Porque lo que escuchas lo escribes hasta que escuchas silencio, luego solo escribes.

in spanish •  5 years ago  (edited)

Ithy.gif

No tengo escritos significativos. Aún. Quizás algunas frases, unos cuantos párrafos, unos capítulos sin terminar de algo que nunca tomó forma. Que la única forma que vio la luz de aquellos capítulos sería la mera intención de escribir aquellos. La forma está dentro de aquella intención. La intención es breve, y no se puede extraer la forma de aquella intención, pero no debido a que estén unidos inherentemente uno al otro, sino porque la intención ya no existe, o al menos, ya no existe con tal vigorosidad como cuando apareció por primera vez. Incluso en el momento de mayor impacto durante la escritura, cuando las ideas fluían tal vertiente la cual empujaba contenido con mayor fuerza durante su existencia para aquellos infantes quienes deseaban el agua como si fuese algo por lo cual dependiese su existencia. (Quizás, quién sabe, sólo la vertiente) Incluso en ese momento, la forma estaba ya lejos de ser convertida en algo concreto.

Y es que esta cuestión no es trágica al decir que la forma no volverá. Ni tampoco de generar incertidumbre, desesperación y angustia, de la manera en que la forma estuvo ahí y fue algo volitivo el no haberla realizado en algo concreto. Esta incertidumbre causada por la existencia de aquella forma no existirá jamás. Hasta la forma tiene mayor grado de existencia que aquella incertidumbre. La incertidumbre no existe porque no había conocimiento de aquella forma en su estado impoluto, terminado.

¿Qué se hace entonces?

Nada. La forma ya no está. A menos que la intención contenga la forma de manera explicita, de tal manera que la forma sea parte de la intención y no la forma un elemento extraíble de la intención, o la intención haya nacido (de manera también explícita) a la vez con la forma, la forma ya no está.

En aquellos capítulos sólo había intención. La intención en si lograba como resultado entregar algo semejante a la forma original. Quizás aquello contribuía a la ilusión, y a la esperanza, que entregaba energía para seguir con la intención hasta que me diese cuenta que es inútil encontrar una forma para aquel escrito.

Cuando la forma sí está, lo cual no puedo asegurar con total certeza que me ha pasado, por lo tanto la manera de exponer aquel evento es probabilística, siendo esta alta. Cuando la forma sí está, la fidelidad de ésta con la forma original corre riesgo, puesto que ahora puede ser afectada por el ambiente. Esto no es algo binario, sino suavizado, puesto que al estar expuesta la forma presente ‒ creada por la intención, la cual es un lienzo en blanco exageradamente similar a la forma original ‒ al ambiente, es afectada de inmediato por él. Quizás en un grado menor, de baja ponderación, pero es afectada.

Muchas son las preguntas las cuales surgen a partir de esto, como por ejemplo, si el efecto de este ambiente puede ser revertido o intercambiado mediante la sobreposición de otro ambiente, o, algo a todas luces inviable luego de expuesto este marco teórico, si existe la abstracción de todo ambiente para conservar la forma original intacta durante el proceso de creación de estos escritos. Algún día lo discutiremos a fondo. Lo importante en esta oportunidad es cuál es uno de aquellos factores ambientales que afectan directamente y que, a diferencia de otros factores, es imposible de deshacerse de él. Existe una parte de la población que desde su nacimiento se abstrae de este factor. El factor, para no existir como ambiental, debe haber estado ausente continuamente, desde siempre. Una abstracción temporal de él no es algo posible, puesto que la abstracción temporal más lógica sigue siendo en si un factor.

Hablo del sonido.

Muy probablemente esta haya sido una pregunta frecuente dentro de los escritores. ¿Qué escuchar al escribir? Nótese que la pregunta sería muy distinta si fuese ¿Qué escuchar para escribir? Una es fatalista, y la otra es consecuencialista. La primera conlleva aceptar, o al menos, considerar, el fatal destino del cual no se puede escapar, se debe escuchar algo al escribir. Irremediablemente es así. La otra es consecuencialista, puesto que se refiere a que, antes de escribir, se debe escuchar algo, algo especial. Por lo tanto, el escribir es consecuencia de ese sonido especial.

Entonces: ¿Qué escuchar al escribir?

