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El patinaje artístico sobre hielo es algo que, un poco bajo perfil, me gusta. Hay algo absolutamente cautivador en ver a las personas moverse velozmente, sobre una hojilla, sobre el hielo, como si estuviesen volando justo arribita del suelo. Me encanta. Pero me encanta de una forma relajada, poco comprometida. Veo todas las competencias de patinaje de los Juegos Olímpicos pero nunca me preocupo con aprenderme los nombres de los atletas. Así que, si, yo no sabía quién era Tonya Harding antes de ver esta película.
Llegue casi sin ideas a este filme, solo sabiendo que 1) Margot Robbie y Sebastian Stan aparecían en él y que 2) estaba basado en la historia real de una patinadora de hielo. Sin necesidad de que lo diga, mi experiencia con esta película (conociendo tan poco la historia), fue completamente pura y honesta a ella. Me atrapó porque me dejó ser atrapada, y honestamente, si tampoco conoces la historia, tú también te quedaras atrapado. Y si estás muy familiarizado con la historia, entonces, también vas a querer ver como la dicen.
I, Tonya (dirigida por Craig Gillespie y escrita por Steven Rogers) hace un trabajo absurdamente entretenido al contarte la historia de la patinadora olímpica estadounidense Tony Harding (interpretada por Margot Robbie y el joven talento Mckenna Grace, como Tonya cuando era niña), desde sus inicios, con las relaciones abusivas que soportó con su madre, LaVona Fay Golden (Allison Janney), y su primer esposo, Jeff Gillooly (Sebastian Stan), hasta el incidente de 1994 con la también patinadora Nancy Kerrigan (Caitlin Carver) y como la cerrera de Harding terminó poco después.
Pero no es la historia en si –que de por sí ya es bastante entretenida–, y el hecho especial que es una historia de la vida real, lo que más resalta de la película: la mejor parte es la forma en que los escritores decidieron contar la historia, que ya mucha gente conocía.
Ya mencione que el patinaje artístico es algo que me parece particularmente encantador y entretenido, ahora déjenme decir otra cosa que amo (incluso a un nivel mayor del que siento por el patinaje sobre hielo): La ruptura de la cuarta pared. Aunque es algo que no espero que hagan siempre –y ciertamente no debería hacerse en todo–, siempre es agradable encontrar producciones de entretenimiento que dejan a sus personajes hablarnos a la audiencia. – I, Tonya, sorpresivamente para mí, se atrevió a hacer esto.
Además, jugar con narrativas distintas fue increíble, también. Aunque en la realidad yo no sentí ningún tipo de simpatía hacia la mama ni el esposo de Harding, fue bastante interesante escuchar sus opiniones en varias cosas. Le dio, a mi parecer, más dimensión a la historia.
Mi rating para esta entretenida biografía de la polémica Tonya Harding es: