Las melodías que escucho son un reflejo del amor que siento por ti, me llevas en el aire con tu existir, quiero expresarte mi amor con una canción, pero no encuentro la ideal que hable de ti y de mí, escuché sonatas dedicadas a la luna, cerré los ojos y te vi, pero algo le faltaba al sonido para parecerse a ti.

Pasé a escuchar notas de una música suave, para encontrarte, vals de enamorados me parecen perfectos para describir tu rostro el primer día que te vi.

Sin embargo en los sonidos faltaba la fuerza, algo del brillo de tus ojos, pensé entonces que un allegro se acercaba más a lo que siento junto a ti, al movimiento apresurado de mi corazón emocionado por el roce de tu mano cuando te acercas a mí.

Dulces melodías, vivo ilusionado por el eco de tu voz en mi cabeza, cuando susurras que me amas con tu aliento avivado entre mis brazos que te tienen presa.

Quizá puedo llamarte el adagio de mi vida, más evocando la lingüística que la música, por eso de ser fácil de memorizar pero imposible de olvidar, por aquello de expresar una experiencia importante, en este caso por ser la melodía suave que no quiero dejar de escuchar.

Notas de una música suave, te dedico a ti, las notas de mi corazón que te jura no dejarte partir, de mi pensamiento que se aprende tus alegrías para hacerlas mías, para acompañarte noche y día hasta el fin.