DESÁNIMO ESPIRITUAL: CON LA PALABRA Y SIN ACCIÓN (PARTE I)

Somos seres destinados a brillar pero nos empeñamos en entenebrecernos en el desánimo.

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.(Col. 1: 12, 13.)

De acuerdo a la Real Academia Española, la palabra desánimo, significa: Falta de ánimo, fuerza o energía para hacer, resolver o emprender algo. En hebreo, significa estar sin fuerzas para seguir adelante.
En ambos contextos semánticos, el significado se encuentra asociado a una condición específica a la que llega una persona, en la que se siente sin energías o fuerzas para continuar. Ciertamente, ha llegado hasta algún lugar determinado; pero, se siente sin capacidad para continuar.
Es decir, hasta aquí llegamos. NO hay fuerzas para continuar.
El desánimo nos paraliza por completo. Perdemos todas nuestras facultades emocionales, espirituales y físicas. Sabemos que hacer pero NO hay energía para realizarlo.

Ahora bien, cuando se trata del desánimo espiritual, la mente sufre un bloqueo que impide que actuemos según los principios que Dios ha establecido para sus hijos.

A pesar de conocer su Palabra, NOS sentimos sin fuerzas para cumplirla. ¿Les suena familiar esta afirmación?

Una persona desanimada espiritualmente se aísla de los demás, por ejemplo: Esta persona puede comenzar a quejarse y no actuar para remediar el motivo de su queja. Como consecuencia desanima a los miembros de su propia familia.
2 Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! (Números: 14:2)

Estos personas llegan a tener pensamientos como: “Dios no me toma en cuenta”; ¿“Como Dios va a permitir este problema en mi familia?”; “Estoy viviendo una situación difícil y a nadie le importa”
3 ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? (Números: 14:3)

Las personas desanimadas se tornan críticos y murmuradores, aun en contra Dios, respecto a los líderes de la iglesia, contra otros creyentes.
El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová. (Números 16:41).

Una persona desanimada no siente ni experimenta la presencia de Dios en su vida; y por ello, no se encuentra en coindiciones de llevar luz a quienes le rodean.
Además, se muestra insensible a la necesidad de la gente, a la oración, y a la Palabra de Dios. La escucha, la conoce; pero, es incapaz de vivir conforme a ella.