En 1992, Akira Seto logró detectar emisiones de las manos de 3 voluntarios, y tales emisiones las denominó como “campo biomagnético extraordinariamente grande”. Tales ondas magnéticas están ubicadas en el Espectro de Frecuencias Muy Bajas, el cual tiene un rango de ondas que va desde 0.01 Hertz hasta los 30 Hertz.
Específicamente, pudo medir una emisión que iba desde los 4 a los 6 Hz en el primer voluntario, una frecuencia central de 7 Hz en la segunda, y un rango de 8 a 10 Hz en la tercera.
Zimmerman ha sido otro científico que pudo medir una actividad biomagnética del cuerpo humano, pero esta vez las frecuencias se comportaron como un escanner, haciendo un barrido desde los 0.3 Hz hasta los 30 Hz, para posteriormente asentarse en una frecuencia entre los 7 y 8 Hz.
Ésta frecuencia nos conecta con las ondas estacionarias que viajan dentro de la Tierra, rebotando en la Ionósfera y viajando de vuelta a la Tierra. Tales ondas son conocidas como las Resonancias Schumann, y su frecuencia fundamental es alrededor de 7.8 Hz
A pesar de sus descubrimientos, Seto y muchos más piensan que la energía Qi no es el biocampo magnético, sino “fuerza profunda” que no podemos medir. Por tanto, a pesar de los importantes avances en cuanto a la detección del biomagnetismo durante sesiones de curación energética, muchos científicos consideran que tales fenómenos no podrán explicarse del todo utilizando solamente campos electromagnéticos clásicos. Aun así, el primer paso es generar conocimiento suficiente acerca de las propiedades del campo electromagnético humano durante la curación energética. Afortunadamente, la información al respecto ha aumentado bastante desde los tiempos de la publicación del Dr. Seto.
El trabajo e investigación de Margaret Moga está subiendo el listón a un nivel bastante alto, tanto que podría considerarse una evolución en la investigación de la curación energética. En el 2014 publicó “Actividad del campo magnético durante curación psíquica”, y los resultados son bastante interesantes. No sólo eso, sino que también consiguió la famosa Replicación, aquello que la ciencia moderna demanda para poder considerar la validez de cualquier fenómeno. Esto es porque se lograron detectar oscilaciones de campo magnético (CM) que fueron casi idénticas a las ondas reportadas por Zimmerman. Dichas oscilaciones sucedieron cuando los gausómetros de efecto Hall (aparatos indicados para medir campos magnéticos sutiles) se encontraban a corta distancia del cuerpo del terapeuta.
OSCILACIONES DE CAMPO MAGNÉTICO
En general, los resultados del trabajo de la Dra. Moga muestran un aumento en las oscilaciones del CM de baja frecuencia, con valores que superan 1 mGauss. Se realizaron mediciones en sesiones de Toque Terapéutico y también en sesiones guiadas de Relajación Progresiva. Es una gran idea tener en cuenta realizar los experimentos en días donde el campo magnético terrestre tuviera relativa quietud.
La Dra. Moga ha relacionado 3 aspectos básicos de una sesión de energía curativa: el aspecto emocional del paciente, la perspectiva del terapeuta, y las emisiones del campo magnético.
Las oscilaciones de CM de baja frecuencia que emanaban de los terapeutas se pudieron relacionar con las experiencias tanto del terapeuta como del cliente. Ésto se pudo conseguir en 4 sesiones, donde las ondas magnéticas se asociaron a reducción del dolor por parte del cliente y a la vez el terapeuta describía el momento de “liberación energética”.
Un hallazgo curioso fue que -en las sesiones guiadas de Relajación Progresiva- la única persona a la cual se le detectaron oscilaciones de CM de amplitud alta fue alguien bajo el diagnóstico de trastorno límite de la personalidad. Otro resultado interesante fue la detección de actividad de CM cuando la misma Dra. Moga realizó una sesión “placebo” de Toque Terapéutico.Debido a hechos como éstos dos últimos, sigo pensando que no entenderemos el fenómeno de la curación energética si no comprendemos primero la naturaleza de la conciencia.
EL EFECTO PERSISTENTE
La Dra. Moga también pudo comprobar que algunas oscilaciones de CM incluso perduraban por un tiempo determinado, teniendo una duración desde los 30 minutos hasta varias horas, dependiendo en la amplitud de las oscilaciones. Finalmente, las oscilaciones terminarían disipándose. Éste fenómeno es conocido como el “Efecto Persistente!, y ocurre cuando el ambiente permanece distinto durante un periodo de tiempo posterior a la intervención. Dicho efecto se ha comprobado en ratones, y también en sitios físicos, apareciendo frecuentemente en el lugar exacto donde un terapeuta energético estuvo trabajando.
CONCLUSIONES
La Dra. Margaret Moga concluye con una tesis bastante atractiva: los experimentos sugieren que las emociones humanas podrían extenderse fuera del cuerpo y detectarse como oscilaciones de CM de baja frecuencia. La existencia del Campo Electromagnético Humano, o Biocampo, es bastante obvio en la actualidad. Gracias a estudios como el de la Dra. Moga, se consolida la noción de que las principales arterias de éste biocampo bien pueden existir en el espectro de frecuencias bajas.