Un periodista la vio en la India. Pero Sanjay Pandey no pudo reprimir las lágrimas tras hacerle la foto y luego seguir sin más su condición de reportero. conoció su enfermedad que tiene esa niña, Shalini, y el sufrimiento que implica en su vida desde que cumplió 7 años. Actualmente Shalini tiene ya 16, aunque sólo mida 1,40 ms de altura y parezca aún más chiquita en su silla de ruedas. No se fijen en su piel sino en la luminosa inteligencia que chisporretea por sus ojos negros...
(Foto by Josele Lanza, obtenida del diario www.elideal.es)
Su padecimiento es genético, se llama Ictiosis laminar, afecta a la piel hasta límites de dolor insoportables, haciendo que la dermis se rompa una y otra vez ligada al resto de tejidos adyacentes. Es una de esas enfermedades denominadas raras. En España (desde donde escribo), por ejemplo, la enfermedad afecta a uno de cada 200.000 niños.
Otro periodista, Paco Rego (merecen ser nombrados), se ha implicado en la vida de Shalini tras verla en la imagen de su colega indio, en las redes sociales (unas herramientas de nuestro tiempo que, como ya hemos dicho en otras ocasiones, encierran todo lo bueno y lo malo según quién las utilice y cómo lo haga). 8.000 kilómetros después, Shalini está siendo atendida por un equipo médico multidisciplinar de excelencia profesional y humana que incluye al Jefe de Dermatología del Hospital Clínico de Málaga, el Dr. Enrique Herrera (los 19 médicos pertenecen a la International Medical Academy, fundada en Marbella y presidida por el prestigioso neurocirujano Miguel Ángel Arráez)
Shalini ya no tenía ganas de seguir viviendo. O, al menos, de seguir viviendo como vivía, doblada de dolor y encerrada por su extraño aspecto, por lo que la llamaban niña serpiente. Nunca salía a la calle. Sólo miraba por la ventana. Ahora podrá mirar las ventanas desde fuera. Tendrá que medicarse de por vida, pero mejorará muchísimo. Durante un año la medicación la costeará una Farmacéutica española. Ya se están previendo los costes para más adelante por parte de quienes han formado parte de la cadena solidaria que la ha traído hasta Málaga, incluida una azafata de vuelo llamada Vanesa que casi no le soltó la mano a la niña. No parece que ninguno de ellos esté dispuesto a perderle la pista ya a Shalini.
Asquea escuchar en los informativos que hay mafias y oportunistas que utilizan esas mismas redes que han salvado a Shalini para engañar a quienes tienen alma solidaria, como ha ocurrido con la campaña falsa de crowfunding que difundió la foto de una niña presuntamente herida en los atentados de Barcelona -que en realidad era una niña enferma en un hospital norteamericano- para obtener dinero que ayudase a su recuperación. Felizmente ha sido detectada a tiempo por la Policía -si queréis más información: http://www.elmundo.es/cataluna/2017/09/15/59bab240e2704e27398b461d.html-
Por eso traigo aquí la pequeña gran historia de esta niña india, hoy un poco malagueña también.
Respecto a los dos periodistas implicados en que Shalini salga adelante, que Kapuscinski (“Los cínicos no sirven para este oficio”) les bendiga.
Alegra muchísimo que haya historias tan tremendas como esta y que acaben bien, a la vez que repugnan los casos como el último que cuentas. Enhorabuena y los mejores deseos para Shalini, y a ti, gracias por traerla aquí.
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Es una obligación moral y, de una manera más pragmática, de defensa propia por un mundo más habitable, @pinus, traer historias como ésta aquí y a cualquier foro con un mínimo de proyección posible. Gracias a ti por leerla
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