Un inesperado viernes por la noche (Historia Real)

in spanish •  7 years ago  (edited)

     Viernes por la tarde, estaba a punto de caer la noche alrededor de las seis de la tarde, en ese momento, suena el teléfono y me dispongo a contestar, al revisar el identificador me doy cuenta que se trata de mi viejo amigo Eduardo uno de mis mejores amigos el cual conocí en la secundaria, antes de contestar, no pensé que aquella acción cambiaría el curso de ese día. Se oyen risas y algo de música al fondo antes de poder escuchar la voz de Eduardo quien entre risas obviamente provocadas por otras personas que con él se encontraban me preguntaba por mi ubicación y mis planes para el resto de la noche, pues él estaba reunido con varios de sus compañeros de universidad y estaban dispuestos a pasar un buen rato de viernes por la noche, yo me encontraba en mi casa y no tenía ningún plan a pesar de estar en vacaciones , por la hora suponía que todo estaba destinado a terminar en una noche cualquiera donde pasaría el resto de la noche viendo televisión o tal vez leyendo un libro o viendo algunas noticias por internet, la mesa estaba servida para cambiar aquella escena, tenía algo de dinero en la cartera, tiempo libre y una invitación esperando en el teléfono.  

 

Fuente

   No me tomaría más de diez minutos llegar al lugar donde se desarrollaba la reunión, era en la universidad de mi compañero Eduardo, La UNEARTE (Universidad Nacional Experimental de las Artes), como su nombre lo indica, una universidad de artes donde se dicta teatro, danza, producción audiovisual entre otras carreras de este medio, si bien es todo lo contrario a la carrera que estoy estudiando, debido a Eduardo he tenido mucho contacto con esta universidad y varios estudiantes de la misma entre los que destacan Roberto, otro compañero de la secundaria y Andrea, la nieta de una vecina, la universidad no queda lejos de mi casa por lo cual a pesar de la obscuridad de la noche y la soledad de las calles no tan seguras a esas horas pude llegar sin problemas, sin embargo estoy consciente de que el recinto no está ubicado en una zona muy segura por lo cual no es recomendable pasearse por los alrededores a esas horas, la universidad no es muy grande en realidad, sin embargo está ubicada al lado del famoso Teatro Teresa Carreño, el mismo, cuenta con un amplio espacio en sus alrededores donde cualquier persona que circula puede pasar el rato y debido a la cercanía, estos espacios son aprovechados por estudiantes de la universidad para ser ocupados durante tiempo de ocio.    

   Al llegar al sitio encontré a Eduardo y Roberto acompañados por cuatro de sus compañeros de estudio, compañeros con los cuales ya había tenido algún encuentro por lo cual resultó más agradable la reunión, poco menos de la mitad de una botella y una baraja de cartas españolas era lo que tenía aquel grupo para ofrecer además de su compañía, sin darnos cuenta prosiguieron dos agradables horas donde las risas, las bromas y las anécdotas mientras trascurrían las partidas de cartas no se hicieron esperar. Cuando por fin me dispuse a ver el reloj me pude dar cuenta de que ya eran las ocho de la noche, no pude evitar expresar en voz alta mi asombro por la rapidez con la que avanzó el tiempo en aquel momento, nada más terminar mi frase sucumbió ante el asombro una de las muchachas que con nosotros se encontraba, esto debido a lo tarde que era y que ahora sería mucho más peligroso el llegar a su casa, debido a esta reacción y lo tarde que se hacía decidimos abandonar el lugar, sin embargo Roberto no estaba muy contento con la idea, pues a él lo habían invitado a una fiesta donde iba a estar presente una joven que él siempre quiso conquistar, pero debía esperar un poco más y no quería hacerlo solo, de igual forma ante la negativa y las quejas del mismo salimos los siete de aquel lugar y nos dirigimos hasta la parada de autobús, en esta nos separamos, los amigos de Roberto y Eduardo se montaron en un transporte mientras estos dos se disponían a colocarse en la fila para esperar el autobús en la parada.    