No existe una sola respuesta para esta pregunta, y si existiese, carecería de universalidad. Lo que escucha una persona puede no escucharla otra. Esto es biológico, es la inevitable presbiacusia. A medida que pasan los años, el rango de frecuencias que el oído puede escuchar se va acortando. Por lo tanto, biológicamente, lo que escucha una persona podría no ser escuchada por otra. Lo cual implica que, si existiese esa única respuesta a la pregunta, no sería universal debido a un impedimento biológico irremediable. Esto demuestra la mutua exclusividad de la única respuesta y la universalidad de ella.

presbyacousie_es.gif

A partir de esto existe una posibilidad de una excepción a nuestro «teorema». Algo universal. Algo del cual podría ser la salida a esta interrogante eterna a la cual se ven expuestos los escritores. Algo del cual probablemente los lectores hayan descifrado por si mismos, inteligentemente, e incluso algunos lo dieron por hecho y han decidido no llegar tan lejos en este artículo, puesto que para algunas personas es algo obvio. Estoy hablando del silencio.

Sí. El silencio puede ser la respuesta. Y es que el silencio es la respuesta más aceptada a nuestra interrogante. ¿Deseas leer, reflexionar, escribir? Ve a un lugar con silencio. Quienes fomentan el silencio al nivel de ser una virtud dentro de este espacio físico son las bibliotecas. El silencio dentro de una biblioteca es más que ley. Es inherente a la biblioteca en si. No obligatoriamente, claro está. Pero el silencio está unido a biblioteca de una manera parecida a la forma con la intención. El silencio es respeto, es virtud, es paciencia, es paz. Lastimosamente el silencio no es universal. Existen distintos tipos de silencio que podemos notar. La mera ausencia de conversación es un tipo de silencio. Para algunos, la ausencia de comunicación. Para otros, el silencio es la ausencia de sonido. Para ciertas personas, nuestro silencio ideal es lo todo, es eterno, pero para ellos no es silencio, es la mera realidad. De aquí que silencio para ciertas personas es simplemente la ausencia de conversación y de sonidos con cierta intensidad. Silencio puede ser para alguien el estar en el aire libre, siendo el silencio, sonido. Sonido del viento, de los pájaros, del mar, de la hierba. El sonido puede ser silencio y el silencio puede ser sonido. Increíble. Silencio para otra persona es notablemente la ausencia de sonido con un margen de error muy acotado. Pasos, viento, un tren, un pequeño movimiento, hasta el sonido más lejano para una persona puede significar la pérdida de silencio, lo cual la lleva a desconcentración, pérdida de su estado de abstracción propia. Mientras que para el primer caso, ese sonido es silencio.

Y aunque el silencio sea lo más cercano al silencio ideal y eterno, en términos físicos, medibles por ejemplo con un decibelímetro, nuevamente la universalidad de esta realidad medible se ve perturbada por factores biológicos. En este caso, acúfenos. Pitido en uno o ambos oídos. Puede ser temporal, pero en varios casos es permanente. Esto conlleva a que inclusive en un estado de silencio ideal, una persona con tinnitus seguiría escuchando un sonido. La universalidad del silencio se acaba de caer a pedazos.

Entonces sonido no incidental. Música.

Es maravillosa. Quedará para otro día, pero la considero la mejor de las artes, por ciertas razones que, como dije, otro día enumeraré. No deja de ser maravillosa. Este artículo se escribe gracias a Ambient 1: Music for Airports de Brian Eno. El calmante piano y sus simples melodías han dado lugar a esta obra. Y lo confieso. Ha sido «gracias a», y no «a pesar de». Es «gracias a» porque escribí lo que escuché. Hay música dentro de estos escritos. Vagos conocimientos de otorrinolaringología, filosofía, y una intención es la manera de representar en este instante la obra que estoy escuchando. Una forma previa, pero posterior a la original, existió sin que pase por mi mente el nombre del álbum que estoy escuchando. Pero el resultado, con la misma intención, fue otro, fueron estos escritos.

Cabe destacar que esto es algo completamente nuevo, independiente de los conocimientos expuestos acá y de la música que escucho. No es un escrito sobre el silencio con un toque de Music for Airports, ni Music for Airports sobre el silencio, sino un escrito sobre el silencio. Pero aún así, la música no puede desaparecer de los escritos, pero los escritos no desaparecerán de la música. Cuando vuelva a escuchar este álbum, así como recordé los momentos en los cuales lo escuché anteriormente, recordaré ahora la madrugada en la cual escribí. Este escrito no desaparecerá de la música. Su efecto es permanente, y gracias a Dios, ahora es terapéutico.

