Empiezo a sentir que todo va a ir bien. Lo canta Sethler en uno de los temas de su disco ‘Negociación’. El presidente de los empresarios de Andalucía, Javier González de Lara, lo contó en el foro Nueva Economía, al que asistí este martes 22 de mayo, en el lujoso Hotel Miramar de Málaga, 5 estrellas frente al mar. Aunque el título recuerda al disco de Supertramp, la canción de Sethler a la que me refiero, mucho más liviana, cuenta que todo el mundo se ha echado a bailar a la calle; que ya está bien de canciones tan tristes; que ya está bien de autocompadecerse; que todo va ir bien…
Todo va a ir bien. Sethler
González de Lara, el presidente de los empresarios de Andalucía, contó de la relación entre la empresa y la sociedad. Vino a recordar que los empresarios no son los malos. Que el beneficio empresarial no sólo es legítimo, sino necesario. Que también para ellos el empleo debe ser la prioridad y que el principal activo de una empresa son sus trabajadores “porque una empresa es un equipo humano con valores”. Hizo pedagogía. No sólo para quienes les siguen viendo con el puro en la boca y la mirada opulenta, explotadora y fascista; también la hizo para quienes tras la etiqueta de empresarios no son más que “piratas”.
Estereotipo negativo de empresario
Estos son los puntos que González de Lara quiso dejar claros al respecto:
- La empresa debe ser rentable para subsistir y asumir sus responsabilidades.
- La empresa debe obedecer la ley.
- La empresa debe mantener un comportamiento ético.
- La empresa debe devolver a la sociedad parte de lo que de ella recibe
Javier Glez de Lara. Presidente CEA
Pero a la hora de exigir recordó que en Andalucía hay todavía 60 empresas por cada mil habitantes, pese a que la media española está en 70 (si bien es verdad que en Málaga, motor económico de la deprimida región andaluza, la cifra asciende a 72) Y volvió a insistir en que les cuesta respirar entre tanta maraña normativa. “El árbol de las leyes ha de podarse permanentemente” advirtió con palabras de Anatole France, escritor francés que se llevó el Nobel en 1921 (me encanta el título de una de sus novelas, Los dioses tienen sed, y recomiendo vivamente La isla de los pingüinos)
La queja tenía su veneno: “Se legisla pensando en el empresario que defrauda, no para el que cumple; se inspecciona al que está dado de alta no al que se oculta, y la nueva plataforma telemática mediante la cual hay que licitar las contrataciones públicas es ininteligible” También lanzó el dardo del agravio comparativo que supone el nivel de apalancamiento del sector privado, reducido en unos 500.000 millones de euros, mientras que el del sector público aumenta en unos 800.000. Todo ello aquí duele el doble. La comparativa de Andalucía con Portugal (con el amarillismo independentista de fondo) tuvo su aquel. Al fin y al cabo, Andalucía es más país que 17 países europeos. Si Portugal tiene unos 92 mil Km2, Andalucía tiene 88 mil. Y si el mapa luso lo habitan unos 10 millones de criaturas, el andaluz lo habitan ya cerca de 9.
Sectores económicos en Andalucía
El solvente y conciliador pintor de marinas, reelegido recientemente y por aclamación presidente de la CEA, también tuvo que enfrentarse a los marrones que le tocan. Por ejemplo, a la lógica pregunta de por qué si la crisis se ha superado hay tanta pobreza laboral, y a la de la actual movilización sindical por el convenio en el turismo y la hostelería. Su conocido buen talante dejó apreciaciones como la de que los empresarios deben soportar con normalidad “esas visitas sindicales a nuestras sedes”, o que hay cabezas bien amuebladas en ambos lados de la negociación. Que todo va a ir bien, vamos... “Ha llegado el sol a mi almohada”, dice la canción de Sethler.
Pienso que las leyes están diseñadas para mantener un entremado complejo, lleno de pruebas y trampas, donde ni los propios legislativos se ponen de acuerdo, porqué tal vez estén alejadas del sentido común de la sociedad en cada momento, pienso que el empresario debe tener facilidades por parte de las instituciones para poder realizar su actividad lo más eficiente posible y sea capaz de generar, evidentemente tiene que devolver a la sociedad ese favor empezando por tener a sus empleados felices y contentos para que sean más productivos tanto para su empresa como para la sociedad, muy idílico todo... lejos de lo que ocurre, el sentido común es el sentido más utópico en esta sociedad. Espero no haberte aburrido con mi pesimismo por mi situación personal laboral. Como siempre excelente lectura de tus artículos maestro.
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