   Estaba consciente de la hora que era por lo cual la misma empezaba a jugar en contra, por un lado el sentimiento de inseguridad de saber que una vez mis compañeros subieran al autobús yo quedaría solo para enfrentar las tres cuadras que faltaban para llegar a mi casa, mientras que por otra parte, el cansancio jugaba en contra y de igual manera lo hacia el hambre, una vez llegamos al sitio donde Eduardo y Roberto esperarían para llegar a su destino yo procedí a despedirme de los muchachos cuando de repente logre divisar al otro lado de la cera un puesto donde vendían “Hot dogs”, en ese preciso momento recordé que Roberto me debía un poco de dinero de la última vez que nos habíamos encontrado y empecé a bromear con él al respecto, casualmente en ese momento cuando ya me despedía apareció el autobús listo para realizar su viaje. En ese instante, Roberto vio su oportunidad para salir ganando esa noche y me propuso un trato, si yo lo acompañaba hasta su casa para que el buscara dinero y se arreglara para la fiesta y regresaba a la parada con él, el me regalaría dos “hot dogs”, lo interesante de esta propuesta era que solamente uno costaba más de lo que me debía Roberto, yo sabía que Roberto emprendería esa travesía con o sin mi compañía, por lo que pensé que llegar un poco más tarde a casa podría valer la pena ya que me había quedado sin mucho dinero por lo que la oferta era tentadora, además dos viajes en autobús y por la hora no habría mucho tráfico, la casa de Roberto no estaba uy lejos, por lo que no demoraríamos mucho en esa travesía.    

    Abordé la unidad con mis compañeros rumbo a la casa de Roberto, ambos viven por la misma zona, Roberto vive en una calle que esta en subida ya que la zona donde residen los jóvenes esta en la vía hacia la montaña, sin embargo, Roberto vive a unas pocas cuadras de donde empieza la subida y Eduardo un poco más arriba y no fue hasta que estábamos considerablemente cerca de la casa de Roberto que Eduardo me dice “¿Tú recuerdas que a esta hora los autobuses solo suben verdad? Ninguno va a bajar” en ese momento caí en cuenta de que era cierto lo que decía Eduardo, por eso era la insistencia de Roberto para que lo acompañara, el no quería bajar a pie solo hasta la universidad, a pesar de que me moleste un poco con él, decidí tomarlo con calma y seguir con la travesía, ya estábamos llegando a la casa, no tenía ora opción.    

    Nos despedimos de Eduardo quien continuo en el transporte hacia su casa mientras Roberto y yo nos bajábamos para dirigirnos a la casa, yo esperé en la sala a Roberto mientras este se arreglaba, no demoro mas de cinco minutos, mientras yo recordaba viejos momentos que pasé en la casa de Roberto, la misma se encuentra muy cerca de mi antigua escuela donde cursé primaria y secundaria, por ende muchas veces íbamos a casa de Roberto a pasar el día después de clases, tenía casi un año sin pasar por la casa y sumado al hecho de ya tener tres años desde nuestra graduación fue inevitable recordar aquellos días. Una vez Roberto estuvo listo partimos, comenzamos a bajar la empinada calle que conducía hacia la universidad, eran las nueve y quince aproximadamente por lo cual la calle se observaba muy tranquila a pesar de ser viernes, esta calle esta llena casi en su totalidad por pequeñas casas, en su mayoría ya con las luces apagadas, por aquella calle solo transitábamos nosotros dos y uno que otro carro que pasaba de vez en cuando, debo admitir que ambos estábamos muy nerviosos, sabíamos que esa soledad se podría traducir en malas noticias en cualquier momento.      

     Desde la casa de Roberto hasta la parada donde nos montamos en el autobús son como veinticinco minutos aproximadamente, pero por la rapidez con la que íbamos, creo que fácilmente pudimos haber llegado en quince, estábamos a dos cuadras de llegar a la calle en teoría mas segura de todo el recorrido cuando de repente escuchamos un ruido a lo lejos acompañado de una luz débil, se trataba de un joven en una motocicleta, el mismo iba bajando por la calle a toda velocidad, Roberto y yo estábamos muy alertas a cualquier cosa que pudiera pasar, a medida que el joven se va acercando va disminuyendo la velocidad de la motocicleta hasta que estuvo a la par con nosotros, yo ya sabia la siguiente escena de la película, en mi país se ve casi a diario, si teníamos suerte el joven solamente nos amenazaría con una pistola o tal vez una navaja para que le entregáramos los teléfonos celulares y no nos haría ningún daño físico en el peor de los casos creo que se lo pueden imaginar, el joven que había disminuido tanto su velocidad que estaba prácticamente estacionado nos lanzo una mirada con la cual estaba dictada nuestra sentencia, en ese momento Roberto me miro como preguntándome si correr era una buena idea, pero ante una motocicleta y muy probablemente un arma de fuego no teníamos mucha esperanza, ambos teníamos el corazón en la mano y todo paso muy rápido en realidad, el joven dejo de mirarnos alzo la mirada y nuevamente acelero en su vehículo y dio una vuelta en U para regresar por donde había venido, Roberto y yo quedamos perplejos ante lo que había sucedido, el corazón se nos salía del pecho todavía impactados por el acontecimiento, ¿el joven simplemente quería darnos un buen susto? ¿se habrá arrepentido de cometer algún crimen? ¿O tal vez nos quería dar una lección al recordarnos lo peligrosas que son esas calles a esas horas de la noche? No lo se en realidad, pero el punto es que tuvimos mucha suerte.  

