La ironía más grande de la que me he dado cuenta en estos días, es que, cuando era más joven más viejo quería ser. Y ahora me lamento por todo el tiempo que malgasté pensando cómo sería al envejecer.
No digo que sea malo crecer, pero si hay que saber que esto no significa envejecer, tenemos que entender que todo llega a su tiempo, y no hay que gastarlo pensando en el día de mañana que ni tu ni yo sabemos si conoceremos.
Envejecer para mí es el agotamiento del pensamiento, alguien que ya ha envejecido, es porque ya cree que para sus sueños no queda tiempo, independientemente la edad del cuerpo, pues ya he visto a varios jóvenes viejos.
Al crecer hay que cambiar los hábitos, pero tus hábitos no definen quién eres, pues la persona que eres define tus hábitos, por lo menos casi siempre al ser niño tienes costumbres benignas, saludar, respetar, y a tratarlos a todos con bondad.
Por desgracia esto tiende a cambiar, al pasar de los años mientras cambias de edad también va cambiando tu forma de pensar, lo malo de esto, es que fuera del desarrollo personal y espiritual, también se desarrolla un tumor de maldad, se encuentra esparcida, infiltrada en la sociedad, sólo que al ser niño cuenta no te das.
Un tumor que hace falta erradicar, pero la quimioterapia suele causar dolor y sufrimiento, utilizar fuego con fuego sólo crearía mas incendios, para este tumor yo sólo tengo un cerebro lleno de suero de sueños,
Al envejecer vas perdiendo poco a poco la vista, la mayoría no lo notan, pero cómo no notar que el mundo de colores infinitos está rápidamente perdiendo su vida, comienzas a ver a las personas con los mismos colores, y a juzgarlos con simples crayones sin que te importe salir de las líneas de lo verdadero y lo bueno.
La paciencia se desgasta y con tu mente a todos comparas, los vistes con los mismos zapatos y con la misma talla, lo raro es que terminan envejeciendo antes de tiempo, tan jóvenes y ya se creen muy viejos.
Quizás piensen que me ando contradiciendo, puede ser cierto, eso no lo desmiento, pero yo aún conservo a un niño pequeño, vive dentro de mí, cuidando mis más preciados recuerdos, lo saco a pasear unas horas casi a diario, luego lo vuelvo a esconder para que no vea como el mundo ha cambiado.
Ya no hay héroes en las calles jugando, sólo hay alcohol que los está a todos ahogando, un mundo de suicidas amargados, el niño se va nuevamente llorando, cada vez que tiene que entrar a su cuarto, y yo tengo que leerle recuerdos para calmar su violento llanto.
Al ser joven bastaba con una disculpa para olvidar cualquier error, al ser grande aprendes rápidamente a mirar con rencor, helada tormenta, quisiera que mi cobija mas grande fuera para arropar con ella a la humanidad entera.
Mantita tejida con hilos de amor, amor a mis padres, amor a la vida, amor a la gente, y amor al amor, pienso que el mundo es frio por falta de calor, condenada tormenta, espero que termines muy pronto para que salga el sol y llegue de nuevo el calor.
Creo que este frio es por culpa de crecer, pues ahora tenemos cuerpos grandes, pero desgraciadamente el corazón de la gente nunca pudo crecer, hace falta retroceder, volver sobre nuestros pasos para recordar en donde perdimos nuestra inocente forma de ser.
Solíamos ser soñadores a tiempo completo, ahora sólo soñamos al morirnos de sueño, con la esperanza vacía de ver otro amanecer.
Antes mi mente se inspiraba por todos los trucos existentes que se ocultaban dentro de la magia, ahora ésta yace en libros de ciencia en una biblioteca sin alma, ahora hablar de las estrellas es un signo de loquera, querer volver a viejas eras para mí es un signo de rotunda conciencia.
Y aunque ahora sé que la magia falsamente es real, sigo esperando a las once con once para poderle al tiempo poder un regalo al mundo desear, recordar quienes éramos antes de crecer, volver a los días en que nuestros padres nos decían que todo estará bien.
Irónicamente para ganarse la vida, la mayoría la desperdicia, como comprar unas flores pagando con las semillas, no se si llamarlo ignorancia o codicia, o si sólo es temor a la vida, de tanto trabajo no pueden vivirla, sin embargo, se despiertan temprano para cumplir con la rutina.
Asesinos de si mismos, pues quien mata sus sueños comete suicidio, suicidio pacifico es querer envejecer y dejar de ser niño, y si dejar de creer en si mismos es un crimen, inmediatamente se volverá su castigo.
Así que yo no quiero dejar de ser un joven niño, ya que envejecer implica que el mundo perderá su gran brillo, y como todo niño miedoso le temo a la oscuridad, pero de conocerla como yo de seguro que tú también le temerás a ese mundo de maldad.