Qué raro que Estados Unidos y varios miembros de la comunidad internacional estén preocupados por la democracia de Venezuela cuando hay muchos otros países en similares condiciones políticas. Sin duda, el adalid de la democracia no desistirá en su afán de exportarla a todos los pueblos indefensos del mundo. Porque, claro, nadie puede defenderse solito y necesita la desinteresada ayuda de mi tío, este viejo campeón del ajedrez internacional. Hoy es Venezuela, mañana será... Espera, ¿dónde más hay petróleo en zona geopolíticamente estratégica?
No es de extrañar si leemos un poquito de historia y dejamos a un lado el ardor pasional que suele surgir en situaciones tan complejas. No extraña que antes de Venezuela haya existido un Libia, un Irak, un Afganistán y, sí, no podía faltar un Siria. El denominador común es: expansión. Desde luego, el Imperio tiene que ganar influencia en el tablero internacional y no puede dar la mano a torcer ante la amenaza escalofriante de Rusia o el peligro inminente de que China le coma el mandado.
Y luego está la doble moral de las naciones, de los supuestos luchadores sociales y de todos aquellos que un día despotrican contra Trump (no importa si es recto o zurdo, el negocio es el mismo), y al otro están alineados con su postura, listos para inclinarse y decir: ¡Vénganos tu Reino! Pero de eso da pereza hablar, pues nunca acabaría de contarte los entresijos y contradicciones de esta clase de gente.
Solo quiero señalar tres cosas:
La postura actual de México es la de la libre determinación de los pueblos y la no intervención en sus asuntos. Por supuesto que es criticable desde ciertos puntos de vista, pero también es una vía a la solución pacífica de los conflictos. De más está decir que la presión recibida de parte de las «autoridades morales» será enorme porque «¿cómo puede ser que seáis tan indolentes con el sufrimiento del pueblo venezolano?». Sin embargo, yo les preguntaría: ¿tanto les cuesta usar la cabeza para resolver el problema? ¿Alguien piensa en Arabia Saudita y su régimen no menos totalitario? Ah, pero como es amigo de mi tío, no pasa nada, que siga la fiesta de los petrodólares. ¿Alguien piensa en los países pobres, sin influencia y sin recursos energéticos? Ah, es que... ¿quién rayos piensa en un país como esos? ¿Vale la pena levantar la mano por alguien que no te podrá pagar las toneladas de democracia que generosamente le darás? Ojalá que México sepa resistir porque, ¡joder!, allí también hay petróleo y un presidente poco atractivo a los intereses gringos. Ve tú a saber qué clase de cuento se van a inventar para querer meter las narices en lo que hasta hace poco tiempo fue su patio trasero.
Por otra parte, ¡qué fácil es decir: «soy el presidente interino, reconózcanme como tal»! ¿Con el apoyo de cuántos venezolanos (sabiendo que Guaidó es de la derecha)? ¿A esa fanfarria se le puede llamar un gobierno legítimo? (Que lo de Maduro no es que sea la cuestión más pulcra del mundo, ¿vale?) Hace años, en México, Andrés Manuel López Obrador se proclamó «presidente legítimo», luego de que supuestamente le hubieron robado las elecciones en 2006. Claro que fue chocante tal autoproclamación y, a pesar de que, efectivamente recibió gran apoyo del pueblo y hay ciertas evidencias del fraude electoral, al poco tiempo él mismo se dio cuenta de que la vía era otra. Y allí está la historia. Se la jugó dos veces más, y a la tercera venció, por medios legales, rompiendo marca de votación, y a costa de todos los obstáculos que a día de hoy le siguen poniendo la oposición, los medios de comunicación, las corporaciones y, cómo no, la mano negra de mi tío. ¿No puede hacer algo similar el señor Guaidó o quienquiera que crea que las cosas deben cambiar? ¿Tanto le pesa la lucha política? (La situación política de Venezuela no es la de México, además de que hay otros factores, pero ¿ya vieron a quién están vendiendo su alma con tal de solucionar rápido el conflicto?)
Finalmente, que no se confundan conmigo. Mi simpatía no va para con Maduro pues ni le conozco ni vivo en Venezuela. Tampoco soy un fanático ideológico ni le apuesto al cien por ciento a figuras políticas, que no dejan de ser falibles como todo humano. Mi posición es centrista, y apuesto por la libertad y los derechos humanos. No obstante, creo que la humanidad ya tiene tiempo que debió haber dejado de lado los juegos infantiles y las estupideces que la conducen siempre a un callejón sin salida, donde todo se resuelve por la violencia. A menos que creamos que la guerra es una buena forma de depurar la especie... Como sea, se espera que Venezuela resuelva sus problemas de manos de sus propios ciudadanos y no con las sucias garras del águila calva. Solidaridad y respeto para todos los venezolanos, sin importar su postura política, quienes merecen vivir en paz y ser realmente libres.
Fuente: Kurious
Para refrescar un poquito la memoria, acá un vídeo que compara la retórica de Estados Unidos frente a este tipo de situaciones. Lo resultados ya han pasado a la historia, y no creo que los venezolanos quieran convertirse en la Libia sudamericana.
Los problemas están en el día a día enfrentarlos o arrodillados a ellos es dependiente de cada uno o te levantas o te sigues arrastrando en fin la migración siempre hubo y siempre habrá.
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