     Continuamos nuestro camino aun impactados por la escena anterior cuando llegamos a la zona en teoría más segura, todavía rondaban por esos lugares algunas personas y para mi sorpresa había un puesto de “Hot dogs” que aun prestaba servicio, por su puesto no dude en recordarle su promesa a Roberto y le dije que nos acercáramos, pero lamentablemente ya estaban recogiendo todo y no seguirían trabajando. Continuamos el camino y cada vez se veían menos personas por las aceras sin embargo dimos con otro puesto que seguía abierto, sin embargo el mismo solo aceptaba dinero en efectivo y Roberto solo tenia dinero en su tarjeta de débito, por la hora, ya estaba resignado en que seria otro día que Roberto cumpliría su parte del trato, finalmente llegamos al pequeño centro comercial que esta justamente enfrente del edificio donde vivo, en ese momento Roberto se disponía a seguir el camino hacia la universidad por la izquierda sin embargo yo le dije que pasáramos por la derecha (el lado done vivo) y así revisábamos si el puesto de “hot dogs” de la cuadra seguía allí, cuando llegamos al frente de mi casa, nos dimos cuenta de que efectivamente ahí estaba el puesto, pero al igual que el anterior ya no estaba trabajando pues estaban recogiendo, no faltaban las risas de Roberto en cada ocasión que no podíamos comprar, en ese momento me vi tentado a cruzar la calle y entrar a mi casa, pero Roberto me pidió que lo acompañara hasta la esquina de esa forma revisaríamos si aun quedaba el puesto de comida que siempre esta ahí y el quedaría mas cerca de la universidad, sin embargo, en ese momento vimos tres sombras que se acercaban y al cabo de un segundo gritaron el nombre de Roberto, para nuestra sorpresa eran dos amigos de Roberto acompañados por otra compañera, eran los mismos con los que Roberto se encontraría en la universidad para ir a la fiesta, uno de ellos no dudo en decirle “Te había pasado un mensaje, la fiesta se cancelo y nosotros nos vamos” obviamente Roberto nunca saco el teléfono en todo el camino por lo cual nunca vio el mensaje.  

    Yo no pude evitar el soltar una carcajada, habíamos hecho esa larga travesía y al final Roberto se quedaría sin nada y de igual manera debía cumplir su parte del trato, es un poco cruel, pero yo también había pasado por los mismos sustos que él esa noche, la rabia se apodero de Roberto y lo único que salió de su boca fue “no puede ser, siempre el mismo cuento con ustedes y para colmo tengo que cumplir mi parte del trato todavía” envuelto por la decepción y la rabia me pidió que avanzáramos, en ese momento el muchacho que nos había dado la mala noticia preguntó hacia donde nos dirigíamos, pues la joven que los acompañaba debía tomar “El metro de Caracas” hasta su casa y nosotros íbamos en la misma dirección, la muchacha nos acompañó pues íbamos por el mismo camino, es bien sabido que la entrada hacia “El metro de Caracas” se ubica al lado de un puesto de “Hot dogs” por lo cual tendría un ultimo chance y podría seguir haciendo molestar a Roberto con algún chiste de lo que le había sucedido. 

