Existen historias de terror y pánico que pasan en Hospitales, pero a veces las peores pasan en los sitios más desolados del mundo, donde alguna vez la vida y la civilización se desarrolló para dejar marcas para siempre.
Era una tarde de enero de 1973. Dos jóvenes excursionistas, biólogos y aventureros quisieron pernoctar en un área densa y cubierta por la selva en busca de nuevas especies de la flora lugareña, se adentraron por casi una semana a sitios donde aún la vegetación era virgen y en un momento de asombro empezando esa misma tarde, se dieron cuenta de que se tropezaron con un gran e increíble edificio o estructura aparentemente por muchos años abandonado. Los árboles y plantas se devoraban cada sitio del edificio y mientras trataban de darle explicación a semejante estructura en medio de la nada descubrieron una entrada donde apenas se podía leer “Emergencia” y sobre esta en el último piso una inscripción que decía “Hospital Metropolitano de la Capital”. Uno de los dos sólo repetía mil veces la oración “no puede ser, no puede ser, no puede ser”; mientras atónito su compañero solo tomaba fotos con su antigua cámara. Se podía ver claramente lo grande que era el sitio, un hospital enorme para una población muy pequeña y nada que ver con ser una capital. Había un camino que llegaba a un portón principal donde detrás empezaba bruscamente la selva sin sendero alguno y un gran claro en el centro del edificio, puertas, modernos ascensores nunca antes vistos con los de su época, no entendían porque la puerta era de vidrio y sin manilla, televisores gigantes y pequeños de todos los tipos apagados e invadiendo el hospital y aparatos desgastados que jamás se les habría ocurrido pensar para que eran o servían. No creían como había hasta una sala para radiografías cuando apenas se hablaba de las controversias de usarlo en seres humanos. Pero no había ni un alma, ni una respiración más que las suyas y el eco de las aves y animales en cada pasillo.
Subieron hasta la azotea en último piso por las escaleras y decidieron que, aunque era impresionante el sitio y daba mucha confusión era un excelente sitio para acampar y recolectar información de la fauna, flora y de lo que había ocurrido en ese mismo Hospital en medio de la nada.
Para mitad de la noche lo peor se hizo esperar, ante una especie de susurro que no calmaba uno de los jóvenes despierta al otro quienes estaban en la misma carpa y empiezan a afinar los oídos hasta que claramente oyeron la voz de un caballero diciendo “este el tratamiento que se va a tomar, recuerde que son 2 pastillas cada 8 horas por una semana y…” Sus corazones se helaron por un momento para latir tan rápido que podían oírlos. Cada vez escuchaban ruidos diferentes y cada vez más nítidos, solo por esos espantosos sonidos pudieron darse cuenta que donde dormían era el pasillo donde se escuchaban rechinar un montón de camillas y aparentemente una algarabía se armaba mientras algunas voces decían “prepárense para la emergencia, traigan a los cirujanos, que acuda el emergenciólogo ¿Dónde está el carrito de reanimación?”. Las voces eran cada vez más fuertes e impactantes, había realmente algo afuera, era imposible que los dos estuviesen alucinando lo mismo. Así que se decidieron y al mismo tiempo abrieron la puerta de su estrecha carpa y al mirar afuera: La oscuridad y el silencio volvieron a inundar la estructura abandonada. Solo sus respiraciones agitadas mezcladas con un pulso tan fuerte como acelerado podían escucharse en esa profunda soledad.
Luego de unos cuantos minutos que parecían horas, uno de ellos reaccionó y quiso levantarse para averiguar. Pudieron ver en ese momento como de repente luces intermitentes de azul y rojo como una patrulla empezaron a llenar la habitación. Había algo o alguien afuera en el patio. Se asomaron por la ventana y una estrepitosa sirena en medio de la selva empezó a sonar como si fuera el fin del mundo acompañado de pitidos de cornetas y algarabía nuevamente, pero en nada parecido a las ambulancias de su época observaron precisamente una de ellas afuera con un estilo muy moderno y elegante. Luego de eso, varias siluetas humanas apenas oscuras y poco definidas bajaban una camilla tras otra de infinidad de al parecer pacientes de una tragedia. Entre ellos se pellizcaban todas las veces posibles para despertar de esa pesadilla y nuevamente fueron paralizados cuando dos siluetas voltearon a la ventana de donde ellos veían y con una mirada roja se acercaron abruptamente y de manera tan espantosa que los dos jóvenes desmayaron finalmente.
A la mañana siguiente despertaron rápido e inmediatamente tomaron sus cosas para irse de ese sitio, bajaron las escaleras casi sin mirar atrás ni a los lados y se tropezaron con una inscripción en una placa donde decía: “Este Hospital fue refundado en el año 2017 tras la tragedia de las grandes masas del ataque nuclear”. Insólitos aún, siguieron caminando cuando en medio de la nada y sin ninguna persona a plena luz del día aquella ambulancia se encontraba parada y prendida y desde un altavoz se oyó decir “encontramos nuevos camilleros” …
El Hospital Metropolitano de la Capital efectivamente se fundó en el año 2017 y se cuenta que, en la foto de su inauguración se encuentran dos personajes que nunca fueron identificados como personal del Hospital. Jóvenes, vestidos de una época muy diferente y con cargamento en sus espaldas.
Nota: Todas las imágenes son de mi propia autoría.
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¿esa es la estación biológica Rancho Grande en el Herry Pitier? la conozco muy bien.
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Así es @breili, el sitio mismo de acción... Pasé una mañana por ahí donde se me ocurrió esta historia. Tienes una excelente memoria. Y es un sitio increíble.
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son lugares que no se olvidan y ciertamente inspira historias de terror sobre todo si haz pasado la noche ahí
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Yo particularmente pase hace muchos años dos días allá y realmente es un ambiente que inspira miedo.
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Disculpa la ingenuidad, pero eso es cierto? O solo es ficción? Que historia tan excelente!
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Hola @jfuenmayor96, la historia es 100% original mía. Las fotos son de un sitio real pero no tienen que ver con la historia tampoco. Gracias por tu comentario, me alegra que te haya gustado. :)
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la verdad es que me meti en la historia, jejej y no se si sea cierto o fantasía,,, y donde queda eso,, osea ?=?=?=?
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Hola @cajalias7, jajajaja tranquila que no es real la historia, es 100% basada en mi imaginación y las fotos pertenecen a un sitio del Parque Nacional Henry Pittier en Aragua (Rancho Grande), una estación biológica.
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JEJEJEJE , q tal este me hizo creer,,, bueno esa es la idea... pero me parece extraño el lugar la verdad no me como el cuento de una estación biológica,,, eso tiene mucho tiempo y es una estructura organizada,, para mi fue un lugar de alguna agencia secreta.
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Jejej Así es. Anteriormente era otro tipo de estructura pero hoy pertenece al parque nacional :)
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