En 1993, Thomas R. Lord y Joann E. Garner de la Indiana University of Pennsylvania experimentaron con 60 pacientes que sufrían de Alzheimer, y los expusieron a música de su época. Éstos, luego de escuchar sonidos que habían percibido con anterioridad, en este caso en su juventud, mostraron mejoras en su ánimo, interacción social y, lograron recordar. Lograron recordar ciertas cosas. A esto es a lo que me refiero cuando digo que los escritos no desaparecerán de la música. Los escritos para la mente del escritor pasan a ser recuerdos. Estos recuerdos no están aislados con los sonidos del ambiente en el que está, y en este caso, no estarán nunca más aislados de este álbum de Brian Eno.

Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él. (1 Samuel 16:23 RVR1960)

La clave para el silencio

Quizás el lector ya asumió la realidad expuesta en los párrafos anteriores: El silencio no existe. El silencio hasta ahora, como lo he presentado, es un estado ideal, imposible de alcanzar en términos físicos, y el cual no es universal. De esto no pueden surgir más preguntas. También el lector probablemente haya asumido que es imposible de prescindir del factor ambiental, y de tal manera, la tarea de plasmar la forma original es, inalcanzable. Acá surge el giro inesperado.

La gracia del silencio dentro de nuestro marco teórico es ser la última barrera de la abstracción de los factores ambientales para lograr exponer la tan ansiada forma original. La cual es inalcanzable hasta que te das cuenta que el real silencio posible es, en realidad, el propio interno. No me refiero a un voto de silencio, sino a que el nivel de abstracción en la tarea está directamente relacionado con el grado de silencio alcanzado. Mientras mayor sea la concentración, dedicación, y por sobre todo, la abstracción personal en esa tarea en si, existe una pérdida de noción, en la cual la visión, la sensación del tiempo, profundidad, e incluso la audición, pasan a un segundo plano, en el cual el ser se aleja del ambiente en el que está debido a que su alma es la que pertenece en ese instante a la realización de la tarea.

Este nivel de abstracción es completamente alcanzable, sucede pocas veces, y en ciertos escenarios para ciertas personas. Aquellas personas que alcancen este nivel de abstracción, alcanzarán no solo el silencio, sino su elemento. Esto causa felicidad, realización personal y define la razón de ser de cada individuo. Quienes hayan sentido este nivel de abstracción se habrán dado cuenta que la realización de aquella tarea en la cual se abstraen es en realidad una de las razones por las cuales deben vivir. Quien alcanza esto, alcanza la felicidad, y también el preciado silencio. De esta manera el nivel de abstracción es el único factor ambiental del cual depende la escritura, prescindiendo de todos los demás por si solos, manteniendo solamente aquellos que estén unidos al nivel de abstracción.

Lo cual no conlleva a que el silencio es relativo. La manera en la cual se llega al silencio, que es entonces, la manera en la cual se llega al nivel de abstracción adecuado, cercano al total, esa manera es relativa. Depende de cada persona el momento, lugar y la tarea en la cual puede llegar a este nivel de abstracción. Pero el nivel de abstracción en si, como concepto, es algo que sucede a todas las personas que lo alcanzan. Con esto, además, el silencio deja de ser un factor físico el cual depende de muchas veces de lo biológico, sino que es un estado del ser.

Así encontramos lo universal en el silencio.

Abur.

Sebastián Sáez Moscoso
18

PD: Sí, la intención es idealista, abstracta.
PD2: Este artículo me incita a seguir otorrinolaringología. La oftalmología también me comenzó a llamar la atención anteriormente. Si no fuese por la anatomía de cabeza y cuello, quizás sería algo feliz ahí.

Authors get paid when people like you upvote their post.
If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE STEEM!
Sort Order:  

Congratulations @elgatosaez! You have completed the following achievement on the Steem blockchain and have been rewarded with new badge(s) :

You published your First Post
You got a First Vote

You can view your badges on your Steem Board and compare to others on the Steem Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word STOP

Vote for @Steemitboard as a witness to get one more award and increased upvotes!