    Ya no era una sorpresa que no había ningún vendedor en la zona así que iba a despedirme de la muchacha cuando esta muy apenada nos comenta que esa no es la entrada que la dejaría en su casa y teníamos que caminar dos cuadras más, nada mas voltee la mirada hacia donde señalaba la joven, era la entrada de la estación “Parque Central” la misma se ubica al lado de un complejo residencial y comercial llamado de la misma forma si bien en este complejo se ubican edificios residenciales también una gran cantidad de negocios por lo cual el acceso es libre para todos en las áreas comerciales no así las residenciales, si bien es cierto que este complejo es muy hermoso es bien sabido que el mismo es un tanto peligroso a esas horas de la noche, sin embargo no mas peligroso que las dos cuadras que debíamos atravesar para llegar hasta él, yo tranquilamente pude haber regresado a mi casa, estaba a una sola cuadra, pero no podía dejar que Roberto acompañara el solo a la joven y menos sabiendo que después le tocaría regresarse el solo, así que rápidamente emprendimos nuestra travesía hasta Parque Central por las dos oscuras cuadras donde se habían dañado todos los bombillos, únicamente quedaba uno que se observaba al final de la calle el cual pestañeaba constantemente .

Fuente (Foto del complejo antes de caer la noche)

   Logramos atravesar el oscuro camino, a pesar de nuestros nervios el ambiente era agradable pues yo me encargue de bromear acerca de lo que le había pasado a Roberto y como de igual forma debía comprarme algo, tanto así que le dije que para pasar el mal trago se olvidara de los “hot dogs” y comprara una hamburguesa y la compartiéramos, Roberto estaba tan molesto que acepto incluso cuando la hamburguesa resultaba mucho más costosa, mientras atravesábamos el complejo Parque Central recordamos el viejo puesto de hamburguesas que estaba al lado de la estación “Parque Central”, si bien era poco probable que el mismo siguiera abierto servía de consuelo para continuar con tan atropellada aventura. Finalmente acompañamos a la joven hasta la puerta de la estación, esta se despidió y nos agradeció, para nuestra sorpresa al cruzar la calle vimos que aún estaba abierto el puesto de hamburguesas, entre el cansancio y el hambre ver la luz de aquel puesto encendida fue una salvación, rápidamente nos acercamos solo para encontrarnos con el mismo destino de los anteriores, estaban recogiendo.  

     En ese momento decidí terminar aquel asunto y marcharnos, pero Roberto aun molesto por su suerte de aquel día me hablo e varios locales de comida que se encuentran en el interior de Parque Central, yo estaba muy dudoso ante la idea, pues como dije el complejo si bien es residencial tiene muchas áreas de acceso publico y es bien sabido que en las noches la obscuridad es aprovechada por vagabundos y ladrones para esconderse y poder hacerle una mala jugada al que transite por esos lados, muy pocas he recorrido el complejo por lo cual debido a su gran extensión me pierdo en el con facilidad, pero Roberto tiene una amiga que vive ahí, así que conocía un poco más los caminos, ante la insistencia de Roberto accedí a explorar el recinto aun sabiendo que se hacia tarde y el regreso podría resultar poco agradable, recorrimos los oscuros pasillos del complejo que yo siempre lo diré, es un laberinto, subíamos y bajábamos escaleras recorríamos largos pasillos observábamos algunos grupos de vagabundos que dormían en algunas esquinas y nos encontramos a un par de grupos de jóvenes residentes del complejo que se dedicaban a pasar el rato, sin embargo, nos miraban extraño cuando pasábamos.  

    Finalmente llegábamos al local y para mi sorpresa estaba abierto, era un local con música donde se podían ordenar comida y bebida con una pequeña pista de baile, una pareja bailando, un grupo de amigos pasados de copas y cinco señores de unos cuarenta completaban el cuadro de aquella escena, cuando nos dirigimos a la barra para ordenar nos recibieron con la que se convirtió la frase de la noche, “ya estamos recogiendo”. Aun cuando mi cara reflejaba todo lo que quería decir Roberto insistió en otro local, nos dirigimos a el pasando por otro laberinto de pasillos y escaleras para encontrarnos con una puerta cerrada con un candado y un gran letrero de cerrado. En se momento me puse firme y le dije que nos largábamos de ese lugar, Roberto finalmente cedió ante el cansancio y accedió así que nos dirigimos hacia la salida que nos dejaría en el comienzo de aquella oscura cuadra apenas iluminada por aquel parpadeante bombillo, logramos salir del laberinto de pasillos y salimos en la calle dispuestos a emprender camino pero cuando estábamos a punto de abandonar la cuadra del complejo residencial Roberto recordó un último lugar que estaba justo al lado de donde nos encontrábamos, no se si era el hambre o la impotencia que representaba terminar aquella travesía en vano pero le seguí y llegamos a un pequeño y muy acogedor lugar donde servían comida rápida, le preguntamos al cocinero si seguían trabajando y este miro el reloj, ya eran las diez y treinta por lo que respondió “Si ordenan ahora los atiendo” no podía creer que finalmente alguien nos atendería, observamos los precios y eran un poco caros pero a Roberto empeñado en saldar su deuda esa misma noche y todavía molesto por lo de la fiesta no le importo, tanto así que antes de pedir me pregunto que si no quería una pizza en vez de la hamburguesa, eso de verdad no me lo esperaba pues esta resultaba mucho más costosa, a lo que respondí que era decisión suya. Finalmente terminamos comiéndonos una pizza grande entre los dos, puedo decir que como dice ese famoso meme “vine buscando cobre y encontré oro” pues había salido ganando en comparación con el dinero que Roberto me debía originalmente.

