La otra noche descubrí de ti cómo tus propios silencios te han hecho una víctima de tu Silencio. Descubrí que en aquel tu momento de borrachera erótica y de sensualidad te escapaste al fin del círculo que te oprime, de ese que te ha mantenido siempre alejada de ti misma, oculta y fuera de una verdad y una realidad que es y ha sido siempre tuya en exclusiva pero que quizás no la veía…¡¡y cuánto quizás habrás sufrido
¿Recuerdas algo de esa conversación? Te pregunté en una ocasión. ¿Te reconoces en ella a ti misma? En un momento íntimo y natural contestaste y te respondiste a ti misma a preguntas que quizás ni tú misma te habías hecho; ocurrió que te vaciaste de tu alma, de tu interior emocional y más íntimo a la vez que te encontraste no con tus silencios sino con ese tu gran Silencio con el cual poco o nada hablas, con el que poco o nada nos paramos a reflexionar; con el que nunca o casi nunca invitamos a escuchar lo que hay de nosotros mismos en nuestro interior.