¿Existió realmente un ser llamado Dédalo?

Entre los temas que permanecen oscuros y cargados de enigmas, y se prestan a infinitas interpretaciones, está la historia de Dédalo. A través de los relatos dejados por la tradición, el famoso biólogo inglés J.S. Haldane aseguraba que tal personaje existió realmente, y que fue autor de una gama sorprendente de inventos.

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¿De Donde Saco Ese Talento?

Entre otras cosas, se atribuye a Dédalo la invención de los pegamentos, el control de la natalidad y la inseminación artificial. Y creó también una máquina excavadora, un horno especial, un robot y, sobre todo, una máquina voladora. De ser verdad tantos portentos, no es de extrañar que los griegos lo consideraran poco menos que un semidiós. En realidad, fue un ingeniero prodigioso, cuyas hazañas técnicas estuvieron muy por encima de los doce trabajos de Hércules, atribuibles más a la fuerza que a la imaginación creadora.

¿Y qué sabemos de Dédalo? Dice la leyenda que debió nacer en Atenas, donde practicaba a la vez la mecánica, la arquitectura y la escultura, renovando continuamente las tres artes. Su sobrino y alumno se llamó Talos, y llegó a adquirir tal habilidad que se enajenó la envidia de su tío. Celoso de su saber, Dédalo precipitó a Talos desde lo alto del Acrópolis, y para evitar el castigo de la justicia escapó a la isla de Creta, donde reinaba Minos.

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Estaba Minos casado con una extraña mujer, de nombre Pasífae, que a pesar de darle hijas tan bellas y famosas como Fedra y Ariadna, tuvo la desdichada idea de enamorarse de un toro (¿no sería acaso un extranjero llegado a la isla?). Dédalo, que trabajaba como escritor en la corte de Minos, atendió el pedido de la reina y fabricó una ternera de madera, en cuyo interior se colocó la mujer y pudo saciar su pasión.

Según la mitología, el hijo de amor tan insólito resultó con cuerpo de hombre y cabeza de toro, el famoso Minotauro. Para que nadie viera al horrible bastardo, Minos ordenó a Dédalo que construyera el laberinto donde encerraría al monstruo. Pero para nosotros resulta claro que detrás de esa farsa se oculta un misterio, ¿Era el Toro un ser venido de otra parte, de aspecto muy distinto a los cretenses? ¿Hemos de suponer que el hijo nacido de aquellos amores clandestinos era un ser monstruoso? Podemos inclinarnos a creer que no.

Sigue siendo un enigma

Y volviendo a la leyenda del vuelo de Ícaro y Dédalo, ¿se trata de una historia creada a partir de un intento técnico? Podemos imaginar que Dédalo recibió rudimentos de ciencia y tecnología de los visitantes llegados de otros mundos, e incluso es posible considerar a los iniciados Cretenses como depositarios de viejas civilizaciones muy evolucionadas. En los murales hallados en el palacio de Cnossos, en Creta, se ven vestigios de enigmáticos aparatos. ¿Acaso Dédalo, al jugar al aprendiz de brujo, trató también de captar alguna energía volcánica, y por culpa de él salto el mundo cretense, que poco después se apagó de manera misteriosa?

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Estas hipótesis no son absurdas. Más absurdo sería no hacerlas, por poco que se crea en la existencia de una inteligencia superior en la historia tan llena de lagunas. Creemos que cuando hayamos interrogado a los mitos con espíritu claro, abiertos a las posibilidades de anteriores triunfos de la inteligencia creadora, contaremos por fin con la solución a tantos misterios que nos presenta la historia de la humanidad.

Robots y maquinas voladoras

Más tarde, Dédalo ayudó a Ariadna a salvar al héroe Teseo, y con ello se ganó la enemistad del rey. Minos lo encerró con su hijo Ícaro en una prisión, donde Dédalo fabricó unas alas de plumas y cera, y en compañía de su hijo abandonó la isla que tan mal lo trató. Pero ¿eran unas sencillas alas lo que hizo Dédalo? ¿No sería una auténtica máquina voladora, que se movía impulsada por algún extraño combustible, igual que su robot? Pero veamos qué robot era ése...

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Se trataba de un gigante de bronce, que vigilaba las costas de Creta e impedía el paso a los barcos extranjeros. Su nombre era Talos, igual que el sobrino de Dédalo. ¿Sugiere esto un tardío reconocimiento al genio del joven que asesinó? Ese robot gigantesco daba la vuelta a la isla tres veces al día, detectaba los barcos y lanzaba sobre ellos rocas y otros proyectiles.

Pero tenía un punto débil, el talón. En cierta ocasión, cuando los Argonautas se acercaron a las costas de Creta, Medea quitó al robot un clavo que taponaba su talón, y Talos dejó escapar la savia vital que daba vida a su cuerpo. ¿Qué savia era ésa? ¿Acaso funcionaba el robot inventado por Dédalo con un combustible semejante a la gasolina actual? Es bueno saber que el uso de ésta era frecuente en la antigüedad. Pero el término "nafta" con que era conocida, no figura en los textos que describen al robot Talos. ¿Habría que pensar entonces en otra fuente de energía?