios de los años ochenta en la que el espacio continuo lo identificábamos explícitamente al vacío.

     La teoría del espacio, pues, prácticamente ya para el siglo XXI, es producto de dos grandes cuestionamientos: uno, general, al concepto del “continuum” de Einstein hecho por la “ciencia occidental”; y otro, en nuestra consideración particular, a la dialéctica materialista de la época soviética en el concepto de espacio, hecho por nosotros.


Ejes de Simetría, 1994.png
Geografía Básica, 1994; en su página 232, la figura 215 muestra ya los primeros intentos del análisis del espacio geográfico por sus propiedades de simetría, que, en esa ocasión, la referimos a los ejes geográfico, magnético, y glacial Wisconsin, incluso con el factor de torsión
[Libro del autor de este Blog]

     No podemos ir al análisis de las obras sobre la temática aún en su forma de divulgación de la ciencia, desbordaría el propósito de dar una idea aún más general del estado del concepto de espacio, que, en una primera parte, para este periodo de 1990 a 2020, nos hemos apoyado, primero, el la nueva edición de 2003 del Diccionario Larousse de la Lengua, luego en el enciclopédico Atlas Universal de Filosofía, 2004; bajo la dirección de Carlos Gispert, como, finalmente nos hemos limitado sólo a algunos comentarios a dichas obras de divulgación de la ciencia publicadas en los años noventa; y ya en una segunda parte, trataremos con algunos excelentes trabajos de divulgación de la ciencia publicados entre 2015 y 2017, sobre el vacío, “la nada”, el frío absoluto, la materia y energía oscura, el bosón de Higgs, los agujeros negros, etc; finalmente, luego de un terrible momento histórico dado entre 1995 y 2005 que propició una vuelta al oscurantismo, todo lo cual reveló las nuevas propiedades del espacio, demostrando su realidad y naturaleza tal como ya nosotros lo habíamos conceptuado desde el punto de vista exclusivamente filosófico desde principios de los años ochenta.

Diccionario de la Lengua, Larousse, 2003; “Espacio”.

“Medio, como la situación de los cuerpos”
“Situación, como el lugar que ocupa un cuerpo”.
“Distancia, como la separación entre dos cuerpos”.

     Se reduce en realidad a una noción: la de ser un “medio, como el sitio o lugar que ocupa un cuerpo”

Atlas de Filosofía; 2004, Carlos Gispert, et al. “Espacio”.

* Espacio-lugar, de Aristóteles (contrapuesto a Demócrito, para el cual, “la extensión espacial no coincide con la materia, sino que la incluye”).
* Espacio absoluto, de Newton (entendido aquí como espacio-tiempo); sistema de referencia del principio de inercia, eterno e infinito.
* Las leyes del movimiento reclaman de un espacio absoluto.
* La característica de “absoluto” sigue siendo algo no demostrado experimentalmente a pesar de la propuesta de la rotación de la cubeta con agua (en donde se da la relatividad galileana entre el recipiente y el agua), y cae en la metafísica.
* Espacio a priori, de Kant (un punto medio entre las propuestas de Hume, como una costumbre psicológica empíricamente obtenida de la experiencia; y Newton, del espacio absoluto en la naturaleza); para Kant, el espacio es algo que está en la mente, un esquema o estructura mental, pero precede a la experiencia, y no es algo que está en la naturaleza (cuando en la perspectiva se confunde por la mente lo pequeño con lo distante, refuta la idea kantiana).

     Como se puede ver, el Diccionario de la Lengua conserva aún en 2003, la idea aristotélica del espacio; y el Atlas de Filosofía de 2004, aún mostrando la diversidad gnoseológica del concepto, hace de los conceptos de la ciencia clásica griega de Aristóteles y de la ciencia de la modernidad de la Ilustración de Newton, asunto de la historia, quedándose, muy propiamente con las ideas de la ideología de la “posmodernidad” ya de su época, con la idea del subjetivismo kantiano como lo más exacto acerca del concepto de espacio.

     Luego ya hay una diversidad de lecturas, de las cuales, en una segunda parte, tomaremos sólo algunas básicas sobre esos conceptos afines al espacio en tanto forma de sus propiedades, que dieron una noción completamente distinta del mismo, dando una nueva idea del estado del concepto de espacio.

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