La sibilancia se define como un sonido musical y continuo que se origina en las oscilaciones de las vías respiratorias estrechadas, las cuales se escuchan sobre todo al momento de la espiración como consecuencia de una obstrucción critica de las vías respiratorias. Los lactantes tienden a presentar sibilancias debido a unas características de la mecánica pulmonar propias de estas edades las cuales son diferentes en los niños mayores y en adultos
Bronquiolitis:
La bronquiolitis aguda es una enfermedad que se caracteriza por ser predominantemente de origen viral, del cual el virus sincitial respiratorio (VSR) es el responsable de más de 50% de los casos. Entre los otros virus responsables se encuentran el parainfluenza, el adenovirus, el Mycoplasma y, ocasionalmente otros virus.
La bronquiolitis es más frecuente en varones, en aquellos que no han recibido lactancia materna y en personas que viven en hacinamiento. Las manifestaciones clínicas de las enfermedades respiratorias de vías bajas en los lactantes suele ser mayor que en los niños de mayor edad los cuales toleran mejor el edema bronquiolar. Los lactantes que tengan unas vías respiratorias de menor calibre o una menor función pulmonar tendrán una evolución más grave.
El niño del cual se sospeche tenga bronquiolitis aguda se deberá vigilar la frecuencia respiratoria y revisar si posee la talla adecuada para su edad y descartar retraso en el crecimiento. En el caso que se dé la ausencia de sibilancias audibles no es tranquilizador si este muestra signos de dificultad respiratoria porque la obstrucción completa al flujo aéreo puede eliminar las turbulencias que causan resonancia del sonido. Los signos de dificultad respiratoria más frecuentes en la bronquiolitis son la taquipnea, el aumento de esfuerzo respiratorio, el aleteo nasal, el tiraje traqueal, las retracciones subcostales e intercostales y el uso excesivo de músculos accesorios.
La bronquiolitis aguda generalmente esta precedida por la exposición a un contacto de mayor edad con un síndrome respiratorio leve. Primeramente el lactante desarrolla una infección respiratoria alta leve, con presencia de estornudos y rinorrea clara, acompañado de pérdida del apetito y fiebre de 38,5-39 °C, con variantes entre una ligera hipotermia con una fiebre muy alta. Gradualmente de instaura la dificultad respiratoria, disnea e irritabilidad. Pueden presentarse otros síntomas sistémicos como diarrea o vómitos.
El diagnostico suele ser clínico, especialmente en un lactante previamente sano el cual presenta un episodio de sibilancias por primera vez. También se puede indicar una radiografía de tórax la cual muestra una superinflación pulmonar en los casos de bronquiolitis aguda.
El tratamiento de un lactante con sibilancias dependerá de la etiología subyacente. En los lactantes pequeños, se puede continuar administrando medicaciones inhaladas a través de un dispositivo MDI con mascara. Los broncodilatadores consiguen una mejoría ligera y a corto plazo de la clínica.
Los lactantes con bronquiolitis aguda presentan mayor riesgo de desarrollar problemas respiratorios en las primeras 48-72 horas tras la aparición de la tos y la disnea. Los lactantes con bronquiolitis aguda que presentan dificultad respiratoria deben ser hospitalizados con tratamiento de soporte. Si presenta hipoxemia, se deberá administrar oxigeno humidificado frio. Se deberá evitar la administración de sedantes dado que puede deprimir el impulso respiratorio. El lactante puede sentirse más cómodo si se le sienta con la cabeza y el tórax elevados formando un ángulo de 30° con el cuello extendido. Dado que existe el riesgo de aspiración del contenido alimentario de deberá realizar la colocación de una sonda nasogástrica, sin embargo, si existe riesgo de descompensación respiratoria que obligue a la intubación traqueal, se debe mantener al niño en ayunas y solo administrar líquidos por vía parenteral