     Pero la noche no terminaba ahí, pues aún debíamos regresar cada uno a su casa, yo no tendría tanto problema pues esta mucho más cerca, pero a Roberto quien se reusó a quedarse en mi casa aquel día se le iba a hacer más complicado. Logramos atravesar el oscuro camino sin mayor sobresalto y llegamos a una estación del “Metro de Caracas” Roberto me dijo que el tomaría un tren hasta otro sitio donde podría encontrar un taxi que lo llevara a su casa, ya donde estábamos no iban a pasar más autobuses así que esa era lo mejor que podía hacer, nos despedimos no sin antes bromear un poco por todo lo acontecido esa noche y cada un quedo a su suerte, yo solo me encontraba a poco más de una cuadra de mi casa, rápidamente emprendí camino por las oscuras y desoladas calles que conducían hasta mi casa, llegue a la esquina y cuando me disponía a cruzar la calle, volvió a pasar, se repitió la misma escena de hace casi dos horas, de la nada apareció un joven en una moto el cual disminuyo considerablemente su velocidad hasta casi estar detenido enfrente de mí, no se que habrá pasado pero al igual que el anterior no hizo más nada, simplemente siguió su camino, después de eso no demoré ni un minuto en llegar al edificio y una vez allí pude respirar tranquilo pues ya estaba seguro.     

     Una vez en mi casa me puse a repasar todos los acontecimientos de la noche entre risas por la divertida anécdota, pero consiente de que habíamos estado en peligrosas situaciones, al cabo de unos minutos me di cuenta de que tenia un mensaje que me había llegado a las diez, era de Eduardo quien preguntaba cómo había terminado todo y me dispuse a contarle la historia de lo acontecido, él no se lo podía creer y no aguantaba la risa, luego me preocupe un poco porque Roberto aún no me avisaba nada, pero al cabo de unos minutos recibí un mensaje suyo, resultaba que no había encontrado ningún taxi y tuvo que caminar hasta su casa, pero no le ocurrió nada, creo que si bien la pasamos bien esa noche con todo y los malos ratos, fue un entretenido viernes por la noche que pintaba para todo lo contrario.     

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Excelente post , la narración de un entretenido viernes. Por cierto hoy es viernes ....

Asi es, las aventuras de un viernes que pintaba para ser normal jeje Gracias mi pana

siempre es bueno divertirse un viernes con los amigos. estuvo entretenido!!

Asi es, siempre hace falta una escapada un virnes por la noche

Excelente publicación mi pana... feliz viernes

Gracias mi pana!

Buen relato. Muy entretenido

Muchas gracias

Relato, relajante y angustiante a la vez, desde que comenzaste la narrativa me enganché, a la mitad (por lo extenso) pensé que no leería más, pero la curiosidad de saber cómo finalizaría la noche de ese viernes, me conllevó a terminar de leer todo. Te aseguro que donde yo vivo, no llego a mi casa sin ser atracado...Jajaja...Saludos...excelente relato...

Gracias bro!! La verdad tuve mucha suerte ese día jaja Pero de verdad que fue una noche tal y como dices relajante y angustiante al mismo tiempo jajaja Saludos! Te sigo!

gracias por compartir tu historia... te sigo

Siempre es un placer compartir esta clase de relatos, gracias Saludos!!