LA VIEJA CABAÑA por Irma Pulido

in spanish •  6 years ago  (edited)


FUENTE


Había transcurrido mucho tiempo desde que Iván dejara el pueblo ya que tuvo qué alejarse a la ciudad a realizar sus estudios en la Universidad.
Cada temporada de vacaciones visitaba a su familia, pero esta vez se había tardado más tiempo en regresar, mientras se dirigía al pueblo se preguntaba cómo estaría ese lugar después de tanto tiempo sin verlo y qué habría sido de la vieja cabaña que tantos recuerdos tenía de ella en su mente de lo que vivió allí.
Pensando y pensando no se había dado cuenta de que ya se encontraba a la entrada del pueblo. Detuvo el auto y se bajó de él recostándose de la portezuela y fijó la mirada hacia el camino que conducía a esa vieja cabaña a la cual ya podía ver ya que no estaba tan lejos. Tenía tantos recuerdos de ella que nunca podría olvidar…todo lo que la gente comentaba sobre las fabulosas historias que habían sucedido allí y que oía desde niño. Porque él nunca se creyó nada de lo que se decía acerca de esa vieja casa, hasta que un día vivió su propia historia para contarla.
Iván se quedó mirando hacia la vieja cabaña con una mirada inquietante y dejó que todos los recuerdos que habían quedado atrás volvieran.
En el pueblo se comentaba, en ese entonces, las extrañas cosas que allí pasaban, que la misteriosa casa de las afueras del pueblo fue habitada, según se decía, por una pareja y su joven hija, Sofía. Decían, quienes llegaron a verla, que era muy bella y dulce. Tal era su dulzura que los pajaritos se posaban en su pelo y comían en su mano. Su padre, un hombre cruel y despiadado, las mantenía encerradas, a ella y a su madre, para que nadie las viera. Las maltrataba, dejándolas atadas a cada una en una silla cuando él salía.
En una de esas ocasiones, al regresar, encontró a su esposa muerta y Sofía lloraba desconsoladamente por no poder abrazar a su madre ya que también estaba amarrada y no podía moverse. Sentía pánico porque ahora quedaría a merced de su padre quien a partir de ese momento la trataría peor que nunca. El hombre tomó el cuerpo sin vida de la esposa y lo enterró de inmediato, sin remordimiento alguno.
Así pasaron algunos años. Un día, como en otras ocasiones, el viejo malvado salió de pesca, con la diferencia de que n esa ocasión no dejó amarrada a la hija antes de irse sino que le ordenó que limpiara la cabaña amenazándola para que no saliera.
Cuando él se marchó la muchacha se sintió libre y quiso ver el mundo exterior aunque solo fuera desde la ventana. Mirar las flores, el cielo, el campo y todas las cosas que la rodeaban pero que le estaban prohibidas. Estando asomada Sofía no se percató de que un joven leñador la observaba asombrado de su belleza. Él se fue acercando sin que ella lo notara y le habló. Sofía se asustó y se escondió cerrando la ventana tras ella. Su mayor temor era que regresara su padre y se diera cuenta de la presencia de un extraño cerca de la casa y sabía de lo que era capaz de hacer.
El muchacho, entendiendo la reacción de la joven, se alejó pensando que volvería de nuevo e otra oportunidad. Así lo hizo muchas veces sin lograr verla ya que el malvado viejo estaba todo el tiempo allí como un perro guardián. Pero un día lo vio salir de u casa con un hacha en la mano y el joven, aprovechando que el viejo no estaba, se acercó a la ventana para tratar de ver a la joven de nuevo descubriendo con horror que la muchacha estaba amarrada a una silla.
Sofía no tardó en notar su presencia y con la mirada suplicó que se marchara, era una criatura aterrorizada y él sintió un profundo dolor por ella.

  • Volveré – Le prometió con valentía – yo te ayudaré a salir de aquí.
    Dio unos pasos y se regresó, no soportaba ver esa injusticia. Era increíble que una criatura tan hermosa estuviese atada como un animal salvaje. La puerta tenía una cadena y le fue imposible abrirla. Se dirigió hacia la ventana y le habló a la asustada joven.
  • ¡Te voy a liberar ahora!- Le dijo con intención e entrar por a ventana. Ella negó con la cabeza sin conseguir que desistiera.
  • ¡No lo hagas, por favor! – Le habló al fin suplicante.
  • Así que hablas – Le sonrió una vez dentro -.
  • ¡Aléjate, tienes qué irte de aquí!
  • Confía en mí, yo te ayudaré – La tranquilizó y se acercó para darle un beso en la mejilla – Mi nombre es Sebastián.
  • No puedes estar aquí, vete – Siguió suplicando mientras las lágrimas bañaban su rostro.
  • Está bien, me iré – Aceptó Sebastián conmovido por u tristeza – Pero antes dime tu nombre.
  • Sofía, mi nombre es Sofía, pero vete ya.

La joven estaba desesperada mirando hacia la puerta. Él la obedeció y salió de la casa saltando por la ventana.

  • ¿Sabes que eres muy linda? – Le dijo antes de dar la vuelta y correr de regreso.
    Sofía esbozó una tímida sonrisa. Nunca antes nadie le había dicho algo así. Su vida siempre había sido muy solitaria y ese extraño joven le parecía simpático. Deseó con el corazón verlo de nuevo.
    A la mañana siguiente, desde muy temprano, Sebastián vigilaba la cabaña esperando que el viejo saliera. De pronto se abrió la puerta y lo vio alejarse con una caña de pescar en la mano.
    -¡Este es el momento! – Se dijo y miró hacia la casa.
    Desde donde se encontraba observó que Sofía estaba cerca de la ventana, intentando mirar hacia afuera. Se alegró al verla y supo en ese instante que se había enamorado de ella. Sin pensarlo dos veces corrió a su encuentro.
    Sofía, por su parte, se emocionó cuando lo vio acercarse y permaneció en la ventana. En el momento en que él intentaba tomar su mano una palidez mortal transformó la cara de la joven en una viva mueca de horror
  • Se…Sebastián – Murmuró apenas-.
  • ¿Qué te sucede? – Le preguntó intrigado.
  • Mi…mi padre…-Anunció antes de cerrar con fuerza la ventana.
    Sebastián comprendió lo que pasaba: El viejo estaba de regreso antes de tiempo, entonces echó a correr. No pudo evitar que el viejo le viera. Lo que más le preocupaba es que fuera a castigar a Sofía por su culpa. Se ocultó entre unos matorrales cercanos viendo que el pare de Sofía entraba furioso a la cabaña dando un portazo.
    Enseguida pudo escuchar unos gritos desgarradores y golpes extraños como de metal. Luego vino un largo silencio. Estuvo allí por horas, oculto, pero sin lograr ver ni oír nada más.


    CONTINUARÁ...


    NO SE PIERDAN EL SORPRESIVO DESENLACE DE ESTA HISTORIA



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Buen día amiga. Bueno estaré pendiente del desenlace, buena táctica...